lunes, 17 de marzo de 2008

Plasencia, de pueblo a ciudad

Plasencia es una ciudad con aires, todavía, de pueblo. ¿Qué es una ciudad sino el arco iris de los pueblos, engrandecida por los pueblos? El pueblo hace la ciudad; la ciudad sirve a los pueblos. No podría existir la ciudad sin el apoyo de los pueblos, ni los pueblos sin el socorro de la ciudad.

Plasencia es una ciudad de pueblos, una ciudad aún con aires de pueblo. ¿Qué distingue a una ciudad de un pueblo?; su población, sus servicios, su comercio, su industria, la atmósfera distinta y distante del pueblo, pero pueblo aún en la ciudad.

El pueblo tiene un estilo; la ciudad, su estilo. El estilo es el ser de la ciudad y del pueblo: su educación, el saber estar, el vestir, el habla, los andares, la comunicación misma en corrillos de plazuelas y soportales, su actitud en festejos populares de raigambre.

Plasencia asume hoy el tránsito de pueblo a ciudad. El Plan General de Ordenación Urbana, en fase de tramitación, separa ese cordón umbilical entre pueblo y ciudad. Su mentora, Victoria Domínguez, la llave de la gobernabilidad del pueblo para ser ciudad, ha abierto ese futuro a la participación ciudadana. Nadie ajeno a ese futuro que los técnicos predicen como el paso de pueblo a ciudad.

El ensanche de Plasencia es el ensanche del pueblo a la ciudad, con servicios ya de ciudad y aires de pueblo en la ciudad. Victoria de pueblo en la ciudad; victoria de los pueblos que ensanchan la ciudad. Como Victoria Domínguez, de pueblo, y residente en la ciudad; alma del pueblo que aspira a ser ciudad; pívot para el futuro de la ciudad.

En la memoria, una pancarta memorable de la ironía popular: en un partido de fútbol Cacereño-Plasencia, Tercera División de la Liga nacional, en la Ciudad Deportiva de la capital, mediados los sesenta, proclamaba: “La ciudad de Plasencia saluda al pueblo de Cáceres”. La ciudad en el pueblo; el pueblo en la ciudad; la ciudad toda pueblo; el pueblo, todo ciudad. La villa que fue ciudad; el pueblo que siempre aspiró a ser ciudad y capital, a la espera de su ensanche con el Plan de futuro que la hará ciudad. Victoria Domínguez, mujer de pueblo, para lograr una victoria que nunca le reconociere su ciudad; pero victoria, al fin, de Plasencia, de pueblo a ciudad.

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