domingo, 1 de mayo de 2011

CRISTINA DE LAS HURDES

Era tu fuerza tan grande, Cristina, que has tenido que tomar aliento para hablar. Fue tu emoción tan fuerte, aun flanqueada por tus cuatro compañeras y tu compañero, que apenas si pudiste agradecer el apoyo de toda tu comarca y los aplausos que ahogaban tu voz; dar las gracias a todos y agradecer el apoyo de tu familia.

Eres menuda, Cristina; pero tu fortaleza es tan grande que brillaste en una puesta de largo jamás soñada. Cuatro mujeres y un hombre jóvenes te arropan; oyéndote y aplaudiéndote, tus secretarios general y provincial, la comarca entera pendiente de ti y los tuyos; “los coloraos” de Gervasio, de Miguel y de Javier; candidaturas nunca vistas, con más mujeres que hombres, en la comarca que pasó del olvido secular a tener un lugar en el mapa, a ser referente turístico, porque habéis pasado del blanco y negro al color; de estar apartados del mundo a estar en él con todos los signos de la modernidad en alza.

Habéis querido, Cristina, sintetizar vuestro dinamismo con candidaturas jóvenes; con mujeres a las que han negado la igualdad y hasta el empleo; habéis tomado el relevo del alma y corazón socialistas de vuestra comarca, Francisco; de vuestros abuelos y padres, durante tantos años encorvados sobre la tierra que apenas daba para vivir. Os habéis rebelado contra las injusticias todas de las que fueron víctimas vuestros predecesores y habéis dicho: aquí estamos; queremos a nuestra tierra; no deseamos ser ni más ni menos que nadie; pero tampoco que nos nieguen nuestros derechos y nuestro futuro.

Todos han hablado, poco, pero bastante; Eduardo, o la llamada a arrebato; Gervasio, o la pasión por su tierra; Miguel, o la persistencia de un mensaje; José Vicente, o la voluntad para seguir; José Luis, o la ilusión hurdana; Javier, o la continuidad de la senda familiar y extremeña; y tú, Cristina, la primera entre todas las mujeres, candidata a una pedanía, tu pueblo, pero la única en cabeza, impulsada por tu familia, aplaudida por todos, arropada por quienes ven en vuestra juventud el futuro de una comarca que tanto costó levantar del ostracismo.

¿Has escuchado, Cristina, por qué la percepción de Guillermo le invitó a decir: “¡Mujeres, no bajéis la guardia, porque aún hay mucha resistencia….!” Porque no os quieren más que los vuestros, y menos a mujeres en puestos de mando; porque aún nos os ven como ciudadanas libres ni han tomado en consideración la igualdad, porque dicen que no la necesitáis. Y así, todo sería para ellos: el poder, la tierra y sus recursos, y para los hijos de sus hijos; pero los vuestros os han invitado al estrado, os habéis abrazado como una sola familia y Vara os ha dicho: “Podéis contar conmigo si yo cuento con vosotros.”

No estás sola, Cristina, con tu familia. Ya tienes otra más grande que te insuflará la fuerza y el empuje para reconquistar vuestra tierra; con los tuyos de siempre; con los hombres que os reconocen vuestra dignidad de seres libres, vuestra igualdad como ciudadanas; vuestra ilusión por una hacer unas Hurdes más grandes y unidas.

Ya no estás sola, Cristina, a solas en el refugio de tu primera familia. Da vía libre a tu emoción incontenida; llora, si te consuela; pero no te eches nunca para atrás, porque el adversario que no cree en vosotros, acecha. Vuestra juventud podrá con la mentira; vuestra ilusión, con la desunión; vuestra fuerza con el “mal rollo” que os han querido imponer. Tenéis la juventud por bandera; el amor a vuestra tierra, por compromiso; el ejemplo de vuestros ascendientes, como esperanza del mañana.

No llores, Cristina, porque tu humanidad ya nos ha hecho llorar a todos. No llores ni de emoción, Cristina, porque nuestro corazón y nuestra alma están contigo, y canta siempre:

“Busqué ser libre
Pero jamás dejaré de soñar
Y solo podré conseguir
La fe que queráis compartir.”

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