Francisco López de Ayala y de la Vera (Mérida, 09/06/1893-08/08/1936) fue alcalde de la ciudad en la década de los años veinte del pasado siglo, desde el 18 de mayo de 1924 hasta el 26 de febrero de 1930, durante la dictadura de Primo de Rivera, fecha en que cesó a petición propia. Murió asesinado a los 43 años, al principio de la contienda civil el 8 de agosto de 1936., tres días antes de la toma de Mérida. Fue detenido el 27 de julio del mismo año y conducido a la finca “Los Colgados”, de Aljucén, y con él fueron fusilados tres más: Mario Balanzategui Álvarez, de 43 años, de Falange; Antonio María Fernández Domínguez, de 25 años, de Acción Popular; y Manuel Herranz Nieto, de 37 años, del mismo partido.
Hijo de José López de Ayala y Grajera, natural de Fregenal de la Sierra, y de Dolores de la Vera y Grajera, tuvo dos hermanos: Luis y Dolores. Contrajo matrimonio en Mérida el 22 de mayo de 1918 con Margarita García de Blanes y Pacheco, nacida en Mérida el 29 de noviembre de 1898, hija de Román García de Blanes y Osorio, natural de Lugo, y de Margarita Pacheco Lerdo de Tejada, natural de Mérida. con la que tuvo cinco hijos: María Dolores, Francisco (el alcalde de Mérida que más años ha estado al frente del consistorio), Gonzalo, Margarita y María Josefa López de Ayala y García de Blanes.
Licenciado en Derecho en 1917 por la Universidad de Sevilla a los 23 años, procedía de una familia de larga tradición en el control y la propiedad de la tierra, siendo él mismo un significativo ganadero y de abolengo en la ciudad –los Vera--, uno de ellos “segundón principalísimo” en la conquista de Perú con Pizarro. En el primer tercio del siglo XX, según el Registro de la Propiedad Expropiable, solo diez propietarios sumaban el 56 por ciento de la propiedad expropiable del término municipal de la ciudad. Poseía 1.497 hectáreas. Su familia era la más rica de la ciudad. Entre sus propiedades heredadas destacan la finca Pachena (Jaén), Alberquilla (Guareña), Abadías y Talantosa (Mérida), Caballeros (Badajoz), La Vega del Toro (Solana de los Barros).
Su destacada personalidad, su caballerosidad y relieve social le llevaron a la corporación municipal en 1923 y por Real Orden de 18 de mayo de 1924 fue nombrado alcalde de la ciudad. Su etapa como regidor está señalada con “piedra blanca” en los anales de la población. Hombre de claro y positivo talento, fecundo en iniciativas y con energías y actividad suficientes para plasmarlas en realidades, inició la transformación urbanística de Mérida, dándole el empaque de verdadera ciudad y engrandeciéndola notablemente. Regeneró la hacienda local, en pésimo estado al hacerse cargo de la hacienda municipal; fomentó la instrucción pública, intensificando la enseñanza; realizó el saneamiento de la población con las obras de alcantarillado y parque que lleva su nombre en la Rambla de santa Eulalia; promovió la construcción de los depósitos generales de agua, cuartel de Artillería, pavimentaciones de calles y normalización perfecta de todos los servicios municipales, entre otras cosas.
El investigador López Díaz señala a López de Ayala como “la figura más representativa de la dictadura primorriverista, el hombre dentro de la política local que seguramente mejor se adaptaba al perfil de político que, por lo general, buscó la Dictadura. Joven y culto abogado, procedía de una conocida y adinerada familia emeritense: los Vera, emparentada además con otras familias de alcurnia dentro de la ciudad, como los García de Blanes. Su preeminente puesto en la sociedad local era avalado por ser uno de los máximos propietarios rurales del término, además de uno de los más importantes ganaderos de la provincia”.
López de Ayala y de la Vera desempeñó también los cargos de presidente de la Hermandad de Labradores durante muchos años, presidente de la Cooperativa de Ganaderos Extremeños, presidente provincial de Acción Popular y consejero de la Editorial Católica; candidato a Cortes en las elecciones de febrero de 1936; fundador, promotor y presidente del Consejo de Administración de la Sociedad “Productos de la Ganadería Extremeña, S.A”. (Matadero de Mérida), presidente de la Cámara Provincial y patrono del convento de las Concepcionistas de Mérida. Entre otras distinciones, estaba en posesión de la Cruz del Mérito Agrícola y de un diploma de agradecimiento de la Cruz Roja Española.
Políticamente conservador, López de Ayala y de la Vera fue fundador y presidente provincial de Acción Popular, un partido político español católico confesional, fundado recién proclamada la República con el nombre de Acción Nacional, que fue el núcleo aglutinante de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) y que cambió su nombre por el de Acción Popular en abril de 1932, aunque siguió existiendo como partido autónomo después del comienzo de la Guerra Civil.
El investigador Fernando Delgado Rodríguez recoge en su libro “La Guerra Civil en Mérida” que los quince fusilados en la ciudad antes de la llegada de las tropas nacionales fueron inmortalizados en un cuadro por Adelardo Covarsí, que estuvo durante décadas en el Salón de Plenos del Ayuntamiento hasta que, con la llegada de la democracia, fue retirado y trasladado al almacén municipal de “La Algodonera”, donde fue rescatado para ser depositado en el Archivo Histórico de Mérida, lugar en el que se conserva.
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Bibliografía consultada: López
Díaz, Juan Carlos: Mérida y la II
República, Historia de un tiempo y sus protagonistas, Ayuntamiento de
Mérida 1ª ed., mayo de 2011; Delgado
Rodríguez, Fernando: La Guerra Civil
en Mérida, edit.: Consejería de Educación y Cultura del Gobierno de
Extremadura, Excmo. Ayuntamiento de Mérida y Fundación de Caja de Badajoz,
Artes Gráficas Rejas, S. L., Badajoz, 2014; Reina Corbacho, Francis: El
convento de las Concepcionistas de Mérida: de colonizadores, aristócratas y
alcaldes en dictaduras hasta VOX (https://www:elasaltodiario.com/
extremadura-convento-concepcionistas-merida)
y diario Hoy.
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