Rosario Torres tiene dos hijas veinteañeras en sillas de ruedas.
Vive en Alvarado, pedanía de Badajoz, de 400 habitantes, junto a su marido y
sus hijas. Las chicas padecen un trastorno neurológico, Ataxia de Friedreich,
que impide a los músculos obedecer las órdenes del cerebro. Sus padres son
portadores de la enfermedad. Rosario
ha sido distinguida con el premio de Transporte de la Oficina Técnica de Accesibilidad
de Extremadura (OTAEX) en reconocimiento a su labor para lograr la
accesibilidad plena en el transporte público de Badajoz.
En todos los premios de OTAEX se visibiliza su objetivo;
pero quizás en ningún otro como en este. Rosario
y sus hijas lucharon, en primer lugar, por vivir en una vivienda protegida de
la Junta, adaptada y accesible, donde sus hijas pudieren moverse con facilidad
por todas las habitaciones de la casa. Y lo lograron y abrieron un camino a la
construcción de viviendas accesibles, que no fueren un muro para los
discapacitados. La vivienda sola no basta. Hay que salir de casa para hacer la
vida, estudiar, trabajar, divertirse..., y los muros parecen multiplicarse.
Sobreviene una nueva dependencia: sin
sus padres no podrían. Tras la casa, los muros exteriores. Habría que hacer
accesible la parada de autobús de Alvarado. Los discapacitados también tienen
derecho a viajar en transporte público adaptado, que no lo estaba. Lo lograron
y, además, que todas las marquesinas de Badajoz se adaptasen, "impulsando una
estrategia de trabajo que ha establecido una colaboración entre la
Administración Pública, una empresa privada y una oenegé, convirtiéndose en una
nueva práctica, que han tomado como referencia otros municipios, incluso fuera
de la Comunidad Autónoma", decía el acta del jurado. Nada hubiera sido
posible sin Cocemfe Badajoz (Confederación Española de Personas con Discapacidad
Física y Orgánica), la Junta y la empresa de los autobuses. La crueldad de ser
diferentes, como decía Rosario, su
madre, se ha trocado en un proyecto que visibiliza la inclusión y la
accesibilidad. Sin la segunda no es posible la primera. Hay mujeres y hombres
empeñados en conseguirlo con ayuda de otros para derribar los muros que sobran.
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