miércoles, 13 de agosto de 2025

LA DORMICIÓN DE MARÍA


Virgen del Tránsito en Plasencia. Imagen cedida por

 http://www.catedralesdeplasencia.org/web/


    La Virgen María no fue inhumada. Por la Asunción asumimos que fue asunta en cuerpo y alma al cielo. Jesús, su Divino Hijo, ascendió al cielo (la Ascensión); su Madre, la Virgen, fue asunta al cielo (la Asunción). Madre de Cristo, en cuyo vientre se encarnó Jesús, su cuerpo no puede ser corrupto, como el resto de los mortales, por la voluntad de Dios.

    El papa Pío XII declara el 1 de noviembre de 1950 como dogma de fe la Asunción de María: “Declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial.” No dice el dogma “tras fallecer”, “a su fallecimiento”, sino “cumplido el curso de su vida terrestre…” Para San Juan Pablo II, al proclamar el dogma, Pío XII no pretendió negar el hecho de la muerte. Solamente juzgó oportuno afirmar solemnemente como verdad que todos los creyentes debían admitir la muerte de la madre de Dios.

    La Virgen tiene 48 años cuando Jesús muere en la Cruz para la redención del mundo. Su Hijo tiene 33. María tenía 15 años cuando le dio a luz. Luego, tendría 48 años. La tradición sostiene que vivió veintitrés años más tras su muerte (a los 71 años), un hecho no documentado. Sabemos que vivió mucho tiempo tras la ascensión de Jesús al cielo (Hechos, 1, 14), pero no cuánto.

    Veintitrés años vivió María sobre la tierra tras la muerte y pasión de su Hijo. Ve cumplidas algunas profecías y el principio de las guerras que asolan Palestina y el comienzo del castigo providencial de la ciudad deicida. La ruina de Jerusalén, el castigo del pueblo judío profetizado por Jesús a sus discípulos. Ya les advirtió: dispersaos por la tierra para predicar el Evangelio por todo el mundo. Les libra, así, de la ruina de su patria, del asedio y toma de Jerusalén, la ciudad maldita que habría de pasar por tremendos horrores, por su asedio y toma…

    Tras la crucifixión de su Hijo, la tradición dice que vivió en Éfeso cerca de cuarenta años, cuidada por san Juan, a quien Jesús le dio por hijo desde la Cruz y a Ella por madre.  Según otra tradición de la Iglesia, la Virgen habría vivido en Jerusalén los últimos años de su vida. Los Padres de la Iglesia señalan que el final de los días de la Virgen en la tierra se produjo entre los 63 y los 69 años. Con esto se deduce que no pudo ir con san Juan a Éfeso, ni vivió allí nunca, sino que murió en Jerusalén tras la muerte de Jesús. San Juan Pablo II aclaró este punto: “Cualquiera que haya sido el hecho orgánico y biológico que, desde el punto de vista físico, le haya producido la muerte, puede decirse que el tránsito de esta vida a la otra fue para María una maduración de la gracia en la gloria, de modo que nunca mejor que en este caso la muerte pudo concebirse como una dormición.” (25 de junio de 1997).

    ¿Qué significa la dormición de la Virgen? Muerte, dormición o tránsito es la traducción de la palabra griega koimesis, que significa dormición. Las iglesias católica y ortodoxa atribuyen este término a la subida de la Virgen María en cuerpo y alma al cielo (la Asunción), gracias al poder de Dios.

    En la catedral de Plasencia podemos contemplar durante estos días previos a la festividad de la Asunción a la Virgen Yacente, una de las pocas imágenes de Nuestra Señora durmiente que pueden verse en el mundo, y solamente nueve días al año. Del 6 al 15 de agosto se descubre la urna de la Virgen de la Asunción. La Virgen lleva un traje de terciopelo rosa, que fue regalo de Isabel II, y se adorna con joyas donadas por familias devotas. La urna de la Virgen de la Asunción de la catedral de Plasencia se mueve con un sistema de cuerdas y poleas que la deja al descubierto durante nueve días. El 15 de agosto la urna se cerrará hasta el año siguiente. (Obispado de Plasencia). Es la dormición de María, su tránsito al cielo…


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