Además,
el acta de la sesión destacaba también su conocimiento del mundo del arte como
comisario de diferentes exposiciones y jurado de importantes certámenes
culturales, “promocionando y vinculando el nombre de Plasencia a la cultura y
arte más vanguardistas”.
“Santiago
Antón --seguía el acta-- ha sido una persona muy preocupada por, salvaguardar
la herencia cultural de la ciudad en todos los sentidos y, una vez jubilado, no
ha cesado en su empeño reivindicativo por conseguir los fondos del Salón de
Otoño para Plasencia, impulsando una exposición de autores premiados en el
certamen que daría lugar a una asociación, cuyo fin principal es la unificación
de este patrimonio artístico en un museo de arte contemporáneo en Plasencia.
Además, esta asociación, denominada `Trazos del Salón´ se ha convertido en sede
de encuentros e información sobre las nuevas tendencias artísticas.”
Santiago
Antón, residente en Plasencia desde 1975, estudió Bachillerato Laboral Superior
en el Instituto “Pedro de Valdivia” de Villanueva de la Serena (1962-1969).
Comenzó los estudios de aparejador en la Escuela Superior de Aparejadores de
Sevilla (1969).
Ingresó
mediante oposición en la Caja de Ahorros de Plasencia en 1977 como auxiliar
administrativo. Trabajó en la oficina de Logrosán, en Secretaría General y en
la Obra Social de Caja Plasencia y de Caja Extremadura desde 1977 a 2011. Desde
1991 a 2010 fue jefe de la Obra Cultural de la Caja de Extremadura.
Asimismo,
fue coordinador-comisario del Premio Salón de Otoño de Pintura de
Plasencia/Obra Abierta, de 1979 a 2010. Responsable de la colección de pintura
del Salón de Otoño/Obra Abierta desde 1979 a 2010 y coordinador-comisario del
Premio Internacional de Escultura de Caja Extremadura (2006/2010).
Es,
además, autor de Salón de Otoño de
Plasencia/Premio Internacional de Pintura Caja Extremadura, publicado por
la Universidad Popular de Plasencia. Preside la Asociación Cultural Trazos del
Salón, asociación que reivindica la exposición permanente del Salón de
Otoño/Obra Abierta en Plasencia y la creación de un Centro de Arte
Contemporáneo en la ciudad. Coordina el boletín TrazosDigital, de la Asociación
Cultural Trazos del Salón (2020-2024) y es coordinador de las publicaciones Salón de Otoño, Una obra abierta, de VV. AA;
Arca de tres llaves (legajos y manuscritos de Plasencia), de
Esther Sánchez Calle; y Cosas de casa
(Ecos de la Muy de Gil Vetón), de
Antonio Sánchez-Ocaña.
En
su discurso de recepción del título de hijo adoptivo, junto al nuevo hijo
predilecto Francisco de Jesús Valverde Luengo (el 27 de abril de 2019), recordó
la llegada a Plasencia con su familia, a mediados de los sesenta, con su padre
y hermano. “Cando entramos por una de sus siete puertas abiertas al forastero,
no conocía casi nada de Plasencia. No recordaba que era sede episcopal, nunca
había sentido la fuerte impresión de su monumental catedral (mejor, de sus dos
catedrales); tampoco alcanzaba a comprender el significado de su gran empresa
local: la Caja de Ahorros de Plasencia y, por supuesto, desconocía su
incidencia posterior en mi vida…”
“Así,
en los afanes y los días, continuó diciendo, me sorprendió trabar amistad con
el nieto del forjador de la cartilla Rayas,
en la que aprendí a leer. Y la Plaza, el Aula, el Martes, el Puerto, el Valle…; por la mañana, a mediodía o por la
noche, como testigos del paso del tiempo, del rumor de los negocios y de las
conspiraciones, se convirtieron en lugares apacibles y comunes donde vive el
ser de carne y hueso. Territorios en
los que hablando de todo y de nada, aprendí a querer y, a veces, a cuestionar,
supongo que pasa con casi todos los amores, este lugar fundado para agradar a Dios y a los hombres.”
“Fruto
de esos testimonios, y siguiendo la estela del tiempo, quiero decir que me he
nutrido de una ciudad culta con más de ochocientos años de historia, a la que
su fundador dio un Fuero en el que se
protege la convivencia entre cristianos, judíos y musulmanes, Una ciudad que ya
aparece en las Cantigas del Rey Sabio
y en la que se celebraban bodas reales, que hoy inundarían las redes sociales.”
“De
una ciudad que esculpe en lápida de piedra, sobre una de sus siete puertas, su
amor por la libertad. De la que contrata al mayor escultor de su tiempo para
culminar su joya monumental y religiosa. De la sede de obispos bibliófilos que
en su tiempo crean los primeros estudios universitarios de Extremadura o fletan
naves, en la época de los descubrimientos, para viajar de continente a
continente. Y del pueblo que crea leyendas sobre inverosímiles hombres
voladores.”
“De la filantropía placentina que funda hospitales o costea colegios para niños huérfanos. De los prohombres que fundan una empresa con un alto valor social, para combatir la usura, fomentar el ahorro y ayudar al desarrollo local y comarcal. De un pueblo que vibra con los toros y con sucesos como El muerto resucitado…; de los placentinos que viven para impulsar estudios precursores de la divulgación cultural y buscadores de raíces que se guardan en depósitos de la memoria colectiva, como el Museo Etnográfico-Textil. De la ciudad en la que nace el mayor conocedor del folclore español, expresión del alma popular. De aquella ciudad en la que florece, a finales del siglo XIX, una prensa plural de todos los colores, impresa en alguna de sus numerosas imprentas locales…” Y concluyó agradeciendo a la Corporación y al alcalde la distinción, que “es un honor recibirla”.
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