miércoles, 25 de mayo de 2016

EPÍTOME ECONÓMICO DE UNA LEGISLATURA PERDIDA

 
           La XI Legislatura, que arrancaba el pasado 13 de enero, no solo ha sido la más breve de la democracia, sino que nos ha ofrecido novedades antes nunca vistas en la reciente historia democrática española; pero, junto a esas innovaciones que ofrecía el nuevo Parlamento surgido a raíz de las elecciones del 20-D, no es menos significativo para los españoles su coste económico, que para nada ha servido sino para acrecentar el déficit de las arcas públicas en tiempos nada propicios para ello.
            Entre las novedades más destacadas sobresale el hecho de que, por primera vez, en la reciente historia democrática, el presidente del Congreso no perteneciera al partido ganador de las elecciones, el PP, sino que fuera el socialista Patxi López, que no ha llegado a ocupar el sillón presidencial ni cuatro meses. La presencia de mujeres en el hemiciclo ha sido la más elevada de la democracia: 139 diputadas electas, que rozaron el 40 por ciento en que se sitúa la paridad, gracias, además de a la Ley de Igualdad, a que el PSOE y Podemos presentaron listas cremallera (lista en la que hombres y mujeres ocupan puestos alternos); hubo mayoría femenina en la Mesa del Congreso (seis mujeres frente a tres hombres), aunque solo una de las diecisiete comisiones --la Comisión de Igualdad-- estuviere presidida por una mujer. Ha sido también la primera legislatura en la que el Rey tuvo que convocar tres rondas de consultas con los partidos para la conformación de gobierno. En la primera, el líder y presidente del partido más votado, Mariano Rajoy, declinó el ofrecimiento real al no contar con apoyos suficientes; en la segunda, tomó el relevo el líder de la oposición, Pedro Sánchez, que suscribió un acuerdo de gobierno con Ciudadanos, pero que resultó insuficiente para la investidura. Ha sido también la primera legislatura que echó a andar sin la solemne apertura por el Rey. También por vez primera el Gobierno se negó a someterse al control parlamentario alegando que estaba en funciones, lo que llevó al Pleno del Congreso a llevar al asunto al Tribunal Constitucional para que sentara doctrina, por si la situación volvía a repetirse. Por lo demás, los despistes iniciales de los novísimos, que tuvieron que ser apadrinados por los veteranos para andar por la Casa; los besos de Pablo Iglesias y Xavier Domenech; el bebé de Carolina Bescansa, con el que se quiso avivar el debate de la conciliación de la vida laboral y familiar..., han quedado como simples anécdotas de la legislatura perdida (más información en europapress.com, de 01/05//2016).
            Lo que no pasado inadvertido ha sido el coste que ha supuesto para las arcas públicas la legislatura perdida. Si las elecciones del 20-D costaron a las arcas del Estado algo más de 130 millones de euros (www.blastinnews.com, de 29/04/2016), las próximos comicios del 26-J supondrán un desembolso de 160 millones de euros, a los que habrá que sumar otros 30 que recibirán los partidos en función de sus resultados electorales (www.laopiniondemurcia.es, de 02/05/2016). Ni siquiera la apelación del Rey a los partidos para realizar una "campaña electoral más austera" (www.elmundo.es, de 26/04/2016) dio resultados positivos. "La legislatura concluye como empezó, sin posibilidad de consenso. La segunda y última reunión de los partidos políticos para alcanzar un acuerdo que limitara los costes de la campaña electoral han concluido sin pacto algunos en el Congreso" (www.abc.es, de 11/05/2016), aunque todos se inclinaran por llevar cabo una campaña más austera.
            Además de estos gastos generales, la legislatura más breve ha tenido un coste salarial de 30,5 millones de euros para los 265 senadores y 350 diputados. Cada diputado cobra de media al mes 5.630 euros y los senadores, 5.930. En total la factura mensual ronda los 2 millones de euros para el Congreso y de más de 1,5 para el Senado. (www.elmundo.es, de 04/05/2016). El Gobierno se llevó 1,4 millones: el presidente, 6.583 euros mensuales, la vicepresidenta, 6.185 euros al mes y los ministros, 5.806; los secretarios de Estado, directores generales y demás altos cargos ministeriales (202 en total) tienen un salario medio de 6.698 euros. (Íbd.)
            Hay dos hechos que resulta curioso resaltar: Podemos llegó al Congreso con un mensaje muy claro: "No somos casta, no queremos sus privilegios; somos gente de la calle" (www.abc.es, de 06/02/2016); pero no había pasado un mes desde que entraron en el Congreso cuando 40 diputados de la formación retiraron la tarjeta de 3.000 euros que entrega la Cámara Baja para gastar en taxis, saltándose a la torera la decisión adoptada por la cúpula del partido podemita. No termina aquí la cosa: la vicepresidenta tercera del Congreso, Gloria Elizo (Podemos) planteó a la Mesa aumentar los privilegios de los diputados con un completo fondo de prestaciones sociales, valorado en unos 5.000 euros, que incluiría ayudas sociales, culturales y personales. (Íbd.). Podemos no respondió, sumándose así a la casta tan denostada.
            El segundo hecho significativo es que, aun en la legislatura más breve de la democracia --en la que el propio Rey ha sido rehén de la situación-- los diputados realizaron un total de 27 salidas al extranjero, entre ellas a Tokio, Zambia, Mongolia o Nueva York, aunque la Cámara solo ha informado del coste de cuatro viajes por un total de 102.211,16 euros (www.europapres.com, de 01/05/2016).
            Y el 26-J, a votar de nuevo... Al nuevo gobierno que salga de las elecciones le espera "una multa de hasta 2.000 millones por incumplimiento del déficit y un ajuste fiscal de 8.000 millones entre 2016 y 2017" (economía.elpais.com, de 19/05/2016), aunque cabe esperar, como ha afirmado el presidente del Bundesbank, Jens Weiddmann, que "cuanto antes haya en España un gobierno responsable, mejor" (economia.elpais.com, de 17/05/2016).
 

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