El anuncio efectuado ayer por los nuevos dirigentes del
Servicio Extremeño de Salud (SES) ha venido a dar un poco de luz al
confusionismo reinante sobre el copago farmacéutico para los pensionistas
implantado en julio, y la edición este mes de la primera tanda de tarjetas electrónicas,
en torno a las 70.000 (véase DEX de 3 de enero: “Extremadura devuelve 345.000
euros a pensionistas”).
Ante los
numerosos cambios habidos en la Consejería de Sanidad y en el SES durante el
año y medio del gobierno bipartito de Monago, no resulta extraño que ni los
administrativos del SES sepan responder con claridad a los pacientes que acuden
a ellos con la esperanza de obtener una respuesta nítida a sus demandas. Una
paciente, a la que le había caducado su tarjeta, acude hace unos días a su
centro de salud y pregunta. El administrativo le responde:
-- “No se preocupe, señora. Ahora le
da mi compañera un papel que vale como tarjeta”, pero que ha de renovar cada
tres meses… En otra ocasión, alguien preguntó a una administrativa que cuándo
llegaban las tarjetas y le respondió:
--“Creo que no las hacen porque no
hay dinero…” (sic)
Recientemente, en la puerta de
entrada a la consulta de los médicos, un aviso firmado por “Coordinación”
(¿será el coordinador del centro o el de la Gerencia de Atención Primaria?),
advertía a los pacientes que deberían ir provistos de su tarjeta sanitaria para
la emisión de recetas que, en adelante, no serían en papel. Entré a la consulta
y, tras saludar a la doctora sustituta de mi médico, le dije:
--“He leído el cartel de la puerta y
he de decirle que este paciente lleva esperando más de seis meses y medio la
nueva que sustituya a la anterior por cambio de régimen. Por otra parte, lo
último que he leído es que las comunidades autónomas no emitirían más tarjetas,
ya que están a la espera de llegar a un acuerdo en la Conferencia Sectorial
para emitir una tarjeta sanitaria única para todo el territorio nacional.
Dígaselo usted a Coordinación de mi parte.”
Al parecer, Coordinación se ha
adelantado a los dirigentes del SES para anunciar la “buena nueva”, que no es
una exigencia, sino un derecho recogido en la Constitución (artículo 43) y en
la Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad, y que la fragmentación del
Instituto Nacional de la Salud (INSALUD) dividió en diecisiete.
Sobre la devolución del copago
sanitario, uno de los más conspicuos conocedores de la gestión sanitaria en
Extremadura, junto al anterior director del SES, Ceciliano Franco, el actual
secretario de Sanidad del PSOE extremeño, José María Vergeles, tan presto a
madrugar en las redes sociales como a expresar su libre opinión sobre la
gestión sanitaria en nombre de su partido, ha acusado a Monago de “permitir que
los pensionistas adelanten el dinero de sus medicinas por encima del tope
establecido, cuando existen mecanismos para evitar dicho adelanto” (véase DEX de
hoy), y ha apostillado que el sistema informático para que aquellos no tuvieren
que adelantar el dinero “estaba preparado desde hace bastantes meses”.
Vergeles ha recalcado, en fin, que no
se debe tomar como una victoria la devolución mes a mes, porque “los discos de
facturación de farmacia llegan mensualmente a los servicios centrales del SES y
se pueden comprobar sin necesidad de esperar seis meses”; pero las “pelas” de
los pensionistas pueden esperar…
Puede que Monago tenga al final
razón: “Sin formación no hay empleo”, lo que no impide que cada día envíe a más
jóvenes formados al paro y que recaude a los pensionistas lo que no puede hacer
por otro lado. Y sobre la tarjeta sanitaria única interoperable en todo el
territorio del Sistema Nacional de Salud, que la ministra de Sanidad de Rajoy,
e insigne oradora, Ana Mato, anunció el 1 de marzo pasado que estaría a finales
de 2012, ya era hora de que llegara, porque, en este caso, como en tantos
otros, hemos retrocedido tantos años como los que hoy cumple el Rey desde que
fuera entronizado por las Cortes franquistas (37 años, 1 mes y trece días), y
ya dijo anoche que “hay camino por recorrer en la igualdad de los españoles y
en la vertebración del Estado”, hoy desmembrado por tantas licencias y tarjetas
como comunidades autónomas existieren, a las que Fernández Vara quiso poner
coto en una conferencia de presidentes sin necesidad del Presidente…, en vano.
¿Cuánto habrá que esperar para la
implantación de la tarjeta sanitaria europea, de la historia clínica digital, o
para “trabajar en red como una sola unidad” o “poner freno al turismo
sanitario”, que denunciara Ibarra hace más de un año. Ni Monago ni Coordinación
lo saben. Lo que sí sabemos es que hay que llevar la tarjeta que no hubiéramos
aún, para que nos expidan las recetas, o que “las citas para la vacunación
contra la gripe se cogerán en el mostrador
de la entrada”; pero, qué es eso de “cogerán”, en lugar de solicitar, pedir,
gestionar, suplicar, requerir…, que en Méjico se traduce por “tener relaciones
sexuales”… ¡Ay si los manitos hubieren visto aquel anuncio de Coordinación…!
Ignoro por qué el SES va a su aire cuando tienen en Sanidad a una secretaria
general joven, pero suficientemente preparada, como Dolores Corchero… Quizá
porque utilizan como asesores a jóvenes no suficientemente preparados, aunque
les den empleo; y los preparados no tienen empleo. No vincule, pues, señor Presidente,
formación con empleo.
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