Imagen de los aliados en la película “Evasión o victoria” |
Al comienzo de la Liga española 2022-2023, cuya primera jornada se ha disputado este fin de semana, los aficionados apenas recuerdan algunos partidos de fútbol desde que fuere inventado por los ingleses hace 158 años. Para los españoles, su partido del siglo fue el España-Países Bajos, disputado en Johannesburgo el 11 de julio de 2010, que les diere su primer y único Campeonato del Mundo en la prórroga con un tanto de Iniesta. No hay que olvidar tampoco que España había ganado la Copa de Europa anterior y la posterior al Mundial de Sudáfrica. El 29 de junio de 2008, en el Prater vienés, la Roja ganaba su segunda Eurocopa al vencer a Alemania por 1-0, con gol de Torres. Y el 1 de julio de 2012, en Kiev, en la Eurocopa Polonia-Ucrania, vencieron a Italia por 4-0. Fue un triplete histórico, al alcanzar a Alemania tras conquistar un Mundial y dos Eurocopas de manera consecutiva. Antes, el 21 de junio de 1964, España ganó por 2-1 su Copa de Europa ante la Unión Soviética de Yashin, en el estadio “Santiago Bernabéu”. La de 2012 fue, por tanto, su tercera Copa de Europa de Selecciones.
Sin embargo, todo el mundo recuerda hoy, más de cuatro décadas después de su estreno, “Evasión o victoria”, la única película de fútbol que todos los cinéfilos tienen en su memoria, más allá del otro partido del siglo: la semifinal de la Copa del Mundo 1970 en México entre Italia y Alemania Federal (4-3), cinco goles marcados en la prórroga. El Estadio Azteca de la capital recuerda con una placa de bronce el que fue calificado como el “partido del siglo”. También en los últimos años del siglo XX, otros encuentros deportivos, como los disputados por el Real Madrid y el Barcelona, fueron conocidos como “el partido del siglo”, una hipérbole del término “El Clásico”, como son conocidos hoy.
El 15 de agosto de 1944, en el estadio de Colombes de París, con un lleno absoluto de los aficionados de la Francia ocupada (50.000 espectadores, según apunta Carlos Marañón en su libro sobre el partido, aunque fueron 25.000 en el estadio MTK Stadion de Budapest, en el que la película fue rodada, dado el mal estado en el que se encontraba el viejo Colombes) [1], la selección alemana disputa un partido contra un combinado aliado, cuyos jugadores vieron truncadas su carrera por la llamada a filas en plena guerra.
El guionista, Yablonsky, coescribió el guion de la película con Evan Jones tras leer el artículo “La muerte antes que la derrota”, publicada en el “New York Times” en 1969, en el que se detallaba la leyenda del Dinamo de Kiev durante la II Guerra Mundial, que daría para otro libro aparte, como hoy. La historia se repite.
Hay varias frases definitorias de la importancia del deporte-rey en la película. El mayor Karl von Steiner (Max von Sydow), exjugador de la selección alemana antes de la guerra, ve jugar a los prisioneros de guerra aliados al fútbol. Su afición le puede. Y se dirige al capitán aliado John Colby (Micael Caine):
--“Son muy
entusiastas”, señala Steiner a Colby.
--“Malísimos, pero
sí, muy entusiastas."
--“¿Juegan
partidos?”
--“Sí, tenemos
Liga. Cuatro divisiones, Y hasta partidos internacionales”.
--“¿Partidos internacionales?”
--“Sí. Inglaterra,
Irlanda, Gales y Escocia”.
--“¿A eso llama partidos internacionales? Sería internacional si jugasen contra Alemania”.
--“Les arrasaríamos”.
La guerra ha destrozado su deporte. Steiner se siente culpable.
--“Qué pena que la guerra haya acabado con su carrera”.
--“Interrumpido”.
--“Esperemos que sea sí”.
“Evasión o victoria” es algo más que una película sobre el fútbol o sobre prisioneros de guerra que entretienen su encierro jugando al balompié. Steiner dice otra frase lapidaria:
--“Los países deberían resolver sus diferencias en un campo de fútbol”, afirma.
Da cuenta al comandante del campo de la conversación mantenida con el capitán Colby y le asegura que “Alemania no ha ganado nunca a Inglaterra en fútbol”. Lo recuerda perfectamente. Y aquel le da vía libre para organizar el partido. Sería un efecto propagandístico para Alemania.
Para darle credibilidad a las escenas de fútbol, encargaron a Pelé la coreografía sobre el terreno de juego e iniciaron un proceso de captación de futbolistas profesionales. La búsqueda comenzó en Inglaterra, donde contactan con el legendario Bobby Moore (viejo amigo de Pelé). Después se sumarían figuras como Ardiles o Deyna. El equipo de los aliados lo componen Robert Hatch (Sylvester Stallone, EE UU); Michel Filieu (Paul van Himst, Bélgica), Jhon Colby (Michael Caine, Inglaterra), Pieter van Beck (Coo Prins, Holanda), Doug Clure (Russell Osman, Inglaterra), Terry Brady (Bobby Moore, Inglaterra), Arthur Hayes (Jhon Wark, Escocia), Carlos Rey (Oswaldo Ardiles, Argentina), Sid Harmor (Mike Summerbee, Inglaterra), Luis Fernández (Pelé, Brasil), y Erik Borge (Soren Lindsted, Dinamarca). Solo dos actores formaban parte del equipo. El resto eran futbolistas profesionales sin dotes interpretativas.
Al descanso del partido, Alemania ganaba por 4-0 a la Selección Aliada. Se produce, entonces, la duda de los aliados. La Resistencia francesa ha logrado abrir por las alcantarillas de Colombes el camino hacia la evasión. Algunos dudan. “Si te vas tú, tenemos que irnos todos”. Otros apelan a la épica: “Les podemos ganar.” Al final retornan al campo tras el descanso. El coronel Waldron, militar aliado de mayor graduación en el campo de los prisioneros, al verles salir, se lleva las manos a la cabeza. El partido termina en empate a cuatro goles, tras un gol de chilena de Pelé, que aplaude el mayor Steiner ante la estupefacción de los jefes y oficiales alemanes que llenan la tribuna. Los espectadores estallan con gritos pidiendo la victoria: “¡Victoire, victoire!”, que corean los mandos del campo de los prisioneros. El público comienza a cantar “La Marsellesa”. Prisioneros, pero con dignidad. Su patria es la suya y no la que desean imponerles. “Háganles callar…”, grita un jefe alemán. Al final, el árbitro suizo (neutral, según el locutor) pita un penalti contra los aliados. Hactch, el portero aliado, que había preguntado al capitán Colby dónde se colocaba cuando tiraran un córner contra su portería, se dirige con mirada desafiante al portero alemán. El estadio enmudece. Hatch para el penalti, da brincos de alegría y tira el balón al centro del campo. El partido ha concluido. El público invade el estadio y la evasión se consuma. Los soldados, arrollados por la multitud, nada pueden hacer. El mayor Steiner mira asombrado el espectáculo, mientras el resto de jefes y oficiales alemanes desaparece del estadio. Su objetivo no se ha cumplido. Los aliados eligieron la victoria, antes que la evasión y Alemania continuaba sin ganar a Inglaterra en fútbol (ahora, a la Selección Aliada)… En los cines españoles, tras el empate de Pelé, hasta las espectadoras, sumidas en la película junto a sus compañeros, le pedían a voces que les marcara otro…
[1] Vid.: Marañón, Carlos: Un partido de leyenda. Historias de `Evasión o victoria´, la película de fútbol más mítica de todos los tiempos, Edit. Ocho y Medio. Libros de cine, Madrid, primera edición, 2011; 233 págs.
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