jueves, 31 de julio de 2025

LA CAJA DE AHORROS DE PLASENCIA, MEDALLA DE ORO DE LA CIUDAD


Antigua sede de Caja Plasencia, hoy hotel Alfonso VIII

    El Pleno del Ayuntamiento de Plasencia, celebrado el 30 de enero de 1971, bajo la presidencia de su titular, Juan Francisco Serano Pino, acordó por unanimidad, a la vista de los méritos que concurren en la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Plasencia, tomar en consideración la moción presentada por varios concejales e instruir el expediente reglamentario para la concesión de la Medalla de Oro de la ciudad a esta entidad. El teniente de alcalde José González Serna fue nombrado instructor del expediente para elaborar la correspondiente propuesta definitiva a la Corporación.

    Los proponentes resaltan “la labor y servicios de carácter extraordinario que viene prestando la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Plasencia no solo a los placentinos, sino a toda la comarca, y aun a media provincia, con su gran labor bienhechora”. Recuerdan a continuación los firmantes de la propuesta al ilustre obispo de Plasencia, el doctor Jarrín, “de venerada memoria, quien al frente de un grupo de placentinos fundara esta institución que llena de orgullo a todos los placentinos por su modelo de seriedad y honradez, tanto es así que la mayoría de estos está vinculada de una manera u otra a esta institución”. Argumentan seguidamente que son de tal relieve el conjunto de obras llevadas a cabo por la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Plasencia que solo su enumeración bastaría para tomar en consideración la moción.

    Los concejales firmantes constatan, en primer lugar, su obra social: 331 viviendas de tipo social, pensiones de vejez, Escuela-Hogar El Salugral, colonia infantil veraniega en el mismo lugar, centro hematológico, becas de estudio, ayudas importantes al clero, ayudas al deporte, centro de subnormales en Cáceres…

    En el orden cultural subrayan la creación del Aula de Cultura, por la que han pasado brillantes conferenciantes de todos los órdenes; la subvención anual para los Festivales de España celebrados en la ciudad; las subvenciones anuales para el sostenimiento de los Coros Extremeños de Plasencia; el Club de Juventud; y el Centro de Enseñanza del PPO (Promoción Profesional Obrera).

    Respecto a la Administración Municipal, destacan la cesión gratuita del solar para la construcción del Colegio Nacional “Alfonso VIII”; la cesión, con pago a largo plazo, de la Huerta de la Casa de la Salud para la construcción de una guardería infantil; también la cesión con pago aplazado para la ampliación del Grupo Escolar del Cerro de San Miguel; asimismo, posibilitó con su ayuda económica la adquisición de la Casa del Deán, joya monumental de Plasencia; y, por último, la colaboración con el Ayuntamiento en una operación de tesorería con el fin de financiar las contribuciones especiales de obras de pavimentación.

    Otras facetas señaladas por los concejales que suscribían la moción fueron: la construcción del hotel “Alfonso VIII”, la financiación para las industrias en general, la construcción, el campo, el comercio y la financiación de HINESA.

    Por todo ello, los concejales firmantes de la moción proponen a la Corporación que se acuerde la concesión de la Medalla de Oro de la Ciudad de Plasencia a la Caja de Ahorros y Monte de Piedad “por los grandes méritos contraídos, y con ello no solo haremos un gran acto de justicia, sino que también será un sincero homenaje a aquellos pioneros del ahorro placentino que, con una gran visión, intuyeron lo que en un futuro será nuestra gran ciudad de Plasencia”.

    La moción estaba fechada el 28 de enero de 1971.

    El 26 de febrero, el gobernador civil traslada al alcalde el escrito del director general de Administración Local en el que presta su conformidad para que se conceda la Medalla de referencia. El 12 de mayo, el alcalde abre el plazo de información pública, por término de un mes, durante el cual se pueden elevar escritos exponiendo los méritos y demás datos con referencia la propuesta formulada. El día 18 del mismo mes, el secretario del ayuntamiento certifica que, en el Boletín Oficial de la Provincia número 111, correspondiente al día 17, se inserta el anuncio de información pública por término de un mes. El día 19 de junio, el secretario certifica que, durante el plazo de exposición al público (17/05/1971 al 17/06/1971), “no se ha producido reclamación de clase alguna”.

    El 20 de julio, el concejal instructor eleva su informe a la Corporación para que acuerde la concesión de la Medalla a la Caja de Ahorros de Plasencia, una vez tramitado todo el expediente.

    Finalmente, el 27 de julio de 1971, el secretario de la Corporación certifica el acuerdo del Ayuntamiento, en sesión celebrada el día 22 de julio, en la que se acordó conceder, por unanimidad y aclamación, la Medalla de Oro de la ciudad de Plasencia a la Caja de Ahorros y Monte de Piedad. [1]

    El 28 de octubre de 1973 tuvo lugar en el salón de plenos municipal el acto de entrega de la medalla de oro de la ciudad a la citada entidad. El alcalde, Juan Francisco Serrano Pino, hizo entrega de la medalla al presidente del consejo de administración de la entidad, Pedro Sánchez-Ocaña, y entre él y el gobernador civil, Valentín Gutiérrez Durán, pusieron en manos del mismo el diploma acreditativo de la distinción. [2]

    La Caja de Ahorros de Plasencia fue fundada en 1911 gracias a los esfuerzos del obispo Jarrín. Funcionó hasta el 19 de julio de 1990, fecha en la que se fusionó con Caja Cáceres, fundada en 1906, convirtiéndose en Caja Extremadura. Con efectos de 1 de enero de 2011 realizó su negocio bancario indirectamente a través de Liberbank, entidad constituida junto a Cajastur y Caja Cantabria, en la que tuvo una participación del 20 por ciento. En abril de 2011, al cumplir su centenario, se presentó un libro sobre su historia, escrito por los profesores de la Universidad Complutense Manuel Titos Martínez y José López Yepes. El 30 de julio de 2021, Liberbank se integró en Unicaja Banco.

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[1]  Archivo Histórico Municipal de Plasencia (AHMP).

[2]  Vid.: Diario Hoy, de 28/10/1973 y de 13/04/2011.


miércoles, 30 de julio de 2025

ALONSO MARÍA DE LA VERA Y PANTOJA, REGIDOR PERPETUO DE MÉRIDA


Firma del diputado en las Cortes de Cádiz y regir perpetuo de Mérida, Alonso María de la Vera y Pantoja.

    Capitán retirado, regidor perpetuo de Mérida, presidente de la Junta de Salvación y Defensa de la ciudad, diputado a las Cortes de Cádiz por Mérida, elegido el 3 de agosto de 1810, juró el 24 de septiembre del mismo año. Perteneció a una familia de la antigua nobleza local. Fue hijo de Fernando de la Vera y Catalina Pantoja de la Rocha, y hermano del valiente mariscal D. Fernando, gobernador de Madrid el 2 de mayo de 1808.

    Alonso María de la Vera y Pantoja (Mérida, 17/08/1755; Cádiz, 12/09/1813) [1], ingresó muy joven en el Ejército tras sus primeros estudios, siendo teniente de Milicias en el Regimiento Provincial de Trujillo y, como tal, participó en la campaña de Portugal. Poco después dejó las armas y se dedicó a los estudios administrativos y la administración de la hacienda familiar.

    Al comienzo de la Guerra de la Independencia, era alcalde mayor y gobernador interino de Mérida.  Durante la misma, donó considerables sumas de dinero a su mayor éxito; equipó por su cuenta un ejército de voluntarios (Batallón de Voluntarios de Mérida) y de su peculio costeó alimentos y socorrió espléndidamente a los heridos de campaña, que afluían a la ciudad emeritense.

    Fue elegido diputado por la ciudad en las Cortes Generales y Extraordinarias (1810-1813), al tener la ciudad el privilegio de voto en Cortes. Tomó posesión el 24 de septiembre de 1810, aunque no habló hasta 1811. De pensamiento absolutista, denunció duramente la actuación gubernativa de las Cortes, causando sorpresa su discurso del 29 de diciembre de 1811, cuando ya estaba prácticamente diseñado el proyecto de Constitución, en el que, apoyado por otros diputados realistas, pidió que se clausuraran las Cortes. Su paisano José María Calatrava le echó en cara, en su respuesta, su oportunismo político y de ser un testaferro de los elementos más reaccionarios que lo habían utilizado para decir lo que todos ellos no se atrevían en aquel momento, añadiendo que es preciso que la nación sepa que las ideas del señor Vera no son las de la provincia de Extremadura: “Esta provincia fidelísima a quien represento, abriga sentimientos muy distintos.”

    Vera respondió diciendo que había elaborado su discurso sacando de los papeles un poco de uno, un poco de otro y que así se había compuesto. Esto provocó uno de los discursos de Argüelles más brillantes y combativos contra los antirreformistas (29 de diciembre de 1811). Asimismo, propuso una regencia de cinco miembros y que la presidiera una persona de la Familia Real, lo que ayudó a plantear de nuevo la cuestión de la infanta Carlota Joaquina de Portugal. Cuando en noviembre de 1811 propugnó la Regencia de Carlota Joaquina, so pretexto de iberismo, obtuvo el resultado contrario. [2] Salvo estas sonadas intervenciones parlamentarias, actuó solamente en otra sesión, la del 27 de agosto de 1811, en la que se opuso a la venta de propios y baldíos, adhiriéndose al voto de los diputados catalanes Lázaro Dou y Aner de Esteve.

    Alfonso María de la Vera y Pantoja vivió en la plaza de la Candelaria de Cádiz, en la casa del conde Maule. La historiografía posterior no ha sido muy benévola con su memoria. Según García León, Pastor Díaz dice de él que “no pasaba el tal diputado, a quien semejante lid dio fama, de ser un buen señor, corto de luces y no más largo saber, nada arrojado ni diestro, con modales y trazas de caballero de provincia”. Gómez Villafranca tacha su figura de infortunada y, aunque no duda de su buena intención en la intervención del 29 de diciembre, aclara que “eso no le sirvió más que para que se le dijese en público que era un instrumento ciego de otros”. Finalmente, García León cita al conde de Toreno, quien añade que “era don Alonso, diputado por la ciudad de Mérida, anciano, buen caballero, pero pazguato”. [3]

    Luis R. Varo sustenta otra opinión: “Amigo del obispo Quevedo y de las ideas sustentadas por él, Vera fue de los escasos próceres que tuvieron el valor de confesar públicamente sus ideas reaccionarias, en época tan peligrosa de confesiones tales, por lo de desarmónicas con el común sentir de la gran masa social.” [4]

    Margarita López de Ayala Díez de Rivera, descendiente del regidor perpetuo de Mérida, que siempre oyó hablar a su padre y a sus tíos que “éramos descendientes de don Alfonso María de la Vera y Pantoja, que fue diputado en las Cortes de Cádiz, afirmaba en un video de la Asamblea de Extremadura en homenaje a los diputados extremeños, que “nos hemos sentido orgullosos de que uno de los padres de la Constitución fuera nuestro antepasado. Me gustaría que se le recordara por su contribución a la primera Constitución española, modelo para otras constituciones, a las que él aportó sus ideas conservadoras.” [5]

    Caballero de la Orden de Alcántara, falleció a los 48 años, de muerte natural, dejando por heredero de sus cuantiosos bienes a su hijo D. Fernando. [6]

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[1] Sobre la fecha de nacimiento, los historiadores no se ponen de acuerdo: José María García León apunta la fecha citada en el Diccionario biográfico de la Real Academia de la Historia; Nicolás Díaz y Pérez da el mismo año en su Diccionario de autores, artistas y extremeños ilustres (1884-1888) y Alberto Gil Novales en su Diccionario biográfico de España (1808-1883). De los orígenes del liberalismo a la reacción absolutista, Tomo III, Fundación Mapfre, Madrid, 2010, pág. 31552, deja la fecha en blanco. Respecto a su nombre (Alonso o Alfonso), hay también diversas versiones. El Diario de las Cortes pone Alonso, así como su firma; Gil Novales, en su Diccionario biográfico de España, lo cita como Alonso; García León, en el Diccionario de la RAH, lo cita como Alfonso; Luis R. Varro, en la Revista del Archivo Extremeño, le llama Alonso; finalmente, Nicolás Pérez le cita también su Diccionario como Alonso.

[2] Vid.: Gil Novales, Alberto: Diccionario biográfico de España (1808-1833). De los orígenes del liberalismo a la reacción absolutista, Tomo III, Fundación Mapfre, Madrid, 2010.

[3] Vid.: García León, José María: Vera y Pantoja, Alfonso María de la, en Diccionario biográfico español de la Real Academia de la Historia.

[4] Vid.: R. Varo, Luis, en Revista Archivo Extremeño, de 31/08/1908.

[5] Vid.: Asamblea de Extremadura, apps, diputados extremeños: Alonso María de la Vera y Pantoja.

[6] Vid.: Pérez y Pérez, Nicolás: Diccionario de autores, artistas y extremeños ilustres, Pérez y Boix Editores, Madrid, 1884.


martes, 29 de julio de 2025

LA RAEX ASUME LA DIRECCIÓN CIENTÍFICA DE LA NECRÓPOLIS TARTESIA DE MEDELLÍN


La directora de la RAEX (izquierda), junto al alcalde de Medellín, la directora de Patrimonio y Martín Almagro
(Foto: Junta de Extremadura)

La Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes (RAEX) ha firmado un convenio de colaboración institucional entre la Consejería de Cultura, Turismo, Jóvenes y Deportes y el Ayuntamiento de Medellín bajo el nombre: “Investigación arqueológica, protección y difusión de la necrópolis orientalizante de Medellín (Badajoz) 2025-2028”, según informa la Academia.

El convenio prevé una inversión de 245.000 euros por parte de la Junta de Extremadura al servicio del estudio de la necrópolis tartesia de Medellín, la antigua Conisturgis, la ciudad más occidental del Mundo Antiguo, según Heródoto y Estrabón. Es un yacimiento único en la antigüedad por la categoría de sus hallazgos, con la famosa kylix, los marfiles fenicios y otras piezas importantes así lo avalan.

Este convenio, en el que la RAEX lleva trabajando un tiempo, va a iniciar su actuación en el mes de septiembre próximo.

         El compromiso de la RAEX es asumir la dirección científica del proyecto con la propuesta del director científico y también del equipo científico estable que lo acompañará, así como redactar y desarrollar el plan de actuaciones y el seguimiento científico de las actividades que se hagan. El director científico propuesto es el doctor Martín Almagro Gorbea, arqueólogo e historiador y académico de honor de la institución.

Martín Almagro lleva investigando sobre Medellín desde los años sesenta con distintas campañas, continuadas en los setenta y ochenta, y es autor de numerosos libros y artículos sobre los compendios de campo y resultados de las mismas, por lo que se ha convertido en el máximo experto sobre el tema. Asimismo, Martín Almagro, hijo adoptivo de Medellín, está muy implicado e ilusionado en la continuación del proyecto, lo que garantiza su futuro transcurrir, junto a otros arqueólogos e investigadores de las otras instituciones firmantes como Javier Jiménez Ávila, de la Consejería de Cultura, Turismo, Jóvenes y Deportes, y profesores de Universidades, para que los mejores conocedores participen durante cuatro años con las técnicas arqueológicas más avanzadas en seguir desvelando lo que encierra esta necrópolis y posteriormente protegerla y difundir los resultados.

La posición de la RAEX será todo el tiempo de compromiso para impulsar un mayor conocimiento de esta necrópolis, de asesorar y colaborar con los demás integrantes del equipo técnico e investigador y de lograr los informes y memorias de los trabajos, así como del depósito de los materiales inventariados y restaurados en el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz.

El hecho de que la Academia se constituya en garante científico de este importante proyecto es bien significativo y favorable, así como ejemplo de una forma de actuar en colaboración para llevar a cabo otras posibles investigaciones.

 Este convenio viene a corroborar el reconocimiento institucional y social a la Academia, que, siendo miembro asociado y vinculado al Instituto de España, pertenece a la corporación nacional de máximo exponente de la cultura española en el orden académico. Por tanto, el convenio con la RAEX da prestigio institucional al proyecto científico y, al mismo tiempo, hace visible el interés de la institución por potenciar las investigaciones y el patrimonio arqueológico y, en concreto, por Medellín, población extremeña muy famosa a nivel mundial.  Un convenio, por lo tanto, de gran altura científica y de gran altura institucional para una investigación que era necesario retomar. 


lunes, 21 de julio de 2025

“HISTORIA Y PATRIMONIO DE LAS IGLESIAS PARROQUIALES DE PLASENCIA”


Portada de la iglesia de san Esteban
Ocho son las iglesias parroquiales de Plasencia[1], cuya historia y patrimonio aborda en la obra de este título el doctor en Historia del Arte, académico correspondiente de la Real Academia de la Historia, José Antonio Ramos Rubio: las de san Martín, El Salvador, san Nicolás, san Pedro, santa Elena, santa Teresa, san Esteban y Santiago Apóstol y otras cinco iglesias desaparecidas: san Juan, san Miguel, san Julián, santa María Magdalena y santa Ana.

    La iglesia de san Martín, es una de las más antiguas de Plasencia, obra del siglo XIII, de las que resaltan las portadas de estilo ojival y una ventana románica que da luz a la capilla de la Virgen. Los alcaldes de la ciudad de los siglos XIII y XIV, alternaban los de la feligresía de san Martín con los de otras colaciones, por lo que uno de ellos pertenecía a esta parroquia. Esta iglesia llegó a tener el mayor número de componentes del clero y en su interior tenían sepultura los miembros de las familias más representativas de Plasencia. Las restauraciones y reformas llevadas a cabo en esta iglesia han sido numerosas. Destacamos en el ábside el retablo encargado durante el episcopado de Gutierre de Vargas Carvajal (1523-1559) al entallador placentino Francisco Rodríguez, que también realizó la imagen de san Martín que preside el retablo. Las pinturas fueron encargadas al maestro Luis de Morales y fueron ejecutadas entre los años 1569 y 1570.

    La iglesia de El Salvador se encuentra situada en la plaza de su nombre en la parte alta de la ciudad. Aparece citada en el Fuero, remontándose sus orígenes al siglo XIII. Conserva el valor románico de lo construido en el campanario y el ábside cubierto por una bóveda de ladrillo de estilo mudéjar, donde hay una serie de ventanas románicas. El templo tiene otras dos puertas más, en los muros laterales, una en el lado de Evangelio, posiblemente del siglo XV, y otra en el lado de la Epístola, con arquivoltas apuntadas y capiteles como ornamentación vegetal. Fue una de las parroquias más importantes de Plasencia, como lo prueba la cantidad de familias nobles enterradas entre sus muros, el último de los cuales fue el obispo Cipriano Calderón Polo, hijo predilecto de la ciudad, y bautizado en la parroquia.

    La iglesia de san Nicolás se encuentra entre los muros del casco histórico de Plasencia, próximo a los palacios de los Zúñiga y Monroy. Se ha dicho que el hecho de que se encuentre entre ambos fue un intento de separar a las dos familias rivales y poner fin a sus disputas. Destaca por su maciza construcción, siendo una iglesia de transición de románico al gótico. Los primeros datos sobre su existencia lo hallamos en el Fuero de Plasencia, realizado en Segovia por Alfonso X en el año 1247. Es una de las iglesias más antiguas de Plasencia, que se remonta a la época de su fundación. En la capilla mayor se conserva una imagen en piedra granítica policromada de Nuestra Señora con el Niño, de finales del XIII, que perteneció a la ermita de Fuentidueñas. A esta iglesia están adscritas las cofradías de Nuestra Señora de los Remedios y la de san Ansano de Siena.

    La iglesia de san Pedro se encuentra próxima a la Puerta del Sol y cerca del lienzo de la muralla, edificada sobre los restos del solar de un palacio árabe, según Benavides Checa. Es obra del siglo XIII, apreciándose en ella los elementos lignarios mudéjares y románicos. Es, junto a la de El Salvador, una de las más antiguas de la ciudad. El ábside es románico. Su remoto origen lo acusa el aljimez árabe y una de las primitivas portadas, con reminiscencias de estilo románico, pero conserva los ábsides de las iglesias románicas. En su interior la iglesia consta de una nave más ancha que la capilla mayor, presidida por la imagen policromada de san Pedro, titular de la parroquia. En la capilla mayor hay una imagen de la Inmaculada en madera policromada.

    La iglesia de Santa Elena se halla situada en la plaza de su nombre, entre los caminos que conducen a las comarcas de La Vera y el Valle del Jerte. En el atrio se levanta un artístico crucero en cuya basa presenta la inscripción de su ejecución: 1630. También se la conocía con el nombre de ermita de la Cruz, por esta cruz de piedra que preside el atrio. En su interior fue enterrada doña Beatriz de Trejo y Almaraz, quien fundara junto a su marido el Hospital de la Cruz, frente a la Puerta del Sol y, como a su fallecimiento no se había terminado la iglesia del hospital, se la enterró provisionalmente en esta ermita y hoy no queda nada de su sepultura. El interior de la iglesia presenta una sola nave y una interesante cúpula. La capilla mayor la preside un crucificado y, a ambos lados, una estatua de la Virgen del Inmaculado Corazón de María. En este templo tiene su sede la Muy Antigua, Franciscana y Venerable Hermandad de la Santa y Vera Cruz, que procesiona el Jueves Santo. Los orígenes de esta Hermandad se remontan al siglo XIII, lo que la convierte en una de las primeras cofradías de España. La cofradía se remonta a los momentos fundacionales del convento de san Francisco, lugar elegido por el propio san Francisco de Asís al visitar Plasencia, siguiendo la invitación de Alfonso VIII. El 2 de mayo, fiesta de la invención de la Santa Cruz, sale una procesión con un crucifijo por los alrededores de la iglesia.

    Junto al cementerio de la ciudad, se halla la iglesia de santa Teresa. Fue fundada por el obispo argentino don Cristóbal de Lobera, abad de Ampudia y de Lerma, tras un largo peregrinaje por las iglesias de Badajoz, Pamplona y Córdoba. En la Dehesa de los Caballos, propiedad de sus padres, construyó una iglesia en su honor, a la que tenía una gran devoción. Falleció el 21 de octubre de 1632, antes de terminada la obra. Fue enterrado en la catedral hasta que finalizaron las obras de la iglesia en 1637, trasladándose a ella sus restos. La cerca que rodeaba al templo se convirtió a partir de 1822 en cementerio municipal.

    Próxima a la Plaza Mayor se encuentra la iglesia de san Esteban. A diferencia de otras iglesias de la ciudad, san Esteban no aparece mencionada en el Fuero. Hay constancia documental de obras en el templo en julio de 1484. En el medievo se celebraba el mercado en sus aledaños. En la puerta norte se instaló hasta el siglo XV el corral de alcaldes de Plasencia y su tierra, donde todos los viernes se reunía para resolver los problemas que se le planteaban. Es un templo de una sola nave, cubierta con techumbre de madera en forma de quilla de barco invertido y el presbiterio y capillas laterales están cubiertas con bóvedas de crucería. En la hornacina central del retablo mayor figura la imagen del protomártir san Esteban, titular de la parroquia.

    Cerca de la Puerta del Sol se sitúa la iglesia de Santiago Apóstol, lugar en el que se dan cita los peregrinos que marchaban a Santiago.  En la fachada hay un relieve de Santiago Peregrino. La iglesia es obra del siglo XV y tradicionalmente se la conocía como Ermita de Santiago, pero, al trasladarse a ella el Cristo de los Batallas, adquirió su actual nombre, que fue una de las primeras imágenes en recibir culto en Plasencia. Preside la capilla mayor el Cristo de las Batallas. También sobresalen una imagen de la Inmaculada, un Crucificado del siglo XVII, y el resto son imágenes modernas.

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[1] Vid.: Ramos Rubio, José Antonio: Historia y patrimonio de las iglesias parroquiales de Plasencia, TAU Editores, Cáceres, 2025, 216 págs.


martes, 15 de julio de 2025

LAS ERMITAS DE PLASENCIA, PATRIMONIO RELIGIOSO, HISTÓRICO Y CULTURAL


Ermita de la Vírgen del Puerto, patrona de Plasencia

    En Plasencia sobreviven cinco ermitas de las diecisiete que hubiere en su día. Perviven las de santa Elena, Virgen de la Salud, Virgen del Puerto, san Lázaro y Cristo de las Batallas. Desaparecieron las ermitas de santa Bárbara, Hipólito, Santo Ángel, Fuentidueñas (convento de san Marcos), san Miguel, san Andrés, santo Domingo, san Antón, san Cristóbal, Los Mártires, santo Tomás y santa Catalina.

    Sobre este rico legado arquitectónico que abarca desde la época medieval hasta la actualidad, versa la última obra del cronista oficial de Trujillo, académico correspondiente de la Real Academia de la Historia y de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes. José Antonio Ramos Rubio,[1]  buen conocedor  del patrimonio histórico-artístico placentino, no en vano realizó sus tesis doctoral sobre “La escultura y pintura medievales en la diócesis de Plasencia”.

    En el siglo XVII, Plasencia tenía siete ermitas. Fray Alonso Fernández las cita en 1627 en su obra Historia y anales de la Ciudad y Obispado de Plasencia: “San Lázaro, san Cristóbal, santo Tomás Apóstol, san Marcos, santo Domingo el Viejo, fuera de los muros; los Mártires y san Antón. Otras cuatro emitas distan una legua o media de la ciudad: Nuestra Señora del Puerto de Fuentidueñas; santa Bárbara en la sierra de los Calzones; y san Hipólito, junto al río, en el valle que llaman de Plasencia.”

    La ermita de santa Elena se halla situada en la plaza de su nombre, entre los caminos que conducen a las comarcas de La Vera y el Valle del Jerte. En el atrio se levanta un artístico crucero, en cuya basa se presenta la inscripción de su ejecución: año de 1630. También era conocida con el nombre de ermita de la Cruz por la cruz de piedra que preside en el atrio y que fue la causa de sus orígenes. Esta antigua ermita está situada en el camino que salía de la Puerta del Sol al Puente Nuevo que, en su primitiva advocación, estaba dedicada a la Cruz y su titular era, por tanto, un crucifijo de tamaño casi natural. Originariamente se llamó ermita de la Santa Cruz, porque en ella se veneraba al Santísimo Cristo de las Batallas, ante el cual juraban lealtad a la Patria los caballeros placentinos. Al trasladarse la imagen del Cristo de las Batallas a su actual emplazamiento, se dedicó a la advocación de santa Elena. El obispo placentino don Bricio (1189-1211) ordenó construirla en recuerdo del Cristo de Burgos, de donde procedían un gran número de habitantes de la ciudad. Fue reedificada varias veces a lo largo de su historia. A principio del siglo XX, la ermita se hallaba muy deteriorada, hasta el extremo de que se temió por su hundimiento y las imágenes. El crucifijo se llevó a la iglesia de Santiago y allí permaneció hasta que la ermita fue restaurada y, cuando quisieron trasladarlo, los fieles se opusieron porque le tenían gran devoción y estaba más cerca de la ciudad. Así que se decidió dejarlo en la iglesia de Santiago que, desde entonces, comenzó a llamarse Cristo de las Batallas y a la anterior se le puso el nombre de santa Elena, madre de Constantino, que halló en el Gólgota la Cruz en la que murió Cristo.

    La ermita de la Virgen de la Salud se sitúa sobre la puerta de Trujillo. La entrada presenta un arco de acceso muy amplio y sobre él se encuentra la ermita o capilla dedicada a la Virgen de la Salud. Cuando en el último cuarto del siglo XII, Alfonso VIII conquista la ciudad musulmana del Ambroz, entrando por el puente de Trujillo, funda en ella una ciudad que se llamaría Plasencia. En su equipaje llevaba una imagen de la Virgen, a cuya intercesión achacó el éxito de la campaña, por lo que ordenó hacer una copia de la misma y situarla encima de la puerta de la muralla que habría de construir. La devoción se extendió muy pronto, habilitándose en la misma muralla una pequeña ermita u oratorio. El 2 de abril de 1725 se inauguró la nueva capilla, que bendijo el obispo Lasso, quien en 1738 encargó el retablo mayor de la capilla.  El primitivo nombre de esta Virgen era el de Nuestra Señora la Virgen de los Remedios; pero, debido a los años de la peste que asolaron a toda España, y a los muchos milagros que realizó entre sus devotos, el pueblo la comenzó a llamar Virgen de la Salud. La fiesta de la Virgen se celebra el último domingo de septiembre.

    La ermita de la Virgen del Puerto está situada a cinco kilómetros de la ciudad, en la dehesa de Valcorchero. Fue declarada patrona de Plasencia por el papa san Pío X. El 27 de abril de 1952, siendo obispo Juan Pedro Zarranz y Pueyo, fue coronada por el nuncio de Su Santidad, cardenal Cicognani. En la víspera de la coronación, el Ayuntamiento la nombró alcaldesa honoraria de la ciudad. Según la leyenda, que se remonta a la Reconquista, huyendo de la invasión musulmana, los cristianos llevaron consigo en su huida imágenes de su mayor devoción. Una de estas caravanas de portugueses traían con ellos una imagen muy venerada en Lisboa: Nuestra Señora de Belén. Al llegar a Plasencia, la ocultaron en una cueva de Valcorchero, donde quedó oculta durante 400 años. Cuando Alfonso VIII recupera la ciudad fue descubierta la imagen y en el lugar se colocaron tres cruces de piedra: Cancho de las Tres Cruces. Entre otra peña apareció otra imagen, que estaba señalada con la huella de una albarca, las huellas de la pisada del pastor, impresionado al hallarla. De ahí, el apelativo de “La Canchalera”. Este fue su primitivo emplazamiento. La ermita estuvo a cargo de los franciscanos y, en 1570, pasó a la jurisdicción del obispo. La actual ermita es obra de los siglos XVII y XVIII. La ermita fue construida tras la fundación de la ciudad por Alfonso VIII; pero la imagen que recibió culto no fue la actual, del siglo XV, en que el chantre Diego de Lobera llevó a cabo las obras del nuevo templo. En 1521, siendo obispo don Diego de Arce, se realiza la nueva fábrica, restaurada y ampliada en 1601 y 1644. La actual edificación data de 1623, en tiempos del obispo Lasso de la Vega. El retablo que el obispo construyó para la ermita fue destruido en 1808 por las tropas napoleónicas y la imagen fue trasladada a la catedral, hasta que en 1815 dieron comienzo las obras de remodelación de la ermita, inaugurada en 1817.

    La ermita de san Lázaro se halla en el berrocal placentino, un lugar repleto de peñascos que terminan en el río y en el puente de san Lázaro. Es de construcción medieval. Ha sido restaurada muchas veces por las grandes avenidas de los afluentes del Tajo.

    La ermita del Cristo de las Batallas se sitúa cerca de la Puerta del Sol, donde se daban cita los peregrinos que marchaban a Santiago. La iglesia es obra del siglo XV. Los clásicos signos del peregrino invaden toda la ornamentación, por lo que puede certificarse, según el autor, que fue construida para uso del peregrinaje jacobeo; pero al trasladarse a ella  la imagen del Cristo de las Batallas adquirió su actual nombre. Preside la capilla mayor la imagen del Cristo.

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[1] Vid.: Ramos Rubio, José Antonio: Las ermitas de Plasencia, patrimonio religioso, histórico y cultural, TAU Editores, Cáceres, 2025, 160 págs.


POBREZA INFANTIL


    Casi un millón de niños españoles dirige cada día la mirada a sus madres: “Mamá: tengo hambre.” Ni mamá ni papá pueden darle ya de comer por sí mismos, porque nada hubieren. Los ingresos insuficientes no cubren sus necesidades básicas. La situación de miseria y desnutrición infantil a nivel nacional se agrava. Carecen de alimentación adecuada, de vivienda digna, de educación de calidad, de servicios básicos de salud… Las consecuencias son devastadoras en el desarrollo físico, cognitivo y emocional de estos niños que perpetúan el ciclo de la pobreza.

España lidera el índice de pobreza infantil y el incremento del umbral de pobreza para 2025: hasta 11.944,88 euros anuales para un hogar unipersonal, según la Fundación Madrina, que tiene como objetivo repoblar las zonas rurales despobladas de España y proporcionar nuevas oportunidades a las familias que luchan por sobrevivir en las grandes ciudades con presencia de niños.

UNICEF, Eurostat y la Unión Europea han advertido que nuestro país lidera la tasa de pobreza infantil en el continente. El último informe del Índice de Miseria, elaborado por el Instituto Juan de Mariana, situaba a España a la cabeza con un 14,7 por ciento en diciembre de 2024, dato que supera la media europea en 8,8 puntos en julio del mismo año. La necesidad de que dos salarios son cada vez más imprescindibles para la supervivencia mensual de un hogar evidencia la fragilidad económica de muchas familias y la dificultad de criar a sus hijos en condiciones dignas.

Ante esta situación, la Fundación Madrina recomienda implementar un plan integral contra la pobreza infantil; fortalecer las políticas de apoyo directo a las familias con menores a su cargo; fomentar la creación de empleo de calidad, conciliación y salarios dignos; e invertir en educación y lucha contra la exclusión social al menos un 7 por ciento del PIB.

De otro lado, la tasa AROPE (indicador que mide el grado de porcentaje de la población en riesgo de pobreza o exclusión social en España) en Extremadura se situó en el 32,4 por ciento en 2024, según los últimos datos disponibles. Esto quiere decir que tres de cada diez extremeños está en riesgo de pobreza o exclusión social, aunque la tasa se ha reducido en 4,5 puntos en los dos últimos años.

La consejera de Salud y Servicios Sociales de la Junta de Extremadura, Sara García Espada, destacaba en abril pasado, durante el XVIII Encuentro Estatal de Participación de la Red Europea de la Lucha contra la pobreza, los datos de reducción de la tasa AROPE en la Comunidad y apuntaba a la necesidad de una inversión real en programas que atiendan las necesidades de los más vulnerables.

El futuro de los niños está en juego. Es necesario garantizar un futuro digno para ellos, porque ellos serán el futuro. Y qué futuro le legaremos si no tienen el alimento del presente…


martes, 1 de julio de 2025

DE “SUBNORMALES” A PERSONAS CON DISCAPACIDAD


Portada: Enrique Jiménez Carrero

    Son muchos los libros que pasan por mis manos, que siempre les echo un vistazo y aprendo algo. Pero a veces te llega alguno, que, por razones aparentemente extrañas, te llaman la atención, los lees con inquietud, te generan desasosiego y te hacen pensar y sobre todo sentir.  En estas raras ocasiones, casi siempre la razón subconsciente de esa extraña intranquilidad tiene que ver con vivencias afectivas personales, que tenías ya en el viejo cajón de los recuerdos.     

    Estos sentimientos son los que he tenido al caer en mis manos y leer el valioso libro de Félix Pinero “Arcoíris de las personas con discapacidad” (Tau Editores, 2025). “Los antiguos subnormales de ayer (años 70-80 del siglo XX), según la Administración española --escribe el autor-- han pasado a ser personas con discapacidad. El Pleno de Congreso de los Diputados aprobó el 15 de febrero de 2024 la tercera modificación constitucional de reforma del artículo 49 de la Carta Magna, por la que era sustituida la palabra “disminuidos” por el sintagma de personas con discapacidad. Anteriormente la Administración en los años 70, 80, 90, les llamó “subnormal, minusválido e inválido”.

    Las palabras nunca son inocentes. Tienen un gran poder sobre todo en los que sufren una limitación orgánica o debilidad, de la que ellos no son responsables, que se convierten en hirientes insultos, como la palabra “subnormal”. Por ello, la lucha por  la  igualdad y contra la discriminación, debe incluir no solo la ofensiva contra los hechos, sino también contra las palabras e insultos de desprecio.

    El libro de Félix Pinero está estructurado con más de 60 pequeños escritos, que reflejan diferentes tipos de discapacidad (intelectual, sensorial, física…), mostrando tanto logros cotidianos como los desafíos en el acceso a servicios, educación, empleo, cultura y vida comunitaria, lanzando siempre su mensaje explícito de inclusión, sino por el respeto y dignidad con que presenta a sus protagonistas. Es un libro altamente recomendable, tanto para profundizar en la realidad de la discapacidad como para impulsar transformaciones prácticas en torno a ella. Es una herramienta útil para educadores, responsables de políticas públicas, profesionales de la salud y sociedad civil.

    Algunos de los títulos de su repertorio, que me han emocionado, han sido entre otros, los siguientes.: “Amaneceres, Vivir en soledad, Prisionero sin ascensor, Mascarillas inclusivas, Barreras en tiempos de la Covid-19, Donante hasta la médula, La jaula silenciosa, Los otros portales de Belén, Educación inclusiva, Himno contra el racismo, El luto en vida, Carolina y Cris”. Como escribe en el epílogo Anuncia Maján, directora de la revista Grada, al leer este libro ha tenido “la sensación de haber vivido una lluvia fresca y suave sobre mi espíritu lector… Félix Pinero da voz a las pequeñas grandes historias, las de cada día de nuestro vivir”.

    El autor del libro Félix Pinero (Granadilla 1950) es un prestigioso periodista, que ha colaborado con cargos relevantes en distintos medios de comunicación, como la dirección de El Periódico Extremadura, habiendo recibido numerosos premios, entre otros el Premio Extremeño del Año (Cadena SER, 1979), Premio de Periodismo Dionisio Acedo (1983), Hijo Adoptivo de Plasencia (2005) y académico correspondiente de la Real Academia de Extremadura (2021).

    Las razones de los sentimientos especiales que me causaron el encontrarme con este libro fueron varias. La primera sentimental y afectiva, al ver la dedicatoria a Ana Carolina, hija del ilustre placentino Francisco Valverde, quien en el prólogo escribe: “Como padre de una criatura inigualable que dio verdadero sentido a mi vida, como maestro que creyó siempre en la inclusión educativa”… Conocí hace bastantes años a la   maravillosa Carolina al invitarme su padre a quedarme en su casa una vez que fuera a Plasencia a dar una conferencia. No sabía que ya descansaba en paz y esto me sobrecogió. Y otra razón de mi zozobra fue descubrir mi falta de sensibilidad con las personas con discapacidad, porque un paradigma ético de mi vida académica y social ha sido denunciar y luchar contra el racismo, la xenofobia y las discriminaciones de las minorías, pero había olvidado el colectivo de las personas con discapacidad. ¡Ha llegado la hora de reivindicar y hacer más por estos ciudadanos nuestros de pleno derecho!

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    El autor es Tomás Calvo Buezas (Tornavacas 1936), catedrático emérito de Antropología, Medalla de Extremadura y exrepresentante de España en la Comisión Europea de la Lucha contra el Racismo del Consejo de Europa.