El director general de
Turismo de la Junta, Francisco Martín,
ha propuesto en la inauguración de la V
Feria de Muestras de La Pesga (Cáceres), celebrada el pasado domingo, "guapear
Extremadura" para hacer de ella la nueva
Toscana del siglo XXI, de forma que se convierta en un reclamo turístico "a
la altura de los más atractivos escenarios europeos" (Véase eldiarioes, de 23/08/2015).
¿Qué habrá querido decir el locuaz director de Turismo
con ello?: ¿acaso que Extremadura no está
o es guapa, y hay que guapearla...? ¿Qué entendemos por
guapear? Una segunda acepción del Diccionario de la RAE nos dice que,
coloquialmente, debemos entender como tal "hacer alarde de gusto exquisito
en los vestidos", "ostentar ánimo y bizarría en los peligros";
"fanfarronear", que se utiliza en Bolivia, Chile, Cuba y Venezuela.
(¿querrá convertirnos al bolivarianismo, quizá) Y, finalmente, "resistir
con valor golpes físicos y morales sin manifestarlo expresamente".
Como hablaba donde hablaba, él mismo ha traducido el
sentido del vocablo aplicado a la Comunidad. "Se trata --dice-- de hacer
de nuestra región y del turismo, no un mero factor estadístico de ocupación,
sino una verdadera industria por y para la calidad de vida del ciudadano; es
impulsar "una auténtica revolución del producto turístico", los
mercadillos, la venta directa de productos que remarcan la idiosincrasia de una
comarca, los productos agroalimentarios o artesanos, para que se conviertan en
el mejor reclamo turístico de un territorio y a la altura de los más atractivos
escenarios europeos; es embellecer los puntos de venta..., unificar la estética
de los puestos y los toldos, el entorno de los mercadillos y ferias; es pintar
las fachadas y crear jardines verticales... porque el turismo es color y entra
por los sentidos..., pero también una industria, que genera empleo, trabajo y
riqueza sostenible para toda una comarca" (Íbid.).
Como bien conoce el director general, ya el Martes Mayor
de nuestra querida Plasencia --de la que toma los significados todos que aplica
a su sintagma-- "hace alarde de gusto exquisito en los vestidos" que
hacen más guapa y atractiva esa industria.
Su antecesora, Elisa
Cruz -también placentina--, hablaba en la presentación de la oferta
extremeña para FITUR del año en curso, que "lo tenemos todo: naturaleza,
patrimonio, gastronomía, cultura... Lo que hace falta es crear nuevas
experiencias y conectarlas para seguir atrayendo el interés de los turistas
hacia nosotros" (Véase eldiarioes,
de 31/01/2015).
Es decir, para el señor Martín es preciso "guapear Extremadura", mientras que
para su antecesora, es preciso "vender la belleza" para atraer más
moscas al banquete. El primero utiliza el vocablo como si quisiere decir que la
región está guapa, pero no lo es;
mientras que Elisa afirma que lo es, pero que no está, y es preciso
"seguir atrayendo", dando más nombradía al canon de la belleza.
Andaba por allí otra placentina, Blanca
Martín, presidenta de la Asamblea, que presidiere la inauguración, para
quien la Feria "es dar
valor a Extremadura, a lo que somos, sus gentes y
productos, que forman parte de las mejores gastronomías de Europa"...
(Véase eldiarioes, de 23/08/2015).
"Guapear", "vender", "dar valor"... He aquí la sustancia que venden las ferias
y mercadillos; pero no la esencia. No se trata de fanfarronear, sino de guapear, en presente indicativo, para Martín; Elisa conjugaba el futuro simple "guapearé"; y Blanca
opta por el pretérito perfecto simple: "nos guapeamos", en primera persona del plural. Más
calificativo que verbo para unos; más ser
que estar, para otros; el verbo hecho
carne según algunos. Un paisano que merodeaba por los puestos, piropeó a doña Blanca de esta guisa:
--¡Qué guapa está usted, doña Blanca!
--¡Ah, con que estoy guapa; luego no lo soy, ladrón...!
La presunción es también la carencia, la ausencia de...
El mundo necesita presumir para ser,
porque no está ni se le espera; pero no basta con estar si el ser se pierde
en el anonimato, en la vulgaridad de la materia. Cuando la vida, el estar, no está revestida del ser, deviene la presunción, el ropaje
alienante frente a la caducidad de las cosas. No seré guapa, pero tengo otras cosas bonitas, te dicen las mujeres
heridas en su orgullo de sentirse y ser guapas. Tienen, sí, la esencia, pero no
la fragancia. Por ello, es necesario el perfume de la presunción, que le dé su ser en su insípido estar sin fijador. El estar
es circunstancial; el ser es la
esencia. No hay estar sin ser. Por ello, no basta con estar guapa;
hay que pregonarlo; difundirlo, venderlo, dar valor a la belleza... subyacente,
escondida, ignorada..., como Extremadura. El fijador lo guarda París; el estar
se esconde aquí...
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