sábado, 4 de febrero de 2023

ESCRIBID EN BRAILLE

 

Recibimos un vídeo de un niño con discapacidad visual. Se llama Romero. Tiene 4 años, Padece una discapacidad visual severa.  Habla con su madre, pero se dirige a todo el mundo. Reclama un lenguaje braille también los supermercados. Mira hacia arriba cuando habla, porque el cielo es el límite para las personas con discapacidad visual. Creemos que estas personas no pueden valerse por sí mismas o no pueden hacer muchas cosas por las complicaciones que les genera esa discapacidad que sufren. Estamos equivocados. Tener esa discapacidad no es impedimento para realizar las actividades que todos podemos realizar y a las que todos podemos tener acceso. (Véase El Confidencial, de 08/07/2022).

            Habla el niño:

       --“Me gustaría…, sabéis el qué me gustaría?

       --¿El qué?, pregunta su madre.

    --Pues que todos los supermercados y las latas, o sea, y las tiendas, pongan los nombres del maíz en las latas, así de los champiñones y de los berberechos, en braille. ¿Lo sabíais?, porque si no, yo no lo puedo ver, eh, eh…, solo lo ven en la tele, porque soy un niño ciego, ¿sabes?

        --Claro, mi amor, vamos a darle visibilidad a este vídeo, vale, para que tú puedas leerlo, cariño. Te quiero.

      --Pero que empiecen mañana mismo, requiere el pequeño.

          --Vale, mi amor”, responde la madre.

El remitente me comenta: “¡Con lo económico que resulta…! Y viendo, además, a lo que se dedica gran parte del presupuesto del Estado. Pero, claro, esto solo afecta a menos del nueve por ciento de la población. En fin…”

Las distintas administraciones y empresas públicas comenzaron ya hace un tiempo a disponer su cartelería de anuncios también en alfabeto braille, el sistema de lectura o escritura táctil pensado para personas ciegas, también conocido por cecografía, ideado a mediados del XIX por el francés Louis Braille (1809-1852), que se quedó ciego a consecuencia de un accidente en su niñez mientras jugaba en el taller de su padre.

Cuando tenía 13 años, el director de la escuela de ciegos y sordos de París –donde estudiaba el joven Braille-- le pidió que probara un sistema de lectoescritura inventado por un militar llamado Charles Barbier de la Serre para transmitir órdenes a puestos de avanzada sin tener la necesidad de delatar la posición durante las noches. Braille descubrió al cabo de un tiempo que el sistema era válido y lo reinventó utilizado un sistema de ocho puntos. Al cabo de unos años lo simplificó, dejándolo en el sistema universalmente conocido y adoptado de 6 puntos, un sistema de numeración binario, que precedió a la aparición de la informática.

Como todas las discapacidades, el problema no se arregla de la noche a la mañana; pero las instituciones públicas están obligadas a poner los medios para capacitar y rehabilitar a las personas que las padecen, al objeto de que puedan acceder a una vida con un nivel suficiente de autonomía que les integre en la sociedad.

En el año 2008, de un total de 979.200 personas que padecen algún tipo de discapacidad visual, el número de afiliados inscritos en la Organización ONCE (agudeza visual o inferior 10% y campo visual reducido a 10 grados o menos) era de 69.276, el 7,07, quedando 909.924 personas que suponen el 92,92. Las personas con baja visión, que suponen estar por debajo de los mínimos requeridos para afiliarse a la ONCE, tienen mayores problemas a la hora de encontrar información acerca de ayudas tecnológicas, están sin ningún tipo de asistencia para mejorar su calidad de vida, como por ejemplo poder adaptar el lugar de trabajo o el puesto de estudio de manera gratuita. Los gastos correrán a cargo de cada persona con baja visión si desean mitigar su patología dentro de la Sociedad de la Información.

El artículo 49 de la Constitución Española de 1978 dice: “Los poderes públicos realizarán una política de previsión, tratamiento, rehabilitación o integración de los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos, a los que prestarán la atención especializada que requieran y los ampararán especialmente para el disfrute de los derechos que este Título (De los derechos y deberes fundamentales) otorga a todos los ciudadanos.”

Meses llevamos esperando suprimir de este artículo el término “disminuido” y reemplazarlo por el de “personas con discapacidad”, de acuerdo con los Tratados internacionales y resoluciones de Naciones Unidas. La crisis, las convocatorias electorales, la pandemia.., todo lo ha retrasado. Las personas con discapacidad visual, como el niño del video, tendrán que esperar para poder leer en braille de qué son las latas que contienen alimentos y otras muchas cosas que les ayuden a ser las personas normales que son, a pesar de su discapacidad. Que ellos y nosotros lo podamos ver algún día.


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