viernes, 16 de mayo de 2025

LA SOLEDAD NO DESEADA


    Es un problema silencioso que afecta cada vez a más personas en España, Europa y el mundo. El Grupo Social ONCE la ha convertido en una prioridad para este año. Se trata de paliar la situación a nivel global, especialmente entre las personas ciegas o con otra discapacidad, sus trabajadores y el resto de beneficiarios de servicios sociales.

     Las iniciativas para ello son varias: ONCERCA, Observatorio SoledadEs, A tu lado siempre, Ilunión Vida Senior, vacaciones sociales, la labor de los vendedores callejeros (los “centinelas de la ilusión”), todo para rebajar el dato de que el 24,5 por ciento de los 4,3 millones de personas con discapacidad en España vive sola, lo que supone más de un millón de personas, según el estudio “Las personas con discapacidad en España: actividad, empleo y calidad de vida”, recientemente publicado por la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas).

     La soledad ha sido tema recurrente en el mundo de la creación musical y ahora en la literatura y las preocupaciones sociales. Desde que el cantante Emilio José ganara el Festival de Benidorm, en 1973, con la canción que llevara por nombre el citado vocablo, la soledad no deseada, aun con otras derivadas distintas y distantes, se convirtió en un asunto de preocupación social.  La canción era una oda a la simplicidad y la pureza de una mujer llamada Soledad, una figura que encarnare la inocencia y la autenticidad…

    “Soledad es tan tierna como la amapola

    Que vivió siempre en el trigo sola

    Sin necesidad de nadie, ay mi soledad.

    Las soledades de hoy son otras que están por encima del corazón: una persona de cada cinco (20 por ciento) sufre soledad no deseada en España, con una prevalencia mayor entre la población con discapacidad y jóvenes. Esta soledad limita gravemente la participación en la vida social y genera consecuencias negativas en el bienestar físico y emocional. Además de los efectos individuales, la soledad no deseada genera elevados costes sociales y de salud pública, según la vicepresidenta de Servicios Sociales y Participación del Consejo General de la ONCE, Imelda Fernández.  La soledad, afirma, requiere una postura activa para combatir el fenómeno, ya que no se trata de un problema aislado, sino de una cuestión social que requiere una atención integral y comprometida.

    No es, pues, la soledad de quienes viven solos porque han adoptado esa actitud de vida; quienes asumen que no necesitan a nadie para llevar a cabo su proyecto de vida; los que prefieren la libertad de vivir solos, sin compañía de otros, a vivir atados en compañía, pero en soledad. El hombre y la mujer se necesitan, han nacido en el seno de una familia, viven en un pueblo o ciudad, pero cada día más solos. La soledad es una opción de vida, pero se convierte en un problema para las personas ciegas o con grave discapacidad visual. La ONCE viene desarrollando desde 2011 su plan ONCERCA, que busca no solo identificar las necesidades de las personas afiliadas, sino establecer un vínculo personal con cada una de ellas. Lo mismo que Cruz Roja con el teléfono para avisar en caso de emergencia a quienes, ya mayores, viven solos, que no en soledad. La soledad no deseada no es la soledad buscada de una mujer, como la que cantare en su día Emilio José:

“Soledad, vive como otra cualquiera

En la aldea donde naciera

Lava, cose, llora y ríe, ay mi soledad.”


No hay comentarios: