Escribía hace ahora
cinco años un artículo titulado "Descontextualización de la palabra en el
discurso político", publicado en el desaparecido digital
"Extremaduraaldía" (15-11-2009) y recogido en mi libro de reciente
publicación "Una mañana sin luz en Extremadura" (Editorial Círculo
Rojo, 2014, págs. 450-453), a propósito de una revelación del entonces partido
de la oposición extremeño, el PP, que atacare frontalmente la presunción de
inocencia del candidato socialista a la
Alcaldía de Badajoz, y que produjo un tsunami de palabras sacadas del contexto
de la libertad de expresión y opinión y de la libertad de creación artística,
en un claro ejercicio de cinismo e hipocresía políticas, que pretendiere sacar
una palabra del contexto, que no escandaliza "per se", sino su
descontextualización, ya fuere en el discurso político, social o en el mensaje
de la creación artística.
Decía entonces --y lo reitero-- que la palabra no
encierra la mentira. El engaño de la palabra es venial, pero puede ser mortal
sacado del contexto. La palabra, sacada de contexto, mata el mensaje, y pudiere
herir al propio mensajero; más aún, la doble intencionalidad de la palabra
lanzada para hacer daño, con aviesa hipocresía política. El tiempo pone cada
palabra en su lugar y a cada cual en su sitio.
La historia se repite. En la precampaña electoral de las
municipales y autonómicas de 2007, el PP de Extremadura sacaba a colación, con
aviesas intenciones contra su adversario político a la Alcaldía de Badajoz, un
catálogo artístico editado por la Consejería de Cultura de la Junta de
Extremadura, en la que algunos cuadros del pintor José Antonio Montoya podrían herir la sensibilidad del espectador.
La obra había sido publicada en 2003, y nadie hubiere dicho palabra hasta
entonces. El contexto político la exigiere en ese momento; pero se olvidaron
los falsos fiscales y acusadores que la Diputación de Salamanca, entonces
gobernada por el PP, también había expuesto la muestra a sus expensas. El
candidato a la Alcaldía de Badajoz por el PSOE, Francisco Muñoz, fue considerado hereje y anatematizado, como la
propia Junta y el pintor. La derecha y la Iglesia se rasgaron las vestiduras.
Un escándalo a toro pasado, que recordare las pinturas de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina,
a las que, diez años después, la Iglesia encargó al pintor Daniele da Volterra, desde entonces
conocido como "Il Braghettone", cubrir con taparrabos y pañales a
todas sus figuras. No le fue a la zaga Silvio
Berlusconi quien, siendo primer ministro italiano, mandó cubrir con un velo
el pecho de una figura femenina que reproducía un cuadro de Giambattista Tiépolo, de 1743, elegido
por él mismo para decorar la sala en la que ofrecía sus conferencias de prensa
en el Palacio Chigi, y que caía tras el encuadre de su rostro en las cámaras de
televisión... El mismo mensaje de la parábola de Jesús sobre los escribas y fariseos hipócritas, o la de la mujer
adúltera, que bastare para descalificar a los descontextualizadores de la
palabra.
El entonces presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, envió una
carta con su dimisión al presidente de la Asamblea, que su titular, Federico Suárez, no llegó a tramitar. Felipe González, la esposa del
presidente y algunos compañeros del partido le hicieron desistir. (Véase su
libro autobiográfico "Rompiendo cristales. Treinta años de vida
política", Editorial Planeta, Barcelona, 2008, págs. 279-281). Ibarra lo recordaba así en su obra:
"Los hechos habían sido aclarados y disculpados en 2003 por el arzobispo
de Mérida-Badajoz, Antonio Montero". "Las fotos habían visto la luz en 1998 y, por
puro oportunismo electoral, el PP no tardó en tacharlas de irreverentes e
irrespetuosas con la fe y los creyentes católicos. Hasta el momento de la
denuncia del PP habían visto ese catálogo pocos centenares de personas; desde
que pusieron su grito en el cielo, miles de morbosos hipócritas se tomaron la
molestia de rastrear en las webs del PP aquellas fotos, contemplarlas y
mostrarse escandalizados, cómo no, con ellas."
Le ha tocado ahora el turno al sucesor de su sucesor, el
actual presidente de la Junta, José
Antonio Monago, a quien un medio ha acusado de realizar 32
viajes privados a Canarias, por un importe de 10.000 euros,
entre el 3 de mayo de 2009 y el 4 de noviembre de 2010, cuando era senador por
designación de la Asamblea extremeña. Monago
salió ayer a la palestra para dar explicaciones. Se lo esperaba, pero "no
nos van a callar y no podrán con nosotros". Sus explicaciones no han sido
suficientes. Todos los partidos del arco parlamentario pidieron su dimisión,
incluido su socio en la sombra, IU-Verdes (http://www.eldiario.es/eldiarioex/politica/Pedro-Escobar-Monago-generalizada-IU_0_321968577.html
); pero su portavoz se retracta el mismo día y afirma que no cree necesaria su
dimisión: http://www.elperiodico.com/es/noticias/politica/izquierda-unida-viajes-monago-extremadura-3668854.
Monago dejó claro que no piensa
dimitir, porque "quien
quita y pone presidentes es el pueblo extremeño".
¡Tantos viajes...! que ya no se acuerda...; pero pedirá al Senado la relación
de todos ellos y "voy
a devolver el dinero".
El mismo día, el diputado popular en el Congreso por
Teruel, Carlos
Muñoz, renunciaba a su acta de parlamentario y a su cargo de
secretario general en la provincia por realizar viajes de carácter privado a
Tenerife con cargo al presupuesto de la Cámara Baja, presuntamente por las
mismas razones de las que acusan a Monago.
El 21-06-2012, el presidente del Consejo General del Poder Judicial y del
Tribunal Supremo, Carlos
Divar, presentó su dimisión por cargar treinta viajes, por un
importe de 28.000 euros, con cargo a los presupuestos del organismo... La
historia sigue... No dimite, porque todos están con él, y hasta su secretario
general, Fernando Manzano, se atreve
a decir: "Extremadura
entera está contigo", como Argentina con Isabelita, y "mi vida entera te la dedico/ mas no
te alejes de mí/ te necesito...", en la bella canción de Paloma San
Basilio; pero "no
todo puede valer", como ayer..., en 2007.
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