Han pasado cuarenta años, Ángeles, y reapareces hoy como protagonista de la noticia en el “marco incomparable”. No ejercerás como periodista quien lo fuere desde su llegada a Cáceres hace cuatro décadas. La noticia eres, hoy, tú. Por una vez, y afortunadamente no es una excepción, ha irrumpido la mujer como protagonista en Extremadura.
Nosotros nunca somos noticia, compañera, amiga, sino que ofrecemos las de quienes lo son; pero el destino ha querido que tú lo seas este año por méritos propios varias veces: has sido primer premio “Juanita Elguezábal”, ya sabes: aquella mujer que rompió barreras a finales del XIX en nuestra entonces ciudad provinciana, “por tu labor profesional y por haber defendido la profesión de forma digna y respetuosa con la cultura extremeña”. Tú viniste en un tiempo que era la alborada de la democracia, aún no llegada; pero viviste otro de maestra con las primeras generaciones de mujeres a quienes llevaste de la mano y enseñaste lo mejor de nuestra profesión, que no era flor de un día, sino espinas de veinticuatro horas. Lograste unir a hombres y mujeres de una profesión bendita y maldita, a la vez, en la lucha por su dignidad, en los referentes de Cáceres y Extremadura, en la lucha por nuestra tierra y por la igualdad de la mujer, en tu preocupación por los parados a quienes también azotare la crisis, en los objetivos culturales de la ciudad: Cáceres 2016… Y hubiste el júbilo de quienes coronan su obra con la satisfacción del deber cumplido.
Tus referentes fueron el coraje, la independencia y la libertad. Siempre gallega sin dejar de ser extremeña, conciliaste la dignidad de nuestra profesión con la defensa de la cultura extremeña de una forma digna y respetuosa. Y, así, llegaste a lo más alto de ella, mientras dabas a luz las mejores luces de tu vida, mostrando el camino a las mujeres valientes que concilian profesión fuera de casa y trabajo en ella.
En 1933, Margarita Xirgú fuere quizá la excepción que tú convertiste en regla. En silencio la escena, el Guadiana volvió a soterrarse durante algunos años y vuestra voz quedó oscurecida, silenciada, apagada; pero afloraría contigo y con otras, aun antes de que llegare la hora.
Unamuno dijo que había hecho hablar a Séneca; que Séneca explicó la historia de Medea, y Margarita hizo Medea, que escribió el personaje, imaginario o real, en un ser vivo que se apodera de nosotros en cuerpo y alma.
Hoy estás allí donde ella estuviere; entre Tajo y Guadiana, como a finales del XIX lo hizo en Cáceres Juanita Elguezábal, como Margarita en el 33, como tú desde principios de los 70 en nuestra ciudad, compañera, amiga, ex presidenta de afanes y labores por concluir, y hoy,
En la pantalla te veo, Juanita,
En mi alma te llevo, Margarita;
Mis oídos te escuchan, Medea;
Háblame como siempre, Angelita.
Bajo las siete sillas de tu horizonte
Lloran tus palomitas sin verte
Como yo lloro al oírte
Y sin ir, lloro al verte.
Mi alma está contigo
Y tu corazón, a buen abrigo.
Nosotros nunca somos noticia, compañera, amiga, sino que ofrecemos las de quienes lo son; pero el destino ha querido que tú lo seas este año por méritos propios varias veces: has sido primer premio “Juanita Elguezábal”, ya sabes: aquella mujer que rompió barreras a finales del XIX en nuestra entonces ciudad provinciana, “por tu labor profesional y por haber defendido la profesión de forma digna y respetuosa con la cultura extremeña”. Tú viniste en un tiempo que era la alborada de la democracia, aún no llegada; pero viviste otro de maestra con las primeras generaciones de mujeres a quienes llevaste de la mano y enseñaste lo mejor de nuestra profesión, que no era flor de un día, sino espinas de veinticuatro horas. Lograste unir a hombres y mujeres de una profesión bendita y maldita, a la vez, en la lucha por su dignidad, en los referentes de Cáceres y Extremadura, en la lucha por nuestra tierra y por la igualdad de la mujer, en tu preocupación por los parados a quienes también azotare la crisis, en los objetivos culturales de la ciudad: Cáceres 2016… Y hubiste el júbilo de quienes coronan su obra con la satisfacción del deber cumplido.
Tus referentes fueron el coraje, la independencia y la libertad. Siempre gallega sin dejar de ser extremeña, conciliaste la dignidad de nuestra profesión con la defensa de la cultura extremeña de una forma digna y respetuosa. Y, así, llegaste a lo más alto de ella, mientras dabas a luz las mejores luces de tu vida, mostrando el camino a las mujeres valientes que concilian profesión fuera de casa y trabajo en ella.
En 1933, Margarita Xirgú fuere quizá la excepción que tú convertiste en regla. En silencio la escena, el Guadiana volvió a soterrarse durante algunos años y vuestra voz quedó oscurecida, silenciada, apagada; pero afloraría contigo y con otras, aun antes de que llegare la hora.
Unamuno dijo que había hecho hablar a Séneca; que Séneca explicó la historia de Medea, y Margarita hizo Medea, que escribió el personaje, imaginario o real, en un ser vivo que se apodera de nosotros en cuerpo y alma.
Hoy estás allí donde ella estuviere; entre Tajo y Guadiana, como a finales del XIX lo hizo en Cáceres Juanita Elguezábal, como Margarita en el 33, como tú desde principios de los 70 en nuestra ciudad, compañera, amiga, ex presidenta de afanes y labores por concluir, y hoy,
En la pantalla te veo, Juanita,
En mi alma te llevo, Margarita;
Mis oídos te escuchan, Medea;
Háblame como siempre, Angelita.
Bajo las siete sillas de tu horizonte
Lloran tus palomitas sin verte
Como yo lloro al oírte
Y sin ir, lloro al verte.
Mi alma está contigo
Y tu corazón, a buen abrigo.
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