“Nacer en Cáceres y morir en otra parte” es un refrán popular que alude a que muchos de los que nacían en esta ciudad en la que escribimos tenían que marcharse a otros sitios para buscarse la vida. El gran bibliógrafo extremeño Antonio Rodríguez Moñino recoge el dicho de este título en su “Diccionario geográfico popular de Extremadura”, publicado en la Revista de Estudios Extremeños. Moñino afirma que el dicho da a entender que, en Cáceres, en otro tiempo, había muchos nobles y los segundones salían a buscar en otra parte, en la guerra o en las letras, el modo de hacer fortuna”.
Hay otro punto del dicho que amplía, aún más, el continente y el territorio de la expresión: “Nacer en Extremadura y morir en cualquier parte.” Todo parece indicar que los dichos han adquirido, pese al paso inexorable del tiempo, un carácter retroactivo en su significado y un presente de indicativo en el significante de la actualidad, como si la irretroactividad del tiempo, como la de las leyes, no fuere asunto intrínseco de los mismos, sino del devenir y sus circunstancias.
Viene esto a cuento por la reciente concesión, por parte del Ayuntamiento de Madrid, con motivo de la festividad de san Isidro Labrador, patrón de la Villa y Corte, el pasado miércoles, a dos reconocidos extremeños: el ganadero Victorino Martín García, en su calidad de presidente de la Fundación del Toro de Lidia, y a Jesús “Suso” Garzón Heydt (a título póstumo).
Almeida entrega la Medalla de Madrid a la Fundación Toro de Lidia |
La Fundación del Toro de Lidia, creada en 2015, que preside el ganadero extremeño Victorino Martín García, ha sido galardonada por su labor para aglutinar a ganaderos, empresarios, aficionados y figuras del toreo en la defensa y difusión del conocimiento sobre la tauromaquia, la fiesta nacional y sus tradiciones, “una manifestación cultural reconocida universalmente que tiene ya siglos de vida”, según señaló el alcalde Almeida. Es, asimismo, parte fundamental, en las tradiciones y costumbres de la capital, con ferias como la de san Isidro, que aglutina en la plaza de toros de Las Ventas, a los primeros espadas del momento.
El alcalde dijo en su intervención que “esta expresión cultural, con siglos de historia y reconocida a nivel mundial, requiere que cada generación alimente su llama y la transmita a las siguientes, para que nunca se apague. La labor desempeñada por la Fundación del Toro de Lidia es de vital importancia y por ello recibe este reconocimiento por parte de la ciudad de Madrid”.
El presidente de la Fundación estuvo acompañado en el acto por el vicepresidente, Fernando Gomá, y el director general, Borja Cardelús, según informa el Portal web del Ayuntamiento de la capital del Reino.
Su padre, Victorino Martín (Galapagar, 1929; Moraleja, Cáceres, 2017), propietario del hierro que lleva su nombre, creó su ganadería en 1919, con reses procedentes del Marquesado de Albaserrada y Antonio Escudero Calvo. Su ganadería fue, junto a las del duque de Veragua y Miura, una de las más notables de la historia del toro de lidia en España. A partir de 1960, muchos diestros se negaban a matar sus reses por su fiereza y fue una de las ganaderías de los ciclos toristas de las ferias. En 2011 recibió la Gran Cruz de la Orden del 2 de mayo y, en 2012, el Premio de Cultura de la Comunidad de Madrid en la categoría de Tauromaquia. En 2016 recibió el Premio Nacional de Tauromaquia, del Ministerio de Cultura, que ahora pretenden suprimir. Extremadura tampoco le reconoció con su Medalla.
La Medalla de Madrid al naturalista Jesús “Suso” Garzón Heydt, fallecido el pasado año, le ha sido concedida por ser un referente en la sostenibilidad, del ecologismo español, e impulsor de la recuperación de las vías pecuarias y la trashumancia, que dedicó su vida a la defensa y protección de la naturaleza. El alcalde Almeida recordó en su discurso la iniciativa de “Suso” de la recuperación de la Fiesta de la Trashumancia que, desde hace tres décadas, asombra a todos los madrileños llegado el mes de octubre en la capital de Reino, cuando los rebaños de ovejas vuelven a Extremadura por la cañada real que les fuere arrebatada por las construcciones de la Castellana y la Puerta del Sol.
(Foto: Portal web del Ayuntamiento de Madrid). |
Jesús Garzón (Sopeña, Cabuérniga, España, 11/03/1946; 24/12/2023), nacido en Madrid de padre cacereño y madre de raíces alemanas y comillanas, vivió entre Cantabria, Extremadura y Madrid. Inició estudios de Biología, Veterinaria y Geografía e Historia en la Universidad de Madrid, pero los dejó para dedicarse al estudio y protección de especies de la fauna española amenazada de extinción, principalmente linces, águilas imperiales, buitres, cigüeñas negras y avutardas. Tras la Sierra de Gata, donde pasaba las vacaciones en casa de su familia paterna, la Sierra de San Pedro fue su gran descubrimiento, con sus lobos, águilas imperiales y colonias de buitres negros.
A mediados de los 70, el enclave natural de Monfragüe era casi desconocido. Había una de las mayores colonias de buitres negros que estaba a punto de desaparecer por completo gracias a las excavadoras del ICONA, que pretendían arrasar las laderas donde el río Tajo se junta con el Tiétar, arrancando alcornoques, acebuches y jaguarzos para sustituir el bosque autóctono. Se trasladó a vivir a Monfragüe con su familia, arrendó fincas. Se enfrentó al ICONA, la industria papelera, los terratenientes y alcaldes de varios municipios, consiguiendo apoyos dentro y fuera de España, del mundo científico y conservacionista. Monfragüe, gracias a sus desvelos, fue declarado parque natural el 4 de abril de 1979 y parque nacional el 2 de marzo de 2007. De 1984 a 1987 fue director general de Medio Ambiente de la Junta de Extremadura. Su participación fue clave en la recuperación de las vías pecuarias y la defensa de los últimos trashumantes… Participó con Félix Rodríguez de la Fuente en la enciclopedia sobre la fauna y en la serie para TVE El hombre y la Tierra.
Tras su muerte, acaecida en la Nochebuena del pasado año, Adenex pidió la Medalla de Extremadura para él. Madrid se ha adelantado en el reconocimiento por la recuperación de la cañada real madrileña. Esperemos que este año, coincidiendo con el 45 aniversario del Parque Natural de Monfragüe y con el reconocimiento por la U NESCO de la trashumancia como Patrimonio Cultural de la Humanidad el pasado 6 de diciembre, le sea otorgada también la Medalla de Extremadura.
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