Nuestros pueblos y
ciudades no fueron hechos ni pensados para los discapacitados. Apenas para que
circulasen por sus calles y plazas carros y caballerías. Jamás pensaron que llegarían
los vehículos, ni camiones y autobuses, que pudiesen circular libremente para
llevar de un lado a otro a personas y mercancías. El espacio se redujo. Los
peatones fueron condenados a las aceras. Algunas calles ni siquiera podrían
tenerlas, como la céntrica del Sol placentina, por la que antes circulaban los
vehículos que me asustaren siendo niño.
Los cascos históricos, con sus calles estrechas, no
fueron trazados para la circulación de vehículos. En pueblos y ciudades, nadie
pensare menos aún en los discapacitados, con tantas barreras arquitectónicas
como se alzaren ante ellos. Poco a poco se van reduciendo. Recuerdo que un día,
en el antiguo Ateneo de Cáceres, situado en el Nuevo Cáceres, una discapacitada en silla de ruedas
no pudo acceder a la segunda planta, donde un político iba a pronunciar una
conferencia, porque no había ascensor. Un
alcalde de Coria mostraba su satisfacción un día por haber logrado que un
colegio lo tuviere, al fin, y el padre de una alumna no tuviere que llevar a su
hija a clase en brazos hasta la segunda planta.
Plasencia ha recibido en julio pasado el Premio Reina
Letizia 2015 de Accesibilidad en la categoría de Municipios. Los premios
distinguen, en nombre del Real Patronato que preside Su Majestad, la labor de
diferentes actores en la inclusión y en la accesibilidad. El Gobierno reconoce
con estos premios la dedicación y empeño de los diferentes actores sociales por
mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad.
Paso a paso, poquito a poco, se van abriendo puertas para
mejorar la accesibilidad de los discapacitados. Qué sería para ellos un Metro
sin escaleras mecánicas; acceder a un avión o un barco sin otros medios más que
las escaleras convencionales. Las barreras que antes lo impedían van cayendo
paulatinamente. Iniciativas y premios como estos van removiendo las barreras
que impiden a muchos el acceso a sus propios domicilios.
En 2010, el gobierno de Plasencia inauguró una escaleras
mecánicas entre las avenidas del Valle y Alfonso VIII como medio de
comunicación rápido, práctico y accesible para salvar el empinado tramo
existente entre ambas calles, a la vez que se facilitaba el acceso al casco
histórico. Era un paso más en la vertebración de la ciudad, unos peldaños menos
para los discapacitados, como este premio por facilitar su vida...
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