No existen datos
documentales sobre la fundación del convento de San Francisco de Peñafiel. [i] En
la segunda mitad del siglo XVII, el cronista fray Francisco Calderón consideró que se había realizado antes de 1286,
año en que el rey Sancho IV le
otorgó carta de privilegio. El Archivo Histórico Provincial de Valladolid
guarda un documento fechado en 1265 sobre el convento franciscano: una bula del
papa Clemente IV dirigida al
convento de frailes franciscanos menores observantes de Peñafiel. Fue el único
centro conventual de la villa hasta la fundación por don Juan Manuel del convento de San
Juan y San Pablo a comienzos del
XIV. Por tanto, este convento de la Orden Franciscana fue fundado en el siglo
XIII. Los frailes menores de Peñafiel estuvieron interesados a los largo de los
años tanto en la cultura como en las labores agrícolas. Los lagares que
existieron en la comunidad dieron testimonio de la importancia que tenía la
viticultura y la elaboración del vino en la vida del monasterio y la influencia
de los monjes en el desarrollo del viñedo es de vital importancia y sin ellos
el vino no hubiera llegado a ser lo que es hoy. Los monjes se convirtieron en
los grandes conservadores de la cultura del vino durante la Edad Media, al ser
la bebida más consumida, porque el agua no era de buena calidad y, además, era
fuente de infecciones. El convento planta viñedos para abastecerse de vino para
la santa misa y de bebida para el día a día, tanto para ellos como para los
nobles que les visitan a menudo, así como para los viajeros que se hospedan en
los monasterios, ante la carencia de posadas.
Tras la desamortización, el convento pasó a manos
privadas y se inició el deterioro del conjunto monumental. Subastado con todas
sus fincas rústicas, perteneció a distintos propietarios que provocaron la
segregación. La iglesia fue enajenada por Benjamín
Moro a Félix Bayón Delgado y el
claustro lo compró Faustino García Molinero, alcalde de Peñafiel de 1910 a 1913, al
primer adjudicatario de los bienes residente en Madrid. Sus actuales dueños
desde 1988 han restaurado lo que fue la bodega del convento, siguiendo el
proyecto del arquitecto David de Pablos
Herrero, que tuvo como principal objetivo la definición de las
distribuciones y dimensiones de los elementos estructurales y divisorios de las
naves. La propiedad del antiguo convento continúa repartida a día de hoy. El
solar de las dependencias del convento lo ocupa desde 1988 la Bodega Convento
San Francisco, cuyo propietario es la familia Pitarch-Rodríguez, que ha rehabilitado algunas de las estancias
para uso industrial, construyendo otras de nueva planta en 2005, mediante
proyecto de la arquitecta Marta María
Escribano: una planta destinada al almacenamiento y etiquetado, con acceso
directo a la bodega, y una segunda dedicada a instalaciones de aire comprimido
y de equipos de frío. Los objetivos perseguidos por los dueños consisten en
contar con unas instalaciones en las que se puedan desarrollar los procesos de
elaboración, crianza y embotellado de vinos dentro del ámbito de la D. O.
Ribera del Duero. La bodega cuenta hoy con ocho hectáreas de viñedo propio, en
las que desarrolla una agricultura ecológica. Bodegas Convento San Francisco
elabora vinos a partir de la variedad Tempranillo,
y pequeñas cantidades de otras variedades existentes en los viñedos más viejos,
como la Albillo, Garnacha o Tempranillo Gris.
En la bodega elaboran los siguientes vinos: Convento
San Francisco, con cuarenta parcelas; Roble
del Convento, el vino más joven de la bodega, que se elabora desde 2011; y Convento
San Francisco Selección Especial. En 2004 se fundaron las bodegas Aldeasoña, localizadas en la casa
familiar del siglo XVIII, situada en el pueblo segoviano del mismo nombre, que
obtienen 10.000 botellas al año, y los vinos El Lagar de Aldeasoña y Aldeasoña.
Sus elaboraciones, según los autores, "reflejan la forma de pensar de César Pitarch, propietario y artífice
de sus propios vinos, que respetan la añada y le sacan la mejor interpretación,
obteniendo vinos agradables, con personalidad, que gustan a todo el mundo,
expertos y aficionados".
La obra, dividida en seis capítulos, aborda también el
medio físico y los antecedentes históricos de Peñafiel, el patrimonio cultural
y el convento de San Francisco, Peñafiel y el vino y la bodega objeto de la
obra y
sus vinos.
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[i]
Vid.: Ramos Rubio, José Antonio y De San Macario Sánchez Óscar: El convento de San Francisco de Peñafiel. La
tradición secular del vino. Edit. Bodegas Convento San Francisco. Iberprint
Artes Gráficas,. Badajoz, 2018. Prefacio de Javier, Alfonso y César
Pitarch. Prólogo de fray Emérito
Merino Abad, franciscano. Epílogo: fray Tomás Bernal García. 180 págs.
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