domingo, 30 de junio de 2024

FERNANDO HERNANDEZ GIL, HIJO ADOPTIVO DE PLASENCIA



Fernando Hernández Gil (BNE).

El 2 de mayo de 1974, el jurista Fernando Hernández Gil fue nombrado hijo adoptivo de Plasencia en el transcurso de una sesión extraordinaria, presidida por el alcalde, Juan Francisco Serrano Pino, “por los trabajos y desvelos que siempre manifestó en favor de la ciudad”, según recogía el expediente ilustrado por el concejal instructor, señor Martín Majadas. Entre los méritos recogidos en el acta de la sesión, se hacía constar su intervención directa y eficaz para la construcción del mercado de ganado, el Ambulatorio de la Seguridad Social, la Residencia Sanitaria de la Seguridad Social, y otros muchos más que sería muy largo enumerar, en que se ha demostrado su amor a Plasencia y su actuación como placentino de alma y corazón, poniendo constantemente de relieve, en todos los actos oficiales y particulares, su constante amor y servicio a la ciudad de Plasencia”.

    Fernando Hernández Gil (Puebla de Alcocer, Badajoz, 29/04/1917; Madrid, 25/09/1995) se licenció en Derecho en la Universidad de Madrid. En 1942 ingresó por oposición en la carrera judicial y desde 1943 a 1961 ejerció el cargo de magistrado de Trabajo en Cáceres. En 1965 era inspector general de Magistraturas del Trabajo. En noviembre de 1967 fue nombrado magistrado del Tribunal Central de Trabajo y en noviembre de 1969, director general de la Jurisdicción del Trabajo.

    Era hijo de Romualdo Hernández Serrano, fiscal del Tribunal Supremo jubilado, fallecido en Madrid el 6 de agosto de 1965, y hermano de Antonio Hernández Gil, catedrático de la Universidad de Madrid, presidente de las Cortes Constituyentes y del Consejo del Reino en 1977; presidente del Consejo de Estado, del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial,  y segundo director de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes (1983-1991); don Félix, que fue subsecretario de Orden Público; don Dionisio, don Francisco y don Emilio.

    En 1950 fue designado presidente del Instituto Nacional de Previsión en Cáceres, cargo que desempeñó hasta 1961, en que se le nombró subdelegado general de Administración del citado Instituto, en donde permaneció hasta enero de 1964. En marzo de 1965 fue nombrado por el Consejo de Ministros magistrado de Trabajo con categoría especial. En julio del mismo año fue nombrado subsecretario de Agricultura. En septiembre del mismo año fue designado presidente de la Asociación Católica de Caballeros de Yuste.  En junio de 1966 fue promovido por el Consejo de Ministros a plaza de magistrado de término, magistrado de ascenso, en situación de supernumerario. En diciembre de 1966 juró su cargo como procurador en Cortes, cargo en el que cesó en septiembre de 1967. El 12 de octubre del mismo año fue proclamado candidato a consejero nacional del Movimiento por la provincia de Cáceres, elegido el 6 de noviembre. Fue vicepresidente de la Asociación Católica de Padres de Familia de Madrid y autor de numerosos trabajos en revistas nacionales y extranjeras sobre temas sociales y agrarios.

    Al iniciarse el Movimiento Nacional se alistó voluntario en la segunda bandera de Falange Española Tradicionalista (FET) y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS) de Cáceres. Perteneció al Sindicato Español Universitario (SEU) desde 1936. Fue alférez provisional desde 1937 y combatió en las unidades legionarias hasta el final de la campaña.

    El 29 de junio de 1970 recibió el título de hijo adoptivo de Baños de Montemayor (Cáceres), localidad con la que se sentía identificado desde 1924, de manos del gobernador civil, Valentín Gutiérrez Durán, y en mayo de 1977 fue nombrado hijo predilecto de su localidad natal, Puebla de Alcocer. En la primera fiesta del cerezo en flor, celebrada en Cabezuela del Valle en abril de 1972, fue distinguido con una de las primeras cerezas de oro.

    Por Real Decreto 2610/1986, de 12 de diciembre, se declaró su jubilación forzosa, por cumplir la edad legalmente establecida, como magistrado de la Sala Sexta del Tribunal Supremo y presidente del Tribunal Central de Trabajo.

    Estaba en posesión de una Cruz de Guerra, dos Cruces Rojas al Mérito Militar, Medalla de la Campaña, Cruz de Honor de san Raimundo de Peñafort, Gran Cruz de la Orden del Mérito Agrícola, Orden del Mérito Civil y Cruz Italiana al Mérito Militar y fue comendador de la Orden del Mérito Civil.

    Falleció en Madrid el 26 de septiembre de 1995, a los 78 años de edad, dejando viuda y ocho hijos. Su esposa, Eugenia Mancha Carrasco, falleció en Madrid el 26 de marzo de 2002.

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Bibliografía consultada: Archivo Histórico Municipal de Plasencia, diarios Hoy y ABC y Boletín Oficial del Estado.


viernes, 28 de junio de 2024

EL LUTO, EN VIDA


Imagen: Unsplash. Europeana

    Hay lutos post mortem y lutos en vida. El primero ha desaparecido de nuestras vidas. Vivimos, y sufrimos, mucho más hoy el luto en vida que tras la muerte. ¡Quién no conociere a alguien más pendiente de una vida que se apaga que de la suya propia…! Todos tenemos algún pariente con cáncer, alzhéimer, artritis, asma, fibrosis quística, diabetes, enfermedades que llegan sin avisar, a veces con las que vivimos sin advertirlas… Convivimos con personas discapacitadas cuya vida es un sinvivir en vida. A veces, personas con vida han de demostrar que viven con una fe de vida para acceder a algún bien de vida. ¡Ay, vida, de los sin vida; vida de quienes viven la vida de luto, sin que la muerte les visitare…! ¡Vidas que tiñeren de luto las vidas de quienes hubieren vida bastante!

    Nadie como santa Teresa de Jesús cinceló en sus versos el ansia de vida, el deseo de la muerte, para acabar con una vida sin vida.

            “Mira que el amor es fuerte;

            Vida, no me seas molesta,

            Mira que solo me resta,

            Para ganarte, perderte.

            Venga ya la dulce muerte,

            El morir venga ligero

            Que muero porque no muero.”

La muerte fue primero la costumbre, el culto a la muerte, pública y publicada. Hoy han concluido los ritos. La pena, el dolor, se viven; no se expresan. Roma adopta el luto en el siglo II hasta el XV, de negro al blanco. Los Reyes Católicos marcan el regreso al negro en 1497, tras la muerte del príncipe Juan. La Pragmática de Luto y Cera, o el color negro para la vestimenta. Adiós a las plañideras, mujeres contratadas para ir a llorar a los funerales y exaltar las virtudes del difunto. En 1729, Felipe V reduce las normas: la reclusión de la mujer se reduce a seis meses por luto; el negro, solo para la casa. El funeral de Carlos VIII de Francia propicia la vuelta al negro. Su esposa, Ana de Bretaña, viste radicalmente de negro. Llega el siglo XX y el negro se torna en color de la elegancia, no solo de respeto. Había normas no escritas, como cerrar puertas y ventanas, nada de fiestas y bares; solo silencios y rezos. La ropa, toda teñida de negro, incluso la interior. El luto, de tres grados: riguroso, alivio de luto y final; prohibidas las macetas de colores. Los hombres, triángulo negro en la solapa o brazalete negro en el miembro derecho. El 7 de agosto de 1993, la reina Fabiola de Bélgica rompe con la tradición en la catedral de Bruselas al vestir de blanco en el funeral por su esposo, el rey Balduino, retomando la tradición de las reinas católicas…

Hoy, arrostramos más el luto en vida que tras la muerte. Las personas con discapacidad con quienes convivimos son un alivio y esperanza, pero a la vez un luto en vida, porque su vida no fuere plena y tampoco la nuestra. ¡Qué esperanza de vida cuando la ciencia te pone un tope a la propia vida! ¡Cómo vivir esa vida con la fecha de la muerte ya escrita! García Lorca tiñe su obra con los colores de la muerte: “¡Ay qué camino tan largo!/ Ay mi jaca valerosa,/ ¡Ay que la muerte me espera,/Antes de llegar a Córdoba!”


jueves, 27 de junio de 2024

MARTÍN LÓPEZ HERAS, PRIMER ALCALDE DEMOCRÁTICO DE MÉRIDA


Martín López Heras
(Archivo Histórico Municipal de Mérida)

El primer alcalde democrático de Mérida, Martín López Heras (Mérida, 11/05/1918; 25/03/2008) fue elegido en abril de 1979 gracias a los votos de su partido (ocho del PSOE, con 6.016 votos) más los de la ORT (tres, con 2.300 votos), que se aliaron frente a los diez concejales logrados por UCD, que logró 7.659 votos. Los números 1 de los diferentes partidos y coaliciones fueron los siguientes: por UCD, Ramón Guerrero Espinosa; por la ORT, José Ángel Calle Grajera; y por el PSOE, el alcalde electo.

  En las elecciones municipales de 1979, Mérida censaba 26.455 electores, votaron 16.792 y la victoria fue para Ramón Guerrero Espinosa, candidato de UCD.  López Heras tenía 61 años en la fecha de su elección y falleció a los 89 años. Mantuvo la Alcaldía hasta el verano de 1981, en que presentó su dimisión por motivos de salud.  Durante unos meses le sustituyó Florencio Hidalgo, hasta la elección del alcalde Antonio Vélez, número 3 de su lista, quien continuaría al frente de la Alcaldía hasta 1995, tras ganar tres elecciones consecutivas: 1983-1987, 1987-1991 y 1991-1995. Antes, el número dos de la lista, Juan Antonio Galán, había dejado su puesto por motivos personales.

López Heras, casado, con cinco hijos y cuatro nietos en el momento de su elección, consideraba en una entrevista publicada en junio de 1980 que los principales problemas que tenía la ciudad eran, entre otros, los de urbanización y saneamiento, la canalización del río Albarregas, las viviendas sociales que se consideran necesarias a partir de 1982; la enseñanza (solo se contaba con un instituto), escuelas infantiles, plazas hoteleras para turistas, el hospital…

En una nota hecha pública el 31 de julio de 1981, el alcalde anunciaba su dimisión como secretario provincial de política municipal socialista, dado que la ciudad necesitaba una dedicación tal que “por circunstancias muy especiales que a mí me conciernen ahora, me veo en la imposibilidad de poderme dedicar”, asunto que había planteado al secretario provincial de política municipal de su partido, León Romero Verdugo. El 10 de octubre de 1981, el ayuntamiento celebró un pleno extraordinario, en el que se dio cuenta de un escrito del alcalde, de fecha 14 de septiembre, dirigido a la agrupación local del PSOE, en el que pedía la baja en el partido y, como consecuencia, la baja como alcalde y miembro de la corporación.

El 3 de noviembre de 1981 se hace pública la elección de Antonio Vélez Sánchez como nuevo alcalde, quien dirigió unas palabras en las que, a modo programático, dijo que la política de personal, la fiscal, la cultura y el consumidor serían los ejes principales de su acción política.

En una entrevista publicada el 16 de diciembre de 1997, Martín López Heras, a la pregunta de por qué abandonó el ayuntamiento sin terminar la legislatura, dijo que “yo estaba allí para responsabilizarme de las cosas que pasaran, pero llegó un momento en que no me encontraba con suficientes fuerzas para dedicarme a la tarea municipal como lo venía haciendo a pleno rendimiento”.

Empresario muy conocido en la ciudad, en la década de los 60 trabajó en una fábrica de piensos compuestos y en la década de los 70 fue empresario. Fue dueño de un almacén de cereales, sacos y semillas en la calle Suárez Somonte. El 27 de octubre de 1971, el Ministerio de Agricultura declaró un matadero de maíz promovido por su hermano Leopoldo y por él mismo en la Zona de Preferente Localización Industrial Agraria. Luchador antifranquista en la clandestinidad, fue secretario de administración de su partido en los años setenta.

Tras su acceso a la Alcaldía, inició una serie de obras importantes, entre ellas el asfaltado de una cincuentena de calles, la instalación de una red de agua corriente en gran parte del centro de la ciudad, el impulso de la canalización del Albarregas y la supresión del vertedero donde hoy se sitúa el recinto ferial. En un viaje a Madrid, logró que el Ministerio de Obras Públicas adelantara la parte de financiación que correspondía al ayuntamiento, lo que evitó la exigencia de contribuciones especiales al vecindario, dadas las deudas existentes en el consistorio. En noviembre de 1980 anunció concurso para la contratación de la revisión del Plan General de Ordenación Urbana. En enero de 1981 anunciaba concurso para la contratación del concurso de recogida de basuras y limpieza viaria durante un plazo de diez años. Durante su mandato se iniciaron las obras del hospital y la creación de la Escuela Universitaria Politécnica.

Como hombre de partido, fue un histórico del PSOE local y regional. Además de su trabajo en la dictadura, protagonizó su resurgimiento durante la democracia. A mediados de los 70 era secretario de administración en la clandestinidad, cuando las reuniones se celebraban en un almacén de la calle Suárez Somonte.

El 25 de marzo de 2008 fallecía en su domicilio y su cuerpo fue incinerado al día siguiente en el tanatorio de la ciudad. Su esposa, Juana Coleto Serrano, había fallecido en Mérida el 29 de abril de 1998, a los 74 años de edad, dejando viudo y cinco hijos.

Tras su fallecimiento, el exalcalde Antonio Vélez manifestó que “Martín López Heras mantuvo siempre una línea de prudencia y de diálogo con todos. Para él, no sobraba nadie y defendía que había que contar con todos, porque entendía que el futuro de Mérida pasaba por el trabajo de todos”. Ángel Calle dijo que “era una persona muy fiel a sus principios y laica, como se ha demostrado en el funeral, que no ha sido religioso por su deseo, y muy austero, de grandes convicciones y de grandes valores” y señaló que “de él aprendió la honestidad y la seriedad en el desempeño de un cargo público”.

Una calle de la ciudad de la que fue primer alcalde democrático lleva su nombre.

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Bibliografía consultada: López Díaz, Juan Carlos: El período franquista en Mérida 1936-1975. 4.1: el primer ayuntamiento democrático; El Periódico Extremadura, Diario Hoy, ABC y BOE.


lunes, 10 de junio de 2024

LA IGLESIA PARROQUIAL DE SANTIAGO DE LOS CABALLEROS DE CÁCERES


Fachada sur de la iglesia de Santiago de los Caballeros
(Cáceres)

    “La iglesia parroquial de Santiago de los Caballeros, Historia y patrimonio artístico. Los Fratres de Cáceres” [1] es la última aportación del cronista oficial de Trujillo, doctor en Historia del Arte y académico correspondiente de la Real Academia de la Historia y de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, José Antonio Ramos Rubio, a la historia y el arte de edificios histórico-artísticos de Cáceres y su provincia.

    La iglesia tiene sus orígenes en la creación de la Orden de los Fratres de la Espada, en el siglo XII, donde fundaron su casa matriz. En 1170, el rey Fernando II de León decide proteger la ciudad recién tomada a los almohades fundando una orden religiosa y militar: Los Hermanos de la Espada o Fratres. El rey también les encomienda la seguridad de los peregrinos que iban a Santiago de Compostela. En 1174 los almohades reconquistarían la ciudad de nuevo. Durante esos cuatro años, la Orden dejaría su impronta en la ciudad con una primitiva construcción religiosa, Sobre este templo primitivo románico es donde hoy se levanta la actual iglesia de Santiago.

    Tras la reconquista definitiva de la villa cacereña en 1229 y la concesión por “juro de heredad” del rey Fernando IV, el 17 de julio de 1303, la iglesia volvería a tener su culto religioso. La iglesia de Santiago y de San Juan de los Ovejeros marcarán el tejido urbano extramuros y las líneas del futuro desarrollo urbano de Cáceres. El barrio que se genera en torno a la iglesia de Santiago será habitado esencialmente por vecinos dedicados a la agricultura, hortelanos de la Ribera del Marco, que funcionarán como polo de atracción del desarrollo extramuros del futuro urbanístico de la villa cacereña.

    A mediados del siglo XIII, la iglesia conserva elementos artísticos definidores de la iglesia románica, tras la reconquista cristiana, en los canecillos de las portadas y en las arquevoltas de las puertas, decorados con veneras en relieve, cajas de los muros y en la torre, así como el pilar de planta cruciforme. La iglesia románica se amplió en los siglos XIV y XV, dejando abundantes huellas en las portadas, abriéndose dos puertas y cegándose la primitiva. De los primeros años del siglo XVI son las capillas de la familia Osma, en el lado del Evangelio, y de Alonso de Guzmán, en el lado de la Epístola, situadas a modo de crucero.

    Francisco de Carvajal y Sande, destacado mecenas, pariente de Bernardino, cardenal de la basílica de la Santa Cruz de Jerusalén, fue el encargado de construir esta majestuosa iglesia, dando comienzo a la nueva obra en 1549, bajo la dirección del maestro Rodrigo Gil de Hontañón. Este configuró el templo con tres naves, pero tuvo que trazar un proyecto de cruz latina que no se llevaría a cabo por impedírselo el derribo necesario de las capillas laterales, lo que provocó su abandonó al negarse a cambiar el proyecto. Las obras del templo finalizaron el 20 de mayo de 1556. Construida a base de cantería y mampostería, con torre reformada entre los siglos XVII y XVIII y rematada con alta pirámide cuadrada y contrafuertes entre los que destacan los que enmarcan las portadas al norte y sur, con pilares cilíndricos y arcos de medio punto. El retablo mayor que cubre el ábside, obra de Alfonso de Berruguete, fue contratado en 1557 y tuvo que ser concluido por su taller al morir el autor sin finalizar la obra.

    La iglesia de Santiago de los Caballeros de Cáceres se encuentra en la ruta mozárabe, que sigue el recorrido de la Ruta de la Plata o ruta romana, que unía las ciudades de Asturica Augusta (Astorga) y Emerita Augusta (Mérida, capital de la Lusitania) y que aparece en los grandes itinerarios del mundo antiguo como villa imperial romana con el número XXIV y en los textos antiguos de Plinio el Viejo, en su Naturae Historiarum, en el Itinerario de Antonino, realizado en tiempos del emperador Caracalla (211 al 217 d. C.)

    El archivero y cronista oficial de Cáceres, Fernando Jiménez Berrocal, afirma en el prólogo de la obra que “es un estudio detallado y descriptivo sobre el templo, con referencias tanto al contenido y al continente de una iglesia singular y sorprendente, desde su estructura arquitectónica y su evolución durante siglos, hasta los elementos que la decoran y ornamentan, sin olvidar las familias que lo hicieron posible”.

    Por su parte, el autor del epílogo, el otro cronista oficial de la ciudad, Santos Benítez Floriano, subraya que la iglesia de Santiago es obra de tres grandes personajes: Rodrigo Gil de Hontañón, arquitecto madrileño que la construyó, autor, entre otras obras, de la catedral de Salamanca; el escultor palentino Alonso de Berruguete, que hizo el magnífico retablo con muchos avatares, y el arcediano de Plasencia, Francisco de Carvajal, que costeó la obra y fue uno de los grandes mecenas cacereños.   

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[1] Vid.: Ramos Rubio José Antonio: La iglesia parroquial de Santiago de los Caballeros. Historia y patrimonio artístico. Los Fratres de Cáceres, Círculo Empresarial Cacereño, Iberprint, Montijo, 2024, 121 págs.