jueves, 21 de junio de 2018

LAS LUCES DE LOS OJOS SIN LUZ


            "El lenguaje de los ojos en el arte" [1], última obra del académico correspondiente de la Historia y doctor en Historia del Arte, José Antonio Ramos Rubio, es "un homenaje a la memoria de todos aquellos hombres que, a pesar de ser invidentes, han conseguido calar en la sensibilidad de su generación y de las siguientes, gracias a su merecido quehacer artístico, ya sea en el campo de la pintura, escultura o la música", según afirma el autor en la Introducción a la obra, que se la dedica a su padre, Antonio Ramos Ciudad, fundador de la ONCE en Extremadura en 1940, "y a todos los invidentes que con su esfuerzo diario han llevado la alegría a nuestros hogares".

             Para Ramos Rubio, la patología oftálmica está presente en el arte egipcio, en el románico, en el renacentista, en el romanticismo, en la novela, el teatro y la poesía. A pesar de haber sido invidentes, muchos artistas han logrado creaciones pictóricas o musicales magistrales, dignas de admiración; han conseguido desentrañar la vida sin luz en los ojos y, a pesar de todo, `ver´ las cosas que les rodeaban. Es el caso de los artistas invidentes cuyos apagados ojos han visto, porque han ido más lejos de la simple realidad, y nos han transmitido lo más importante que poseemos las personas: los sentimientos, muy difíciles de plasmar si uno no es un verdadero artista. Todos los tiempos han conocido invidentes destacados por sus cualidades, desde Antonio Cabezón, el maestro Rodrigo, Johann Sebastian Bach, el ciego de Daroca, Miguel Fuenllana, Rafael Hernando y Palomar, Francesco Landino y Francisco Salinas, hasta los más recientes, como Montoliú o José Feliciano. También los pintores y escultores tienen su puesto en la historia, desde Manuel Antonio Conshillo hasta José María Acuña, pasando por el posible astigmatismo de El Greco, hasta pintores tan conocidos como José Villegas y Antonio María Esquivel.
 
            El autor aborda en su obra las enfermedades ópticas fáciles de diagnosticar, apreciadas en los ojos de los personajes reproducidos por el artista, y realiza un recorrido por la Historia del Arte desde las primeras manifestaciones artísticas en las que aparecen invidentes hasta las más recientes del siglo actual. Así,  señala que, entre las primeras manifestaciones de la Historia en las que se representan invidentes, destaca "El ciego tocando el arpa", de la tumba del escribano egipcio Nakht (Tebas, 1400 a. C). o el de la tumba de Patenemhab (Saqqara, 1500-1300 a. C.). En Grecia, la ceguera se considera una fuente de dicha, al considerar que los dioses concedían a los ciegos la doble mirada, la capacidad de adivinar para compensar la vista que habían perdido. El tema de la ceguera en el arte griego está presente en las manifestaciones artísticas representativas de Homero, el poeta griego del siglo VIII a. C., el más admirado de la antigüedad, que consagra la iconografía romana en el noble rostro barbado de un anciano ciego como él, que sirve de referencia cultural y religiosa para generaciones posteriores, como "La ceguera de Tharyris" (cerámica ática del 430 a. C.), o "Un ciego tocando la pandereta", del Museo Leyden (Holanda), que cantare Neruda: "Ciego, será ayer tu mañana/¿Siempre será tu pandereta pobre/estremeciendo tus manos crispadas?/ La mano que recibe,/ los ojos que no ven,/ la cara parda lastimosa  y triste/ golpeando en cada salto de pared."
 
            Los pintores han encontrado una gran fuente de riqueza en los milagros de Cristo. Toda la vida de Jesús y sus milagros han sido proyectadas por los pinceles de artistas como Nicolás Florentino en el retablo mayor de la catedral vieja de Salamanca. En la Edad Media, las fuentes artísticas más importantes son los manuscritos médicos medievales, cuya colección más rica está en la Biblioteca Nacional de París, muy interesantes para poder estudiar los avances científicos en la medicina, que alcanza un gran desarrollo en el Renacimiento. En algunos grabados del siglo XVI se representan intervenciones quirúrgicas por cataratas, tal es el caso de "Intervención de ojos", de Heister, o el "Grabado de la cirugía de cataratas", de Robert James. En el Renacimiento se suceden intentos de educar a las personas privadas de visión, como Girolando Cardano, que usó letras de alfabeto en madera para que los ciegos aprendieran a leer y escribir. Luis Vives propuso la necesidad de integrar profesionalmente a las personas ciegas. Durante la Edad Moderna no se impartía enseñanza a los ciegos; tan solo se les asistía en asilos mantenidos por la mendicidad o con donativos.
 
            Hay artistas que buscan para sus obras temas moralizantes, que se inclinan hacia los emblemas, y otros que se mantienen en el tema religioso, utilizando los Evangelios. El tema de la curación del ciego de Jericó está representado por Duccio di Buoninsegna en la National Gallery de Londres, o la del Museo del Ermitage, de Lucas van Leyden, en 1531, así como El Greco, que la plasma en dos ocasiones: la curación del ciego en la Galería Nacional de Parma y en la Galería Dresde. Una de las obras pictóricas que trata el tema ofltalmológico es "La parábola de los ciegos", de Brueghel, que se conserva en las Galerías Nacionales de Campodimonte, en Nápoles, tema sobre el que vuelve Tintoretto, y las ilustraciones bíblicas de Tissot. Otro de los artistas que abordó la ceguera es Rembrandt en la "La curación de Tobías". Velázquez deja algunos testimonios de esta patología en los retratos de sus bufones, como en el caso de Juan Calabazas, el Bobo de Coria, que se nos presenta con los ojos desplazados hacia el fondo orbitario y con un tremendo estrabismo, y del que existen dos retratos: el de la colección Cook (Estados Unidos) y el del Museo del Prado. En el Siglo de Oro, Velázquez, Francisco Ribalta, José Ribera, Zurbarán y Murillo destacan en la centuria, en su mayoría con temas religiosos, debido a que sus clientes eran de comunidades eclesiásticas. Zuloaga, que siguió a Velázquez, pintó enanos, entre ellos "Gregorio el Botero", enano y bizco. Una de las obras maestras de Goya es "El ciego de la guitarra" (1778). En el siglo XVIII, el Neoclasicismo, copia los antiguos modelos grecorromanos, en obras como "Edipo y Antígona", de Brodowski.
 
            En 1985 aparece el sistema Braille --al que será traducida esta obra--, un código de lectura, cuyos antecedentes están en los métodos de Haüy (que fijó el abecedario) y Barbier (quien confiere el punto prevalecer sobre el trazo continuo). En España, en 1842 se funda el Colegio de sordomudos-ciegos y en 1847 se crea la primera escuela normal en el mismo. En 1849 aparece la Ley de Beneficencia, que señala que las personas ciegas y deficientes visuales tenían derecho a ser educados en establecimientos adecuados, En 1852, la Ley Moyano prescribe que tiene que haber una escritura para sordos, mudos y ciegos en cada distrito universitario. El 13 de diciembre de 1938 se crea la ONCE y, para su financiación, el Estado le otorga la explotación del cupón pro ciegos.
 
            Los artistas contemporáneos, como Picasso, Vázquez Díaz o Acuña, han demostrado tener una profunda sensibilidad hacia el infortunio de los seres humanos. Otros artistas se quedaron ciegos por diversas circunstancias: Juan Conchillos  (Valencia,1641), Antonio María Esquivel y Suárez de Urbina (Sevilla, 1806). Degas sufrió una enfermedad que comenzó a manifestarse cuando tenía 36 años. En el siglo XX, una serie de artistas hacen de la ceguera el tema central de sus creaciones; Karl Hofer, Henry Lindegaard, Alejo Lopomo, Adolph Gottlieb, Zak-Smith, Robert Henriy, Alvar Cawen, Sue Coe, Jacob Kramen, o Colin Seft. Otros pintores ciegos contemporáneos son: Rosa Garriga, Rafael Arias y José María Rodrigo Paredes.
 
            Los músicos invidentes.-La música es el arte que más difusión tiene hoy día, la más valorada por todas las culturas; la que aviva el entendimiento y conmueve el corazón. El arte musical es tan antiguo como el hombre. Ya se conocía en Egipto. Los griegos conocían la melodía, que utilizaban para acompañar la poesía, pero no conocían la armonía. El ciego Demódoco es un personaje de la Odisea, que canta en un banquete episodios de la Guerra de Troya. Durante la Edad Media nos encontramos con bardos, trovadores y maestros cantores, como Francesco Landino. Durante el Renacimiento. la música, tanto cortesana como religiosa, alcanza cimas insospechadas. La música instrumental renacentista española constituye una de las glorias de este momento histórico, en el que hay que distinguir la música para órgano y para vihuela. El organista de Felipe II, Antonio de Cabezón, compone una abundante obra para este instrumento. Otro de sus coetáneos es Francisco de Salinas, catedrático de música de Salamanca,  y Miguel Fuenllana, "un gran tañedor de vihuela". Otro de los artistas que cierra la época del Renacimiento es Juan Blas de Castro, autor del Cancionero de Sablomara.  En los Países Bajos destaca Jacob van Eyck, ciego de nacimiento. En 1611 nació en Daroca otro de los grandes maestros españoles, Pablo Bruna, conocido como El ciego de Daroca, organista de su colegiata.  Pocos músicos disponen de una tradición musical como Johann Sebastian Bach, que tuvo 53 antepasados músicos, y en el que cristalizan todos los conocimientos musicales de sus antepasados. Hasta finales del XVII le suceden Pergolesi (1710), Gluck (1714), Haydn (1732), Mozart (1756) y Beethoven (1770). En el siglo XIX destaca la figura de Hernando y Palomar (1822) y el compositor alemán Giovanni Simone Maryr (1763-1845). Un artista precursor de Andrés Segovia fue Antonio Jiménez Manjón (1866). Georges Shearing, nacido ciego, comenzó a tocar el piano a los tres años. Nuestro compositor contemporáneo Joaquín Rodrigo, ciego desde los tres años, estrenó en 1940 su pieza musical de más éxito, "El concierto de Aranjuez". En nuestros días ha habido grandes músicos invidentes: Ray Charles, cantante, clarinetista y pianista; Gilbert Montagné (París,1951); el cubano José Tejedor... Un caso excepcional fue el músico Leslie Lembe (1952); el tenor, escritor y productor musical Andrea Bocelli (La Toscana, 1952), autor de varias óperas; Clarence Carter quien, a sus 77 años, aún ofrece conciertos. El músico indígena australiano Geoffrey Gurrumul Yunupingu (1970), que canta en la lengua yolngu. Art Tatum, conocido pianista estadounidense de jazz. José Feliciano, destacado cantante de boleros y baladas portorriqueñas. Stevie Wonder, cantante, compositor y productor discográfico, quien recibió docenas de premios Grammy....





[1]  Ramos Rubio, José Antonio: El lenguaje de los ojos en el arte, TAU Editores, Cáceres, 2018, 112 págs.

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