Siempre oímos decir, desde el
inicio de la etapa autonómica, --cuando Mérida fuere consagrada por el Estatuto
de Autonomía de Extremadura capital de Extremadura-- que la antigua capital de la Lusitania romana
y del mundo hasta entonces conocido, era una ciudad por la mañana y un pueblo
por la tarde. Los funcionarios de las instituciones radicadas en la ciudad
romana daban nueva vida a la antigua capital; pero, concluida su jornada
laboral, volvían todos a su ciudad de residencia, principalmente las capitales
de provincia, Badajoz o Cáceres. Mérida, entonces, volvía a ser lo que fuere
antes de ser capital de Extremadura: el pueblo enterrado sobre sus propias
ruinas que reconocieren los viajeros ingleses del XIX.
La
puesta en funcionamiento de varias consejerías agrupadas en torno al complejo
de Morerías, revitalizó el casco antiguo de la ciudad por las mañanas a límites
insospechados hasta hacía poco: la Presidencia de la Junta, la Asamblea, las
consejerías…, todo en la ciudad antigua, a un paso unos de otros. Por la tarde,
tras el regreso de los funcionarios a sus puestos, la capital volvía a ser el
pueblo de los vecinos de siempre. Lo
oímos decir de boca de políticos, empleados y funcionarios: Mérida es la
capital por las mañanas y un pueblo por la tarde. La implantación de nuevas
consejerías y servicios en Nueva Ciudad, volvió a dejar solo parte del casco
histórico. Aun así, diversas consejerías y servicios continuaban en el centro
de la ciudad a la espera de destino definitivo, como los propios funcionarios.
La
instalación de las nuevas consejerías de Administración Pública, Educación y
Cultura, la sede del 112, la ampliación de Fomento, el Palacio de Justicia y el
Edificio Administrativo de la Junta, además de 446 viviendas del Plan 60.000 euros
(véase www.elperiodicoextremadura.com, de 22/02/2008) en Mérida
III Milenio, trasladó a san Lázaro a un millar de funcionarios, que dejaron, de
nuevo, el casco histórico vacío. Más de uno se arrepintió del cambio. ¿Dónde se
han ido los funcionarios…?, se preguntaban hosteleros y comerciantes…
En
marzo de 2014, el alcalde de la ciudad, Pedro
Acedo, y el consejero de Fomento, Vivienda y Ordenación del Territorio y
Urbanismo, Víctor del Moral,
inauguraban las obras construidas en la zona, donde se levantó un nuevo parque
paralelo al acueducto de san Lázaro y tres aparcamientos en superficie con
capacidad para 500 vehículos… “La Consejería, en colaboración con el
Ayuntamiento, ha hecho ciudad” declaraba el entonces alcalde tras descubrir la
placa conmemorativa (véase: http://merida.es
de 19/03/20014). Sin embargo, durante su construcción, se sucedieron los actos
vandálicos y unos jóvenes intentaron entrar en un bloque aún no entregado.
Rompieron vallas de acceso y arrancaron unos columpios (véase www.elperiodicoextremadura.com,
de 26(02/2008). En octubre de 2015, la Junta de Extremadura renunciaba
definitivamente a la venta del III Milenio en Mérida y el Edificios de
Servicios Múltiples en Cáceres, descartando la operación “por los costes
financieros y porque no serviría para reducir el déficit” (véase http://www.hoy.es/extremadura/201510/14/junta-renuncia-vender-tercer-20151014113609.html)
de 14/10/2015). ¿Para qué se hicieron, entonces? Es como la Casa de la Madre en
Cáceres, antigua Delegación Territorial de la Junta, que para nada sirviere,
sin uso ya durante años, como aquellos servicios… que para nada fueren útiles a los ciudadanos.
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