En el coloquio posterior a una
comida-coloquio celebrada en Barcelona a finales de los 90, el ex ministro
socialista José Borrell manifestaba
sus respetos por el ponente y presidente
extremeño Rodríguez Ibarra con estas
palabras: "Siente lo que dice y dice lo que siente." Muchos
extremeños se preguntan si el actual presidente Monago `siente lo que dice y dice lo que siente´, no tanto porque
su tonalidad, timbre de voz y entonación le delaten al no sentir lo que dice -porque
no fuere el autor de lo que dijere-, sino porque lo que dice no parece venir de
su cuna política, siempre opuesta a los sentires programáticos de su partido,
ya fuere en el IVA cultural, la extra a los funcionarios o, más recientemente, el proyecto de ley del
aborto del ministro Gallardón.
Monago parece seguir la senda aprendida
de su predecesor, Rodríguez Ibarra,
de "romper cristales" para que nuestra voz sea oída..., y él
conocido. ¿O será más bien que `no siente lo que dice´ en un intento de agradar
a sus socios que le dieron y mantienen en el gobierno de Extremadura? O como
apuntare días pasados elconfidencial.com,
citando fuentes próximas a Rajoy, el
`verso libre´ y el `discurso diferente´ son peajes que su partido ha de pagar
por su coalición con IU y "el
precio de gobernar en Extremadura por única vez".
Sea
como fuere, Monago sorprende en su
discurso de fin de año, dirigido más que a los extremeños al resto de los
españoles, al afirmar que "nadie puede
obligar a nadie su derecho a ser madre. Ni tampoco nadie puede obligarle a nadie a serlo." Las
reacciones no se hicieron esperar. Ya días antes del discurso del presidente
extremeño, el presidente gallego, Núñez
Feijóo, abogaba por mejorar el texto para llegar a acuerdos, frente a la
actitud de Gallardón de mantener los
"principios irrenunciables", aunque después admitiera que los textos
pueden ser mejorados en la tramitación parlamentaria. Rubalcaba se
avergonzaba porque "una ley española" hubiere sido aplaudida por el
extremista francés Le Pen, porque ni
es "equilibrada", como afirmaba Rajoy, ni
"progresista", como afirmaba Gallardón. Y Cayo Lara acusaba al ministro de ser
"el nuevo Torquemada del siglo XXI" con una reforma que retrotrae a
España a "decenios atrás".
El
pasado día 8 se reúne el Comité Ejecutivo Nacional del PP y, pese a los
esfuerzos de Rajoy por anular el
debate sobre el aborto, cuyas respuestas cede a Gallardón,
los barones piden al Gobierno trabajar por el consenso por "una
cuestión de sentimientos", según Monago;
"dialogar para no imponer la ley" (Feijóo) o "libertad de voto para los diputados del PP" (Celia Villalobos). Rajoy no respondió a sus barones sobre la cuestión. Sin embargo, el
presidente valenciano, Ricardo Fabra, había azuzado el debate
el día anterior al acusar a Monago de
pensar en su socio de gobierno y no en los votantes, a lo que este respondió.
"A ver si al final voy a ser yo el más centrado del PP y los demás están
un poco confusos..." No fuere la primera vez que Monago enseñare los dientes a
Fabra, o "si consensuar los grandes temas, puede ser malo para alguien",
o "se
trata simplemente de aplicar el sentido común y lo que nos dicen los ciudadanos".
El
día 16 se producen otros dos acontecimientos: la mayoría de los grupos del
Parlamento Europeo pide la
retirada de la reforma del aborto al anteproyecto del ministro Gallardón, a
propuesta del grupo socialista español, mientras que el Partido Popular Europeo
solicitaba que el asunto se dejare en manos de las autoridades españolas, al no
tener Europa competencias en la materia. De otro lado, el mismo día, el PP pide
al Gobierno en la Asamblea de Extremadura que paralice
la revisión de la ley del aborto y solicita que busque consenso con otras
fuerzas políticas para garantizar una norma duradera al margen de cambios
parlamentarios. En la misma sesión, el PSOE e IU solicitan la retirada de la
reforma; pero la Asamblea no llega a un acuerdo para manifestar el desacuerdo
con la reforma planteado. El PSOE pedía el mantenimiento de la ley en vigor, e
IU, la retirada del anteproyecto de reforma de la ley del aborto. Votada la propuesta del PSOE, arroja un
empate a 32 votos; se repite en segunda votación el resultado. Se vota la
iniciativa de IU, que es rechazada por 30 votos a favor, 33 en contra y uno en
blanco. De nuevo se vota la propuesta socialista que logra el mismo resultado:
32 a 32. La iniciativa decae y no logra la aprobación; pero antes, el PSOE pide
votación por llamamiento individual y el portavoz popular pide votación
secreta. Se coloca en la presidencia una urna, con tres papeletas: Sí, No y
Abstención. Tan sólo en contadas ocasiones se vota en la urna: la elección de la Mesa y del presidente de la Junta. ¿Qué
hay que ocultar si todo está tan claro? Un diputado socialista fue expulsado
por lo que el presidente de la Cámara consideró un "gesto
despectivo".
En
todo caso, la Asamblea no puede instar al Gobierno de la nación a nada. Cuando Juan Ignacio Barrero era presidente del
PP de Extremadura ocurrió un hecho curioso: su partido rechazó una propuesta
socialista que instaba a la Junta a ... y, "sensu contrario", el PSOE
rechazó otra suya por la que se instaba al Gobierno de la nación a... La
respuesta, en ambos casos, fue la misma: la Asamblea no puede instar al
Gobierno a nada... Lo que unos dijeron, se lo rechazaron los otros...
Monago no es, en ningún caso, ni `verso
suelto´ ni `discurso diferente´ en el PP regional ni nacional; sino tan solo un
rehén aprehendido por quienes les dieren el poder y los posibles electores a
quienes jamás convenciere. Por eso, su presidente nacional, pasa de él, y le
permite hacer y decir: porque es un peaje a pagar, pero no un trino que canta
diferente y que cautiva, por mucho `octavo pasajero´ que llevare a sus
espaldas..., que ni dice "lo que siente ni siente lo que dice",
porque esta tierra no es su cuna, si acaso su cañada real en la que pastare de
ocasión. Tuviere ya un precedente: Aznar
y Rato dejaron en la estacada al
pesado del popular extremeño Luis
Ramallo, su predecesor en la etapa preautonómica, que cantare hasta que su
constipado político le obligare a retirarse de la escena. Como a él mismo por
mucho que trine y afirme que las ideologías no existen, sino las personas. Ya
lo vemos, ya...
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