domingo, 17 de enero de 2010

SUEÑOS DEL FUTURO Y REALIDAD DEL PASADO

No parece que el presidente del PP de Extremadura haya leído la célebre sentencia del que fuera tercer presidente americano, Thomas Jefferson (1801-1809), autor de la Declaración de Independencia de su país, quien afirmó: “Me gustan más los sueños del futuro que las historias del pasado.” Ni siquiera, quizá, los versos de Paulo Coelho: “La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea interesante.”

Un hombre que hizo de la duda su razón existencialista antes de su ‘amanecer político regional’, que no fue el de Badajoz precisamente (ahora sí me voy del ayuntamiento; ahora no; ahora quiero ser senador; ahora, no; y más tarde sí), pocas lecciones puede dar, como ha pretendido, en la extrapolación que ha efectuado tanto de la encuesta de intención de voto en Andalucía, según el Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA), dependiente del CSIC, cuyos resultados se arroga para sí en Extremadura, como la lectura inédita “sui generis” que ha realizado para los extremeños del Consejo Extraordinario de Gobierno celebrado durante los días 14 y 15 pasados.

No fuere yo quien le quitare la razón que le asiste como político y candidato a presidir la Junta de Extremadura para opinar como libremente hiciere; pero se ha pasado los más de doscientos pueblos de la Comunidad que dice haber visitado, al considerar, en su peculiar comentario de textos, en versión libre pepera, los acuerdos tomados, los objetivos de esos acuerdos y a sus destinatarios, a quienes poco menos que considera tontos.

Afirmaciones como las suyas, tan gratuitas como inútiles: “Ni es un Consejo ni es extraordinario”, “Han anunciado lo anunciado”, “La Junta solo tiene la capacidad de aplazarnos el futuro con sueños”…, solamente pueden creérselas los suyos, tan enrabietados por el poder perdido que aquí nunca les diere el pueblo en democracia y que ellos utilizaron para sí y nunca en su favor. Y ese pueblo no olvida, porque “hoy es siempre todavía”, como dijera Antonio Machado.

Resultan inexplicables sus declaraciones si tenemos en cuenta su capacidad para el diálogo y el consenso, tan necesarios hoy más que nunca, tras la mano tendida del Presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, que tan gustosamente ha asido, bien quisiéramos creer que por el bien de Extremadura que predica, y no por el suyo particular que pretendiere: sacar réditos políticos de donde no los hubiere, para abandonar la duda permanente que no le deja vivir ni soñar.

Ha despreciado a un organismo extremeño, el Consejo de Gobierno de la Junta de Extremadura; a su Presidente y sus miembros. Los acuerdos tomados y los objetivos que pretendieren los ha considerado como “engaños” del juego político; pero, sobre todo, ha pretendido hundir los sueños de los extremeños al afirmar que “la Junta solo tiene capacidad de aplazarnos con sueños el futuro”. Si no fuere porque los extremeños conocieren la historia pasada --es usted muy joven para ello, como su guardia pretoriana-- tendríamos que recordarle que sus antecesores nunca hicieron posibles esos sueños; es más, los anestesiaron fuera de los recintos adecuados; y nada desean saber por ello de esa historia que los suyos nos construyeren. No venga usted, señoría, a matarnos lo sueños que cada cual hubiere porque “si es bueno vivir, todavía mejor es soñar, y lo mejor de todo, despertar”, sigo recordando a Machado.

No es la suya una lectura de político con afán de poder, sino la de un político necesitado de los poderes todos para romper los sueños de quienes creyeron en ese despertar en el que se vieren hechos realidad. Y no fue precisamente la derecha gobernante durante siglos quien hizo posible el cambio en España y en Extremadura. Fue la izquierda, señoría, la autora del cambio, un cambio de justicia, libertad e igualdad y de derechos tan elementales como la educación o la sanidad, que antes ustedes consideraren exclusivos suyos. ¿A qué, pues, desea usted romper los sueños de los extremeños? Si la Junta hace, porque hace; y si no hace, según usted, porque nada hace; y la culpa de la crisis es de ellos, por supuesto, porque, según usted, el Gobierno extremeño se cruza de brazos y no hace nada por los parados… ¿Le importan a usted mucho los parados extremeños: a usted, presidente del PP de Extremadura, senador del Reino de España, diputado en la Asamblea de Extremadura? No mencione usted a los parados si tiene vergüenza política y arrime su hombro junto al del Presidente y todo su Consejo de Gobierno, porque todavía no le es llegada su hora. Sueñe usted, si lo desea, en 2011, porque “la mejor encuesta, como afirma, llegará ese año”; pero no pretenda en modo alguno matar nuestros sueños y despertar.

“¿Qué es la vida?
Un frenesí.
¿Qué es la vida?
Una sombra, una ficción
Y el mayor bien es pequeño
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son”,
como afirmara Calderón de la Barca.

Deje su señoría nuestros sueños en paz y arrastre los suyos hasta 2011, que poco o nada nos interesan a quienes hubimos la desdicha de conocer los suyos en el pasado, porque nuestros sueños de futuro fueron la triste realidad de nuestro pasado, hasta ayer mismo, hasta 1983, año glorioso de Nuestro Señor y del Estatuto.

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