Hoy,
Domingo de Ramos, la Iglesia celebra la entrada de Jesús en Jerusalén. Comienza
la Semana Santa. No hay otro canto litúrgico más propio de la festividad que el
canto gregoriano “Pueri hebraeorum” (los niños de los judíos). En esas
catedrales, en esas iglesias, hemos cantado, con las palmas en la mano, el
canto más propio de la liturgia romana. Se va perdiendo el latín, la lengua de
la Iglesia, nuestra lengua madre. Y no hubiere para este día canto más hermoso
que este.
El
oficiante entonaba la música en latín y los seises (los niños cantores) y el
pueblo fiel seguían cantando la antífona con versículos del salmo 24:
Pueri
hebraeorum, portantes ramos olivarum, obviaverunt Domino, cantantes et dicentes…
Los niños de los judíos, portando ramas de olivos, salieron al encuentro del
Señor cantando y diciendo:
Hosanna
Filio David. Benedictus qui venit in nomine Domini. ¡Hosanna al Hijo de David,
bendito el que viene en nombre del Señor!
Domini
est terra, et plenitudo eius, orbis terrarum, et qui habitant in eo. Del Señor
es la tierra y cuanto hay en ella, el orbe y los que en él habitan…
Quia
ipse super maria fundavit eum et super flumina firmavit eum. Porque Él la fundó
sobre los mares, Él la asentó sobre los ríos…
Pueri
hebraeorum vestimenta prosternebant in via et clamabant dicentes: Hosanna Filio
David, benedictus qui venit in nomine Domini… Los niños de los judíos extendían
sus vestidos en el camino y gritaban diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David,
bendito el que viene en nombre del Señor!
Attollite
portas, príncipes vestras, et elevamini, portae aeternales et introibit rex
gloriae… ¡Puertas, levantad vuestros dinteles, alzaos, portones antiguos, para
que entre el rey de la gloria!
Quis
est iste rex gloriae? Dominus virtutum ipse est rex gloriae… ¿Quién es ese rey
de gloria? El Señor poderoso es el rey de la gloria.
Pueri
hebraeorum vestimenta prosternebant in via et clamabant dicentes… Los niños de
los judíos extendían sus vestidos en el camino y gritaban diciendo: ¡Hosanna al
Hijo de David, bendito el que viene en nombre del Señor!”
Pusieron
unas mantas sobre el pollino en el que se sentó el Señor; las palmas flameaban
a su paso; le vitoreaban, reconociéndole como al Hijo de David; le llamaban bendito
porque venía en nombre del Señor, al mismo Señor que el Viernes Santo
crucificaron para redimir los pecados del mundo… Ha enmudecido el “Pueri
hebraeorum”; nuestros niños lucen hoy sus mejores galas (“Domingo de Ramos,
quien no estrena no tiene manos”, porque es el día más alegre de la Semana
Santa; marca el fin de la Cuaresma, que dará lugar el domingo a la Pascua de
Resurrección).
Ha
concluido la procesión. Los niños corren hacia sus casas para llevarles a sus
madres las palmas con las que han recibido al Señor. Ellas las pondrán en el
balcón de sus casas para recibir la bendición de quien ha llamado a sus puertas,
y por sus hijos que las agitaron al paso del Señor que vino a la ciudad. Quizás
en la iglesia de san Nicolás, hoy catedral in
transitus de Plasencia, se haya cantado el “Pueri hebraeorum…”, como en las
catedrales y concatedrales de Santa María y de la Asunción de Nuestra Señora de
Extremadura…
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