El presidente de
la Junta de Extremadura, José Antonio
Monago, con su proverbial tono de seriedad que le es impropio, se ha
dirigido a los extremeños en su cuarto mensaje de fin de año con un discurso
electoralista, por optimista, de balance de los tres años y medio de su
gobierno y, más pensativo del próximo futuro, ha hecho un guiño a las
formaciones políticas para llegar a futuros acuerdos, entre no los que no ha
descartado al PP y PSOE y al PP e IU, "porque las escrituras del consenso
no las tiene ningún partido político y los ciudadanos nos piden que hablemos y
que acordemos".
Sin embargo, ante una eventual necesidad de pactos para
gobernar a partir de primavera, Monago
ha dedicado la última parte de su intervención a la coalición emergente, de la
que un día dijo que "sí pactaría", aunque ahora les recuerda que
podría llegar a acuerdos con ellos
"siempre que respetaran mi única línea roja: lo mejor para
Extremadura" y ha advertido a Pablo
Iglesias que "el respeto que debemos cultivar también se lo merecen
muchos españoles que no opinan en muchas cuestiones como ellos, y a los que se
les falta diariamente a su dignidad, a su compromiso y a su memoria en la lucha
por las libertades y la igualdad". En este sentido, tras recordar que
"hay momentos en la vida en los que no caben las medias tintas ni el
marketing", les ha retado a responder si apoyan sin complejos la Constitución,
"aunque se quiera transformarla"; el respeto a las víctimas de
terrorismo y la reprobación pública a ETA; y a expresar "rotundamente
no" a la independencia de Cataluña. "A los españoles no nos gusta que
nos traten como si fuéramos menores de edad", ha señalado, para concluir
que "figuras como Adolfo Suárez
y Felipe González, entre otros, han
construido más España, como Adolfo
Díaz-Ambrona y Juan Carlos Rodríguez
Ibarra, más Extremadura. Admiramos por ello su papel en nuestra historia y,
en lugar de destruir el espíritu de la transición, a algunos les convendría
incorporarse a él".
Este párrafo con el que ha concluido su discurso sobraba
en un mensaje de fin de año con elevado carácter electoralista. Con ello, el
presidente no solo muestra su propia debilidad política y su miedo a perder, y
donde antes dijo digo, ahora dice Diego. Atreverse a darle consejos a una coalición
que ahora pinta más que él, es tanto como su osadía al asegurar que "el
pueblo extremeño deberá decidir entre los que dicen que pueden y los que
demostramos no solo que podemos, sino que además lo hacemos. Y cuando se hacen
las cosas en Extremadura, las cosas se dicen solas". Flaco favor se ha
hecho a sí mismo y a su partido al elevar a los altares al adversario temido e
ignorar, de otro lado, al más próximo, el líder del PSOE regional y su
antecesor en la Presidencia, Guillermo
Fernández Vara, al que teme tanto como a aquel. Mire usted, señor presidente:
las dos generaciones de extremeños nacidas tras la Constitución del 78 no saben
quién es Adolfo Diaz-Ambrona, aunque
fuere presidente regional de su partido y candidato frente a Ibarra a la
Presidencia. Otro error de bulto por su parte.
Por lo demás, qué novedades que no supiéramos -aparte de
"podemos y lo hacemos"-- nos ha revelado el presidente: varias
promesas. Comprometerse con los 17.659 jóvenes extremeños en paro a
garantizarles su primer trabajo en Extremadura "si os formáis en uno de
los sectores de la Estrategia de Especialización Inteligente de la
economía"; y la creación, junto al sector privado, de más de 7.000 puestos
de trabajo para ellos en la región si tienen Formación Profesional o una
carrera universitaria. No se lo creen ni ellos, porque muchos ya se han ido
cansados de esperar...
Un Plan integral con varias medidas, que se concretarán
en el primer trimestre del próximo año, para los más de 49.000 empleados
públicos de la Comunidad; el Estatuto de Capitalidad de Mérida, para el que espera
contar con el apoyo de todas las fuerzas políticas; la protección al campo
extremeño; la nueva Ley Agraria, que unificará veinte leyes anteriores, ya en
la Asamblea, "para tener "un campo del siglo XXI". Ha recordado,
además, el impulso a las pensiones más bajas; la Renta Básica, "de la que
se benefician más de 7.000 familias"; la ayuda, durante nueve meses, a las
mujeres víctimas de la violencia de género, y la "pensión no
contributiva" a 35.000 mujeres mayores de 75 años.
No se entiende que presuma de haber tomado decisiones sin
buscar el consenso que no necesitare. "Un gobierno en minoría del PP -ha
recordado- ha aprobado cuatro
presupuestos en esta legislatura, con la mayoría absoluta de la Cámara",
aunque reconoce que no es mérito propio, sino resultado del diálogo y la
palabra. Se le olvida hasta el reconocimiento a la fuerza política que lo hizo
posible. Le está bien merecido por apoyarle sin fisuras.
Y nos da un consejo como reto: innovar, internacionalizar
y formarse, "porque el mercado ya es el mundo: en la próxima década, unos
1.000 millones de personas se incorporarán a la clase media", y lo dice un
presidente que pertenece a un partido que ha aniquilado a la clase media en
España.
Lo dicho: somos una región emergente, como la coalición a
la que tanto teme y al líder al que ignora por más cercano adversario.
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