Bajada a la ciudad de la patrona de Cáceres, Nuestra Señora de la Montaña |
En vísperas de su anual
bajada a la ciudad, de su Año Jubilar (desde el 12 de octubre de este año hasta
el mismo día del próximo mes y año, coincidiendo con el primer centenario de su
coronación canónica) y en vísperas del día del libro, ha aparecido el libro
“Historia y patrimonio de Nuestra Señora de la Montaña patrona de Cáceres”. [1]
El mayordomo de la Cofradía y el historiador del Arte y
cronista oficial de Trujillo, académico correspondiente de la Real Academia de
Extremadura de las Letras y las Artes y de la Academia de la Historia, han
aunado esfuerzos para dar a conocer la
historia del culto a la patrona de Cáceres, la historia y arte del santuario y
el patrimonio de Nuestra Señora, en una amplia obra que no dejará indiferente a
los devotos desconocedores del origen
del culto, de la historia y arte del santuario y del patrimonio que tiene la
venerada imagen y patrona de los cacereños.
Prologa la obra el obispo de la diócesis de
Coria-Cáceres, monseñor Jesús Pulido
Arriero, quien celebra el “feliz acuerdo de la Real Cofradía de la Virgen
de la Montaña de publicar este libro”, mientras que los autores señalan en su
Introducción que “nuestra patrona es un símbolo del patrimonio cultural de la
ciudad de Cáceres, teniendo como testigo el santuario, como un mirador que se
alza en el cerro de la Mosca donde vela por todos los cacereños”.
La historia del culto a la Virgen se remonta en Cáceres a
la Baja Edad Media. La centenaria advocación de Nuestra Señora de la Montaña se
debe a un vecino natural de Casas de Millán, Francisco de Paniagua, que se asentó en las cumbres de la Sierra de
la Mosca y que llegó a Cáceres hacia 1600, cuando tenía 20 años. Deambulaba por
la ciudad con una pequeña imagen de Nuestra Señora, que aún se conserva en el
actual santuario. Sancho de Figueroa y
Ocano fue un presbítero ejemplar de la villa que guio con discreción los
pasos del venerable Paniagua, dando
cauce litúrgico a la devoción de Santa María. El primer documento en el que
aparece el título de Nuestra Señora de la Montaña es en el año 1462. Antes, la
Virgen recibía culto en la ermita bajo el nombre de Nuestra Señora de la
Encarnación o Nuestra Señora de Monserrate. La primera capilla en la que la
Virgen recibió culto se practicó en una oquedad de la sierra. En 1626, Sancho de Figueroa encargó en Sevilla
la imagen actual, que recibiría la advocación de Nuestra Señora de la Montaña.
La Cofradía se constituye por Decreto de 25 de enero de 1635 y sus primeras
Ordenanzas datan del 11 de mayo de 1635. En 1688, el ayuntamiento la tuvo por
patrona, si bien no fue confirmada como tal hasta el 20 de febrero de 1906 por
el papa Pío X. En 1642 bajó por primera vez a la ciudad en pública rogativa por
la sequía. La primera bajada como patrona a la ciudad tuvo lugar el 25 de abril
de 1906.
El santuario en el que recibe culto la Virgen de la
Montaña es el lugar más visitado durante todo el año por miles de personas que
se dan cita para venerar a la patrona. En 1635, el Ayuntamiento de Cáceres dona
las primeras tierras en nombre del pueblo para acreditar su reconocimiento a la
Cofradía y a la patrona. Francisco de
Paniagua buscó la ayuda del entonces vicario de Santa María, Sancho de Figueroa, para la
construcción de una primera capilla, que sería bendecida en 1626 por el obispo Gonzalo Bocarro de Espadero, rector de
la iglesia de Santa María; pero este oratorio resultaba pequeño para acoger a
un mayor número de fieles que diariamente se dirigían a rezar, por lo que ambos iniciaron los
trámites para construir otra capilla con más amplitud, obras que se iniciaron
en 1630 y que seis años después, a la muerte de Paniagua, no habían concluido. Desde 1642 la cofradía y el
ayuntamiento acordaron bajar a la Virgen en procesión en rogativa por las
públicas necesidades de la época. En 1928, la Cofradía toma el acuerdo de que
la Virgen baje cada cuatro años, costumbre que se convierte en anual desde
1945. Entre los años 2011 y 2012, se llevó a cabo una de las rehabilitaciones
más ambiciosas y completas de la historia del santuario, un edificio de
sillarejo, mampostería y ladrillo, de una nave, cabecera recta y camarín, con
dos capillas a ambos lados del presbiterio. El retablo mayor se ha atribuido a Manuel de Lara Churriguera.
Desde
el inicio del culto a Nuestra Señora de la Montaña, en 1626, la patrona comenzó
a recibir múltiples donaciones, como joyas, alhajas o vestidos. El primer
inventario data de 1642. Desde su declaración como patrona de la ciudad, en
1906, se ha acrecentado el número de donaciones: mantos, bienes muebles y
alhajas. Las andas-trono de plata en las que procesiona fueron realizadas en el
taller del orfebre M. Villarreal, en Sevilla, según acuerdo de la junta
directiva de 26 de julio de 1959. La Virgen de la Montaña tiene 170 mantos.
Cada uno tiene su historia, uno regalado por la reina Isabel II y el de la coronación, en 1924, se fabricó con un vestido
de corte de la reina donado por ella misma. Entre las joyas y alhajas caben
destacar las andas de plata, que pesan 1.500 kilos, en las que procesiona Nuestra
Señora; la Placa de la Orden de la Gran Cruz de Beneficencia; la Medalla de Oro
de la Guardia Civil, conmemorativa del 95 aniversario de la coronación en 1999.
La
Virgen de la Montaña fue coronada canónicamente el 12 de octubre de 1924 en la
Plaza Mayor de Cáceres por el cardenal primado, monseñor Reig. El 12 de octubre de 1949 se conmemoró el XXV aniversario
(bodas de plata) de la coronación canónica. Las bodas de oro se celebraron el
12 de octubre de 1974, con misa pontifical celebrada en la plaza mayor por el
nuncio de Su Santidad, monseñor Dadaglio.
---------------------------------------------
[1] Vid.: Fernández Rincón, Juan Carlos y Ramos Rubio, José Antonio: Historia y patrimonio de Nuestra Señora de
la Montaña patrona de Cáceres, Tau Editores, Cáceres, 2023, 400 págs.
No hay comentarios:
Publicar un comentario