En 1529 formó parte del séquito que acompañó a Carlos I a Bolonia para coronarse emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. El 6 de diciembre de 1530 recibió la Encomienda de Calzadilla de la Orden de Santiago. Desde 1531 se tiene constancia de su asiento como gentilhombre de la boca de la Casa de Borgoña del emperador. Un año más tarde volvió a acompañar al César en la expedición de socorro de Viena, sitiada por los turcos, y en 1535 participó en la empresa de Túnez, recibiendo poco antes su nombramiento como gentilhombre de la cámara de la Casa de Borgoña. En 1537 se le encomendó negociar en Roma con el pontífice y con el príncipe Doria sobre una armada contra los turcos. Dos años más tarde, acudió a Lisboa para dar el pésame a Juan III y la reina Catalina por el fallecimiento de su hijo.
Luis tomó parte como miembro del ejército imperial en la Jornada de Túnez. Se embarcó en Barcelona en abril de 1535. Ese año había llegado el tesoro del Inca, enviado por Francisco Pizarro desde Perú, y el emperador no tenía por entonces aprietos económicos. El 21 de julio caía sin lucha Túnez en poder de Carlos V.
La Liga de Esmalcalda surge en el invierno de 1530-1531, formada por la nobleza protestante alemana. Como capitán general de Caballería. Luis de Zúñiga participa al lado del emperador en las campañas de la guerra contra la Liga desde 1546 a 1547, y ganada por Carlos V con la ayuda de los Tercios españoles. Luis recibió del arzobispo de Colonia, el 25 de septiembre de 1547, seis cráneos reliquias de las once mil vírgenes que se veneran en la iglesia convento de las Ursulinas y las trajo al convento de San Francisco Ferrer de Plasencia.
A comienzos de 1542 contrajo matrimonio con su prima María de Zúñiga, I marquesa de Mirabel. Tuvieron cinco hijas: Elvira, casada con Fernando de Monroy y Córdova; Inés, casada con su primo Antonio de Meneses y Zúñiga; María, casada con Fernando de Vera y Vargas; Luisa, monja en el Monasterio de la Encarnación de Plasencia, y Jerónima, casada con su primo Alonso de Ávila y Córdova.
Luis de Zúñiga acompañó al Príncipe, el futuro rey Felipe II, en su viaje de presentación en los Países Bajos. Entran en Bruselas el 1 de abril de 1549, donde el emperador les esperaba. El 25 de octubre de 1555, cuando Carlos I de España y V de Alemania, abdica en favor de su hijo Felipe II como rey de España y duque de Borgoña y de su hermano Fernando I como emperador de Sacro Imperio Romano, Luis de Zúñiga está presente.
Zúñiga escribió el célebre “Comentario de la guerra de Alemania hecha por Carlos V, máximo emperador romano, rey de España, en el año 1545-1547”, publicado en Venecia en 1549 y 1552.
Gracias a sus consejos, el emperador elige el monasterio de Yuste como su lugar de retiro de este mundo. Al vivir en el palacio de Mirabel de Plasencia, visitaba frecuentemente al emperador. En el citado palacio demostraba su admiración por él con lienzos y frescos que aludían a las gestas militares y colocó en el patio un busto de él, obra del escultor italiano Pompeo Leoni. El 21 de septiembre de 1558, Luis de Zúñiga asiste a la muerte del emperador en Yuste y escribe la relación de su fallecimiento.
Tras el fallecimiento del César Carlos permanece en Castilla hasta septiembre de 1559. Felipe II le envía en misión diplomática a Roma para tratar con Pío IV no solo el fin del Concilio Tridentino, sino también de la resistencia al uso del cáliz y al matrimonio entre clérigos. A su regreso a la Península, a finales de 1563, permanece retirado en su casa de Plasencia y solo se acerca a la Corte para asistir a las reuniones del Consejo de Estado y de Guerra.
En 1571, Felipe II le concede el título de marqués sobre los estados de su esposa por el fallecimiento de su suegro Fabrique de Zúñiga y Sotomayor, señor de Mirabel. Falleció en su retiro extremeño el 24 de septiembre de 1573. Le sucede al frente de sus estados su hija y heredera, Jerónima de Zúñiga, que se casó con su primo Alonso de Zúñiga y Córdoba, gentilhombre de la cámara de Felipe II, hasta su muerte en 1593. Fue inhumado en la capilla de Nuestra Señora del Rosario, en el crucero de la parte del Evangelio, de la iglesia de san Francisco Ferrer de Plasencia.
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Bibliografía
consultada: Diccionario biográfico español de la Real Academia de la Historia.
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