viernes, 27 de junio de 2008

FRENTE AL LAMENTO, BUSCAR LA SALIDA

Lo que más llama la atención del discurso del Presidente de la Junta de Extremadura ayer en la Asamblea no es, precisamente, su análisis de los compromisos incluidos en el Programa de Gobierno, ni la exposición del plan de infraestructuras, ni el compromiso con el aprendizaje del inglés en la región, ni siquiera el nuevo planteamiento de un nuevo impulso a las relaciones con Portugal.

El debate de orientación de la Política General de la Junta de Extremadura incluye varios referentes inherentes a su autor: su claridad expositiva, su capacidad de síntesis, lo hecho y lo por hacer, el reconocimiento de la crisis y, sobre todo, la referencia a “un año comprometido con el diálogo social, que ha subrayado la apuesta de las fuerzas políticas para hacer compatible las discrepancias con los acuerdos”.

Si Ibarra ya apelaba hace tiempo a abandonar el victimismo consustancial a los extremeños, Vara ofrece unas variables: no solo da cuenta del año transcurrido, sino del camino que nos queda por recorrer, aderezado con multitud de proyectos en marcha. El objetivo lo ha dicho siempre: hacer para todos una vida más agradable; que los extremeños no se despierten todos los días del año, --quizá menos hoy, cuyo buen sabor ojalá perdure más allá del domingo, pero que nada añade a nuestra situación, sino la del orgullo de sentirnos españoles-- con su eterna “resignación, conformismo y lamento” (capítulo 1 de su discurso de ayer).

Al Presidente se le pueden criticar algunas cosas; pero nunca su capacidad de trabajo y de iniciativa y su entrega por liderar un proyecto político que él llama “la segunda transformación de Extremadura”, en la que nuestras debilidades sirvan para buscar nuevas oportunidades.

No basta con criticar que esto o aquello se hace o se ha hecho mal; con el retraso del AVE, o que explique una crisis que nos llega sobrevenida. “No somos responsables de una situación, pero sí lo somos de contribuir a salir de ella”, dijo ayer al referirse a la crisis.

El Presidente no se limita a reconocer la situación, sino que propone mil y una soluciones, que no pueden llegarnos del cielo, sino que hemos de construir entre todos. Ni siquiera su gobierno, ni ningún otro en la actual situación, serían capaces por sí solos de afrontar una realidad que, por encima de asustarnos, ha de ayudarnos a la búsqueda de nuevas oportunidades para emerger como todos deseamos, y como otros pocos critican.

Hace dos décadas pensábamos que no veríamos las autovías en Extremadura, y hoy son una realidad. Como tantas otras cosas que no hicieron durante siglos quienes hoy critican y que ha sido capaz de hacerse en veinticinco años. ¿O pretenden algunos que lo que ellos no hicieron en toda la historia se solucione de la noche al día en menos que canta un gallo? Lo importante no es retraso del AVE, sino que se haga, y las obras están en marcha. Nuestra debilidad no puede ser el eterno lamento, como ha recordado el Presidente. En épocas de crisis, y hemos tenido muchas a lo largo de la historia, la única salida es buscarla entre todos.

Para Vara, Presidente de las pequeñas cosas, que piensa en las personas antes que en las obras a ellas destinadas, es también sumamente importante pensar en el partido que se disputa cada día, en las pequeñas cosas que hacen más felices a la gente, y que se solucionan sin grandes esfuerzos ni capítulos presupuestarios.

Su último capítulo del discurso, dedicado a las pequeñas cosas, dan la talla de un político humano, que piensa en los niños y ancianos, en los jóvenes y en los deportistas, en las mujeres, en los discapacitados y desempleados, en premiar a los solidarios que lo merezcan…; es decir, en hacer la vida más fácil para todos.

En suma, los capítulos 1 y 6 de su discurso de ayer, sin desmerecer el resto obligado por la situación, nos descubren a un Presidente realista, que sabe dónde pisa, lo que quiere y lo que desea: abrir cada día la ventana y hallar una Extremadura mejor, frente al derrotismo de unos pocos y la resignación como único recurso.

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