jueves, 14 de septiembre de 2023

ADIÓS, DON CEFERINO



Decimos hoy adiós a don Ceferino Martín Calvarro. Aún se nos hace difícil no llamar “don”, como nos enseñaron en nuestros pueblos, a nuestros maestros, médicos, sacerdotes... Fueron, y lo son, el “don” y el “doña” un tratamiento de respeto que se antepone al nombre de pila, que antiguamente estaba reservado a determinadas personas con determinado rango social. Y don Ceferino lo fuere como cura, vicario, profesor, superior, enseñante y administrador apostólico. Al contrario que “donnadie”, un hombre que aparenta muchos caudales y ostenta grandezas; o “doñanadie”, mujer sin valía, poco conocida, de escaso poder e influencia, que morirá siendo una doñanadie, según la Real Academia.

Don Ceferino Martín Calvarro (Robledilllo de Gata, Cáceres, 1935; Cáceres, 13/09/2023) fue siempre lo primero. Criado en Descargamaría, vino al mundo desde abajo, desde el pueblo, hacía arriba, en la ciudad. La igualdad que nos da a todos la vida y la muerte; pero también la dignidad de respeto y trato que nos ganáremos en ella.

Un amigo suyo me preguntó en una ocasión, cuando le llamare y me dijere que comía con él, si le conocía. “Desde los 10 años”, le contesté…, hasta los 88 en que falleciere ayer. Esta mañana le despedimos en su Concatedral.

Don Ceferino fue a Cáceres, sin llegar a serlo, como un obispo de Coria y de Cáceres. Realizó sus estudios eclesiásticos en Ciudad Rodrigo, a cuya diócesis pertenecía entonces su pueblo. Terminada su carrera sacerdotal, estuvo en el Seminario Menor de Coria como superior y profesor. El obispo Llopis Iborra le envió a la Pontificia de Salamanca para que se formase en Filosofía y Filología Clásica.

De regreso a Cáceres, fue subdirector del Colegio Diocesano (que levantare el P. Cotallo), director después y profesor en el Seminario Mayor. Coadjutor de la parroquia de san Mateo, párroco de san Juan, parroquias del centro de Cáceres; canónigo en la Concatedral, vicario general con el obispo don Jesús Domínguez Gómez, administrador apostólico de la diócesis tras el traslado a Albacete del obispo don Ciriaco Benavente Mateos hasta el nombramiento de don Francisco Cerro como nuevo obispo.

Para los sacerdotes, por los que tanto se preocupare, y sus seminaristas de Coria (alguno le llamare “don Ceferinu”, en su habla popular) fue un maestro y un padre. En la hora de su jubilación, manifestó en una entrevista que se dedicaría a cuidar del suyo, muy anciano, fallecido casi a los cien años. Apenas hubiere tiempo de cuidarle. Como él, que cuidó de todos y por todos se preocupare. La dignidad y entrega en sus cargos, absoluta; el rango social de don Ceferino, muy suyo.

Adiós, don Ceferino: ve con Él como con Él viniste a este mundo.


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