En
el verano de 1966 le habíamos visto jugar a primeros de julio en Wimbledon,
estando en Madrid en casa de mi madrina Teófila
López. Pude aguantar la siesta sin dormirme, esperando su victoria… Hasta
el triunfo de Conchita Martínez en
1994, de Rafa Nadal en 2008 y Garbiñe Muguruza en 2017, Santana era el único jugador que había
logrado ganar el torneo de Wimbledon sobre hierba.
Cuando
Santana ganó a Emerson su primer y
único set, los españoles emigrantes en Australia se echaron a la pista y lo
levantaron a hombros. “Pisotearon una pista de hierba, y aquello constituía un
sacrilegio para los australianos, algo peor que pegar a una vaca en la India”,
confesaba Santana. [1]
La
televisión ya funcionaba en España desde octubre de 1956, pero no podían darse
esos partidos en directo porque no había satélites. No importaba. Quizá muchos
españoles pusimos aquella primera noche el despertador a las cuatro de la
madrugada para oír la voz del maestro Matías
Prats que nos saludaba: “Saludos de los equipos especiales de RNE desplazados a
Sidney.” Le acompañaban el también locutor José
Antonio Fernández Abajo, más conocido por su magníficas retransmisiones del
Mundial de Fútbol de Argentina 1978; Jaime Bartrolí como capitán, el
entrenador Kurt Nielsen y el doctor Mario Cabanes. El entonces delegado
nacional de Educación Física y Deportes, Juan
Antonio Samaranch (que en 2000 clausurare allí la XXVII Olimpiada de la
era moderna como presidente del Comité Olímpico Internacional) celebró la
Nochebuena en un restaurante de Sidney con todo el equipo.
Quizá
muchos españoles volvieron a dormirse, pero saboreamos al amanecer el triunfo
de Santana y el orgullo de haberlo
logrado en una pista de hierba, inexistente entonces en España, por el primer
campeón español de tenis.
[1] Vid.: Serras, Manuel: Recuerdos de dos intentos, en El País, de 23/07/2000.
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