Palacio de los Chaves y el castillo, al fondo
Luis de Chaves, el
que fuera prohombre de Isabel la Católica (Trujillo, 1403-1492) fue el
prototipo de hombre justo, el mejor representante del ideal caballeresco,
protegiendo a los débiles. La nobleza estaba llamada a proteger el mundo
mediante el cumplimiento del ideal caballeresco. Chaves, al igual que los
nobles de su ciudad, proporcionaba alrededor de 1.040 jinetes y 1.900 infantes.
La más alta nobleza fue solicitada por los monarcas católicos a partir de 1485
“so pena de la pérdida de sus privilegios” para acudir a la guerra, cuyo coste
fue considerable, ya que el ejército no sólo tenía que ser pagado por la
Corona, sino que el coste de las vituallas era muy alto, puesto que no había
disponibilidad de alimentos en las ciudades conquistadas, y la clase
trabajadora urbana musulmana, y también la población rural, era expulsada en
muchos lugares.
Chaves
vivió en el palacio que construyera su abuelo, Nuño García de Chaves, en el
siglo XIV, situado en uno de los lienzos de la muralla, una de las casas más
importantes de la ciudad, que protegía el acceso a la alcazaba por la puerta de
Santiago.
Cuando
muere el rey Enrique IV en 1474, los regidores de Segovia proclaman a Isabel y
a Fernando como reyes de Castilla. Surge, así, un reino por la fuerza de las
armas y por la diplomacia política, con la ayuda de algunos nobles como Luis de
Chaves “El Viejo”, que apoyó con los caballeros de Trujillo a la reina Isabel
en contra de la desventurada hija de del matrimonio de Enrique IV con Juan de
Portugal, llamada “la Beltraneja”. A partir de entonces, nadie disputaría ya a
Isabel y Fernando el trono de Castilla y, a la muerte de Juan II de Aragón,
(cuyas honras fúnebres se celebraron en Trujillo) las dos grandes
confederaciones de Estados peninsulares vienen a quedar bajo cetro de los
mismos soberanos, preparando así la integración de la gran España.
No
es la primera vez que el cronista oficial de Trujillo aborda la vida de Luis de
Chaves. Ya en anterior ocasión escribió “El palacio de los Chaves, símbolo de
la unidad nacional” (TAU Editores, Cáceres, 2020) y ahora saca a la luz esta
obra titulada “El varón de Castilla” sobre la vida novelada de Luis de Chaves (TAU
Editores, Cáceres, 2023, 139 págs.).
Quien
fuere cabeza del patriarcado urbano de Trujillo en el siglo XV, no conoció la
toma de Granada con su prolongación mediterránea desde Orán hasta Argel y la
empresa conquistadora del Nuevo Mundo, al fallecer el 6 de enero de 1492,
mientras en Granada se oía la voz del Heraldo y los disparos de bardas y
cañones y con un atronado Te Deum cantado por el ejército, los reyes Fernando e
Isabel entraban oficialmente en Granada.
Trujillo no solo fue testigo de la unidad nacional durante el reinado de los monarcas católicos. Si en el siglo XV los europeos apenas conocían sino los mismos países descritos por griegos y romanos, a finales de siglo se empezarán a contar por centenares los extremeños que marchan con sus navíos al nuevo continente descubierto por Cristóbal Colón en 1492, entre ellos los trujillanos.
Luis de Chaves desempeño un cargo relevante en el gobierno de Trujillo. Los cargos municipales se repartieron entre los tres linajes: Altamirano, Bejarano y Añascos, que en el siglo XV se extienden en un sentido amplio y cada uno de ellos engloba a distintas familias. El hecho de pertenecer al linaje Altamirano, hizo que Luis de Chaves fuese cabeza del patriarcado urbano de Trujillo en el siglo XV. Y, por encima de todo, un súbdito leal a su reina y después a los Reyes Católicos.
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