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En su tradicional mensaje navideño dirigido a los españoles, el Rey de España ha vuelto a dar toda una lección a la clase política dirigente del país, más dividida en banderías que por la lucha y los intereses del pueblo al que representan y, sobre todo, ha sabido conectar con los problemas y retos de España y los españoles.
Felipe VI ha recordado que “la Constitución ha sido y es la viga maestra que ha favorecido nuestro progreso, la que ha sostenido nuestra convivencia democrática frente a las crisis que hemos vivido y merece por ello respeto, reconocimiento y lealtad”. El monarca, tras recordar el “cambio tan profundo de democracia y libertad extraordinario”, operado en España en más de cuatro décadas de democracia y libertad, ha subrayado que “no ha sido fruto de la casualidad”, sino del “esfuerzo y el sacrificio de muchas personas y se ha debido a muchas razones: sentido de la historia, grandes acuerdos, generosidad, responsabilidad y visión de futuro”, justo lo contrario de lo que los españoles perciben hoy de la clase política. Ante esta situación, el Rey ha subrayado que el espíritu constitucional “nos convoca a la unidad frente a la división, al diálogo y no al enfrentamiento, al respeto frente al rencor, al espíritu integrador frente a la exclusión” y, permanentemente, “a una convivencia cívica, serena y en libertad”, valores todos ellos que se echan hoy de menos.
En este mismo contexto, ha asegurado que las instituciones tienen la mayor responsabilidad y ha apelado a tener siempre presente los intereses generales y a pensar en los ciudadanos, en sus inquietudes y preocupaciones, a estar permanentemente a su servicio y atender sus problemas; a estar en el lugar que constitucionalmente nos corresponde; a asumir las obligaciones que tenemos encomendadas, respetar y cumplir las leyes y ser ejemplo de integridad pública y moral. El Jefe del Estado ha recalcado, además, que “las diferencias de opinión no deben impedir consensos que garanticen una mayor estabilidad, mayor bienestar en los hogares y den la necesaria tranquilidad a las familias”.
Todo dicho ya con esta apelación a los dirigentes políticos y a sus deberes y compromisos para con sus representados; pero el Rey ha abarcado los grandes temas de la actualidad que preocupan a los españoles. Inició su mensaje dedicando sus primeras palabras a los habitantes de La Palma, que han pasado “una situación tan dolorosa y difícil” y a quienes ha deseado que, con el compromiso de todas las administraciones “podáis reconstruir, cuanto antes, vuestras vidas, economías y rehacer vuestros proyectos de ilusión”.
Ha recordado también la lucha con el covid-19, y ha advertido que el riesgo no ha desaparecido, pese a los avances de la vacuna, y no ha eludido citar el aumento del número de personas en situación de vulnerabilidad y la preocupación por la subida de los precios, el coste de la energía y las dificultades para encontrar un empleo estable, especialmente para los jóvenes.
Finalmente, el monarca ha advertido que no debemos dejarnos llevar por el pesimismo o el conformismo; muy, al contrario, “tomar la iniciativa e intentar ir por delante de los acontecimientos”.
Por último, el Rey se ha referido al futuro de nuestro país, “que va muy de mano de la Unión Europea, que se abre a la oportunidad de invertir fondos en la modernización de nuestras empresas, en una economía necesariamente cada vez más digital, más verde y más inclusiva…, que no podemos desaprovechar”.
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