"Mira: tienes que
venir a mi pueblo. Está aquí, entre Plasencia y Hervás. Se llama
Granadilla." El actor Antonio Banderas (Ricky en la ficción) se confiesa
así a su secuestrada, y ya seducida Marina (Victoria Abril) en la película
"Átame", de Pedro Almodóvar (1990), "un noviazgo forzado"
por el protagonista, dice Almodóvar. Ha concluido el secuestro, descubierto por
su hermana Lola (Loles León). Ricky cumple su promesa; retorna a su pueblo
natal. Recorre las calles destruidas por el abandono que se produjo desde 1965.
Saca una foto rancia de su bolsillo: en el dintel de la puerta de una calle
angosta, por la que apenas se puede andar,
aparece un número: el 11. Allí está él, frente a su antigua casa
derruida, niño aún, con sus padres. Esa foto le trae un recuerdo: mientras
Marina le cura las heridas con las que llega a casa durante su secuestro, tras
la paliza recibida, la desata y, mientras le cura en el baño, se lo cuenta: cómo
su madre afeitaba a su padre con maquinilla eléctrica en el patio de su casa
(sería a pilas, porque a Granadilla no llegó la luz hasta 2006, gracias a las
placas solares). Mira, y remira la fachada y la foto. Sube después a lo alto
del castillo, a solas con su memoria de niño, la memoria no perdida de la villa,
aun arrancado de ella.
Por el entonces polvoriento camino vecinal --único acceso
desde Zarza de Granadilla a la villa perdida de las tres culturas que la
habitaren: árabes, judíos y cristianos-- se acerca un vehículo, que para ante
la misma Puerta de la Villa. Descienden de él Lola y Marina. Sube Marina al
castillo, "como una princesita", según el director, incrédulo Ricky ante la visita. Le llama:
"¡Ricky!", tras el amor consagrado por el vínculo y la convivencia.
Aparece él junto a las almenas, al fondo el lago del embalse, formado por el
lecho del río Alagón tras la presa de "Gabriel y Galán".
Bajan ambos del castillo. Ricky le dice a su hermana:
-- "Siento lo que ha pasado.
Lola: --Y espero que no vuelva a pasar...
Ricky:
-- Y yo también.
Lola: --¿Te importa ir detrás?
Ricky asiente.
Conduce Marina; a su lado, su hermana Lola, que entona la
canción del Dúo Dinámico "Resistiré" (letra de Carlos Toro Montoro,
interpretada por Manuel de la Calva y Ramón Arcusa; Sony, 1988), que hace aún
más popular esta película.
Veintiún años después de su estreno, Almodóvar y Banderas
asisten el 19 de septiembre de 2001 al estreno de la película en el programa
"Versión española", que presenta Cayetana Guillén Cuervo, entonces en
La 1 de TVE, días después del estreno de "La piel que habito" (2011),
cuatro Goyas y el premio BAFTA británico a la mejor película extranjera. El
director califica la canción como "un himno a la supervivencia" y
"esencial" en la película. "Ronco --asegura--, no le llega la
nota y Antonio se esfuerza por complacer a las dos mujeres"; tatarea en
principio y canta con ellas la canción... Van dejando atrás Granadilla entre
sus sones, al fondo la voz de sus intérpretes que parece salir entre el camino
polvoriento:
"Resistiré, erguido frente a
todo
Me volveré de hierro para endurecer
la piel
Y aunque los vientos de la vida
soplen fuerte
Soy como el junco que se dobla
Pero
siempre sigue en pie
Resistiré para seguir viviendo
Soportaré los golpes y jamás me
rendiré
Y aunque los sueños se me rompan en
pedazos
Resistiré, resistiré..."
No he hallado otra explicación al
porqué de la canción del Dúo Dinámico como cierre de la película que lo que
dijo Almodóvar en el citado programa: "Vi una antología del pop español y
encontré la letra, esencial para la película", que califica como "una
historia de noviazgo forzado, mezcla de convivencia, violencia, ternura y
humor, entretenida de ver y seguir". Para la presentadora del programa,
Cayetana Guillén Cuervo, "el final es catártico y maravilloso; un final
dulce y lleno de optimismo", refiriéndose al encuentro de los tres en el
pueblo y a la canción que pone punto final a la película.
"Resistiré" no solo es un
"himno a la supervivencia", según Almodóvar, sino que se convierte en
un himno a la resistencia, a la que cientos de personas se han asido en tiempos
de dificultades, una bandera ante la duda existencial. Estela Raval (1929-2012),
cantante de Los Cinco Latinos, grupo musical de los sesenta, tuvo un cáncer;
conocía la canción y se aferró a su espíritu, porque lo más importante era
luchar y resistir. Ya curada, grabó un álbum titulado "Resistiré"
como tema central, disco de oro y premio Gardel 2003. El entrenador del Betis,
Chaparro (2006-2009), la ponía a todo volumen por la megafonía del "Benito
Villamarín" para insuflar el ánimo y el espíritu guerrero que quería
darle a sus jugadores. Y no solo sonaba en los entrenamientos, sino en los
momentos claves de todos los partidos que disputaren, que el público coreaba. A
los jugadores les subía la adrenalina. Dos semanas antes de terminar la liga,
consiguieron su permanencia en Primera División gracias a la moral que les daba
la canción.
Casi cincuenta años después de su
desaparición y su ruina, Granadilla resiste como un Muro de las Lamentaciones,
que invita a volver a ella a la generación de la villa perdida y a otras dos
generaciones más de descendientes en la fiesta de su patrona, la Asunción.
Muchos de ellos retornan tras su muerte; otros claman no por Ricky ni por
Marina, sino como Manolo y Ramón: "Átame" a Granadilla, para que
nuestro pueblo sobreviva por encima de la historia aniquilada, en la
supervivencia tras los tres éxodos que conociere.
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