Era
pequeña de estatura, pero grande en su energía y pasión por el periodismo. María Antonia Iglesias, fallecida ayer
en Vigo a los 69 años de edad, madrileña de nacimiento y gallega de vocación
por su ascendencia, pasará a la historia del periodismo como una de las mujeres
más fuertes de carácter y vividoras del periodismo, con una fuerza arrolladora
que aunaba su pasión por la política desde una concepción de izquierda que
nunca tuviere por qué esconder y desde una fe religiosa que tampoco hubiere
necesidad de proclamar.
Su paso por diversos medios
informativos, que destacaron siempre por su apego a la libertad de expresión y
opinión --como Informaciones, Triunfo, Tiempo, Interviu...--
forjaron un carácter y temple que le distinguió en sus escritos y en las
tertulias, en las que hacía frente a los varones de la derecha con tanta
energía como conocimientos y pasión pusiere siempre en su tarea. TVE la dio a
conocer al gran público desde que sucediere a Diego Carcedo como directora de los Servicios Informativos de 1990
a 1996. Participó en tertulias de radio y televisión desde 2002 a 2008. Su
proyección periodística, sin hurtar el "cara a cara" de los debates
televisivos en Telecinco, que le dieran fama, se proyecta, sobre todo, en las
entrevistas, del que es buena muestra el libro "La memoria recuperada. Lo
que nunca han contado Felipe González y los dirigentes socialistas"
(2003), en el que ofrece una visión de la etapa de gobierno del segundo
presidente de la democracia en conversaciones con sus protagonistas. En 2009
había publicado "Memoria de Euskadi"; en 2007, "Cuerpo a cuerpo.
Cómo son y cómo piensan los políticos españoles", otro recopilatorio de
entrevistas. En "Maestros de la República. Los otros santos, los otros
mártires (2006) recobra diez de sus figuras a través de testimonios orales de
quienes les conocieron. En 1999 publica "Aquella España dulce y
amarga", sobre Carmen Sevilla y Paco Rabal; y finalmente, en 1997, en
"Cuatro días de julio", sobre el asesinato de Miguel Ángel Blanco.
María
Antonia Iglesias se vinculó con Cáceres, sobre todo, por el libro
"Maestros de la República", entre ellos el de Severiano Núñez, natural de Barrado, --uno de los protagonistas de
su obra-- que ejerció su profesión en Jaraíz de la Vera, "un arquetipo de
maestro republicano",
como le definió en entrevista concedida en febrero de 2007 al corresponsal de
El Periódico Extremadura en la comarca. El 16 de mayo ofreció en el auditorio
de Cáceres una conferencia sobre su libro.
Justamente por ese libro, Juventudes
Socialistas (JJ SS) de Cáceres le concedió el premio nacional "Máximo Calvo" a la Memoria
Histórica de ese mismo año, que recibió a mediados de diciembre en la Casa de
Cultura de Coria, en cuya intervención señaló que "a los maestros se les
persiguió en la República porque la derecha no entendía que gente de cultura y
respetada en el pueblo se involucrarse en mejorar las condiciones de vida de
los más desfavorecidos". Ella sí lo entendió y por ello fue amiga tanto de Fraga como de Carrillo, representantes de las dos Españas por las que ella luchó
por unir por encima de las legítimas discrepancias políticas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario