Sede central de Liberbank en Cáceres |
La
presidencia de la entidad combinada corresponderá a Manuel Azuaga (Málaga, 1947, 73 años), actual presidente de Unicaja
Banco, mientras que el puesto de consejero delegado será para Manuel Menéndez (62), actual consejero
delegado de Liberbank. El consejo del banco tendrá quince miembros, dos
ejecutivos (Azuaga y Menéndez),
otros seis serán dominicales (los que forman parte del consejo por ser
accionistas de la entidad o por tener una participación superior al 5% de la
entidad) y seis independientes. Figuran como dominicales Juan Fraile, Petra
Mateos-Aparicio, Manuel Muela y Teresa Sáez por Unicaja y Felipe Fernández, (por las fundaciones), el empresario mexicano Ernesto Luis Tinajero y Daviz Vaamonde, en nombre del fondo
Oceanwood por Liberbank. Como independientes, cuatro llegan de Unicaja (María Luisa Arjonilla, Ana Bolado, Manuel Conthe y Manuel
González Cid) y dos de Liberbank: Jorge
Delclaux y María Luisa Garaña.
La única cara nueva es la de Manuel
González Cid, exdirector financiero de BBVA y asesor de Cerberus en España.
Salen del Consejo Luis Masaveu, que apoyó a Liberbank en su salida a
Bolsa y que cuenta con algo más del 5% del capital de este banco. Tampoco
estarán en el consejo su actual presidente Victorio
Valle, Isabel Martín y Agustín Molina, todos ellos de la
entidad malagueña. Tampoco estarán en el consejo su actual presidente, Pedro Rivero, Víctor Manuel Bravo, María
Grecna y María Encarnación Paredes.
[1]
La nueva entidad cuenta
con unos 9.700 empleados (6.000 de Unicaja y 3.767 de Liberbank) y cerca de
1.700 oficinas (826 de Unicaja y 575 de Liberbank). Con la integración, los
clientes de Liberbank pasan a ser clientes de Unicaja Banco, que no tendrán
ningún impacto en su operatoria bancaria durante el periodo transitorio hasta
que se produzca la plena integración tecnológica y operativa. Unicaja Banco se
subroga, por sucesión universal, en todos los derechos y obligaciones de
Liberbank y mantiene los contratos, según han informado fuentes de la entidad
malagueña. [2]
Unicaja Banco es una entidad con sede en Málaga fundada
en 2011 por el Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Ronda, Cádiz, Almería,
Málaga, Antequera y Jaén (Unicaja). La asamblea general de Caja España-Duero
aprobó la fusión con Unicaja el 26 de septiembre de 2011. Liberbank fue un
banco español, constituido en 2011 mediante un Sistema Institucional de
Protección (SIP) por Cajastur, Caja de Extremadura y Caja Cantabria, al que
aportaron los activos y pasivos de cada caja de ahorros. Liberbank tuvo una
implantación nacional, siendo líder en los mercados minoristas de Asturias,
Cantabria, Castilla-La Mancha y Extremadura y cotizaba en la Bolsa de Madrid.
Caja Extremadura nació el 19 de julio de 1990 como
resultado de la fusión de la Caja de Ahorros de Cáceres (fundada en 1906) y la
Caja de Ahorros de Plasencia (fundada en 1911).
El camino de las dos cajas extremeñas nacidas a
principios del siglo XX y fusionadas en la última década del mismo ha seguido
el mismo de la fusión posterior en Liberbank. Todos perdidos y absorbidos por
un nuevo banco, desde hoy Unicaja Banco.
Recordamos las palabras del consejero de Economía y
Hacienda del presidente Monago en la
Asamblea de Extremadura cuando dijo: “Hemos malvendido dos cajas que eran
solventes, Caja de Ahorros de Extremadura y Caja Badajoz, ahora integradas en
los grupos Liberbank y Caja 3, que obligan a cerrar oficinas y reducir
personal, unos planes que han sido rechazados por los sindicatos de las dos
empresas. No solo Extremadura ha perdido la oportunidad de mantener cierto
control sobre parte de su sector financiero, sino que además eso ha ocurrido
sin que sepamos cómo”, afirmó el profesor Antonio
Fernández. [3]
Un periódico nacional nos recordaba ayer que Liberbank se
salvó tres veces de la quiebra: la primera vez fue la caída de Caja Castilla-La
Mancha (CCM), en marzo de 2009. Menéndez, que presidía la pequeña Caja
de Asturias (Cajastur) vio la oportunidad de oro pese a que CCM era mucho más
grande que la suya. Y se aprovechó del pánico del Gobierno y del Banco de
España para sacarles el oro y el moro y una inyección de capital y un esquema
de protección de activos (EPA), una garantía que cubría el grueso de las
posibles pérdidas de la caja castellana relacionadas con el ladrillo. En total,
unas ayudas públicas de 4.156 millones. Sin esas garantías, CCM había
arrastrado a Cajastur a la quiebra. A partir de ahí, Menéndez se vino arriba y comenzó a explorar posibles fusiones con
otras cajas, objetivo con el que el entonces gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO)
esperaba salvar al sector. Lo intentó con Caja Navarra y Caja Murcia, pero
fracasó por lo que después sería una constante: el choque de egos. Descartada estas operaciones buscó
otra con la que iba a mandar seguro: Caja de Ahorros del Mediterráneo, de
tamaño parecido al suyo con CCM; Caja Cantabria y Caja Extremadura, que se
llamaría Liberbank. Y Menéndez
protagonizó el mayor acierto (o evitó el mayor error, según se mire) de su
carrera: el día en que iba formalizarse la fusión, se negó a incorporar a la
CAM porque no se fiaba de sus cuentas. Le salvó de una quiebra segura, porque
la CAM era “lo peor de lo peor”, según dijo después MAFO. La CAM acabó siendo
intervenida por el Banco de España en 2011, subastada y vendida al Banco
Sabadell de nuevo con EPA; pero siguió el proyecto de Liberbank. En 2012 se
produjo el inevitable pero retrasado rescate de España por la UE, en el que
Liberbank no fue nacionalizada, pero tuvo que recibir una inyección de 124
millones para reforzar su solvencia. Devolvió ese dinero en 2014 y salió a
cotizar en mayo de 2015. La tercera vez que Menéndez se salvó del abismo fue con ocasión de la resolución del
Banco Popular. Si el Popular había caído, la banca española seguía teniendo
muertos en el armario después del rescate. Y por esa regla de tres, el
siguiente en caer sería el considerado más débil (el más pequeño de los
cotizados: Liberbank). Los inversores se lanzaron a saco a vender acciones y el
valor se desplomó un 50% en diez sesiones. Tras salvar ese tercer macht ball, llegaron las negociaciones
con Unicaja en 2019, la ruptura de negociaciones y la fumata blanca justo a fin
de año. De nuevo el gran obstáculo ha sido el choque de egos. Azuaga, presidente
de Unicaja, será presidente hasta dentro de dos años, en que se jubila, y Menéndez (Liberbank), consejero
delegado. En 2023 el primero se jubila y el segundo tendrá que poner su cargo a
disposición del consejo, pero no dimitir… [4]
Extremeños: Liberbank ha muerto, como antes lo hicieron
Caja Plasencia, Caja Cáceres y Caja Extremadura por culpa de políticos y
sindicalistas ineptos y enchufados de ocasión que nada supieren de economía.
Somos más, sí, pero cada día menos. Ya se terminaron aquellas cajitas en que
los clientes eran mimados y sus empleados y ellos se trataban como de familia.
El matrimonio ha concluido: pida usted cita, con aforos limitados, opere a
través de Internet y el móvil, domicilie los recibos, sea usted mismo el empleado
de las cajas y banco que un día fueren como de su propia familia. Larga vida a
Unicaja Banco que se lleva con la absorción parte de nuestra historia y
nuestras señas de identidad, más de un siglo de convivencia en que solo algunos
empleados profesionales siguen dando vida al espíritu fundacional de aquellas.
La banca ya no es para los pobres, sino para los ricos. A los pobres solo les
queda Cáritas para sobrevivir…
[1] Vid.: Gonzalo,
A.: El Consejo de Unicaja y Liberbank tendrá 7 dominicales y 6
independientes, en Cinco Días, de
21/02/2021.
[2] Vid.: Rodríguez, José Vicente: Unicaja Banco culmina la absorción de Liberbank y ya es el quinto banco español en dimensión, en La Opinión de Málaga, de 30/07/2021.
[3] Vid.: Aroca, J. L.: Hemos malvendido dos cajas que eran solventes, en Diario Hoy, de 11/12/2012.
[4] Vid.: Segovia, Eduardo: Adiós a Liberbank, el banco que se salvó tres veces de la quiebra, en OK Diario, de 01/08/2021.
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