lunes, 31 de agosto de 2009

A PROPÓSITO DE UNA OBRA DEL PLAN E Y UNA LLAMADA DEL PRESIDENTE VARA

Guillermo González Rivero, “El Capi”, de 75 años, natural de Granadilla y residente en la vecina Zarza de Granadilla, último enterrador a su costa y por voluntad propia de los últimos vivos de su pueblo, se atrevió a escribir un día, por mediación de una secretaria de la biblioteca pública, un correo al Presidente de la Junta, en la que incluía una fotografía suya. ¿Qué preocupaba tanto a “El Capi” para escribirle a “su tocayo”, el Presidente?

“El Capi” sufre incapacidad absoluta por un cáncer de laringe, que le fue reconocida en 1982. A pesar de ello, Guillermo González Rivero viene trabajando por su cuenta y riesgo desde el 2000 en arreglar lo que la Confederación Hidrográfica del Tajo no quiso nunca, aun a pesar de presumir de su propiedad, hoy perteneciente a Parques Nacionales, y abandonada hasta 1980.

Ha invertido “El Capi” miles de euros de su bolsillo y horas de trabajo en su villa natal, de la que fue el primer habitante en salir del pueblo. No necesitó que nadie le dijera: “¡Váyanse ya y llévense hasta las sillas”, porque nada tenía. No tuvo juventud quien pasó hambre, porque tenía diez hermanos, que nada hubieren para comer. Se dedicó a robar por los campos; pero cada día, habida cuenta de la situación, la abuela Narcisa Carrero le daba un plato de comida en la cocina de su bar. No fue nunca a la escuela: su hermana mayor le enseñó a leer y escribir. No se consideraba persona, sino un pelele humano.

Trabajo en Mieres, Figaredo y Velilla del Río Carrión, en las minas. Tras su jubilación, volvió a su tierra. Arregló “El Pocito” árabe, puso badajos a las campanas de la iglesia, que habían robado; tardó tres años en limpiar el cementerio nuevo, que los furtivos utilizaban para recluir a las ciervas que cazaren y desollarlas allí mismo, sobre las tumbas; se ha construido la propia en su cementerio; ha dado sepultura a más de seis vecinos de Granadilla que han deseado descansar definitivamente en la tierra de la que fueron desterrados. Cuando llamó a Madrid para solicitar permiso para construirse su última morada, una secretaria le contestó: “Los hijos de Granadilla solo tienen derecho a usar el cementerio, y nada más, porque ya nada es suyo.” Habría que preguntarse para qué la Confederación nos echó del pueblo como perros, con tantas prisas; para qué provocó un sufrimiento moral innecesario a tanta gente que allí sobrevivía… si apenas hizo un camino para abandonarlo, como el pueblo mismo.

No le contestó el Presidente como la secretaria de Madrid. A la semana de recibir su correo, le llamó por teléfono. Al conocer quién era, “El Capi”, que habla con dificultad, le trató con la corrección debida y volvió a exponerle el problema. El Presidente le invitó a tratarle de tú, “porque somos tocayos”; le dijo que lo tendría en cuenta y que se haría lo que se pudiera. Nada le prometió; pero aquella llamada le dio fuerzas para seguir yendo diariamente a Granadilla y comprando cemento para tapar los baches que se iban produciendo, para no dañar más su coche. Hasta fue denunciado por ello por quien se aprovechaba de su obra y trabajo, además de los materiales. El comandante de puesto de la Guardia Civil no daba crédito a la pretendida denuncia. “Pero, ¿cómo vas a denunciar a El Capi, si es el que más trabaja por Granadilla y a su costa, y además te beneficia a ti?”

Fue un día el Presidente a Zarza y le presentaron a “El Capi”, quien le invitó a montar en su coche para visitar el camino y que lo viera con sus propios ojos. No podía el Presidente, quien lo aplazó para una próxima ocasión.

Día tras día, ha continuado “El Capi” yendo a Granadilla para explicar su historia a los jóvenes que allí acuden al Programa de Recuperación de Pueblos Abandonados, y cuidar del cementerio.

El Plan E del Gobierno ha venido a poner las tildes que sus propietarios no quisieron, ni que Zarza puede, aun perteneciéndole su antiguo término. El camino está ya arreglado; se ha asfaltado el aparcamiento junto al castillo y, por fin, la Confederación ha hecho la saca del pinar, antes convertido en selva virgen.

El Plan E previó para Extremadura casi 100 millones de euros para dinamizar la economía y el empleo en tres programas principales: agua, desarrollo rural y política forestal, que generarían 2.378 empleos. La adecuación del camino de acceso al poblado de Granadilla ha supuesto una inversión de 852.720 euros y la generación de 28 empleos; y los tratamientos silvícolas de primera y segunda sacas en Granadilla y fincas de Monfragüe, 968.000 euros y 32 empleos.

Hoy, festividad de San Ramón Nonato, patrono de Zarza de Granadilla, rindo tributo de admiración a “El Capi”, que ha dado premios de su bolsillo para los niños en las fiestas de ese pueblo adoptivo, tan amado.

No tendrá este hombre medalla alguna ni reconocimiento quizá de su pueblo, ni lo esperare; pero siempre recordará la llamada del Presidente y su promesa de que tendría en cuenta “su” problema, un problema de todos, aunque lo asumiera para sí mismo, y que le devolvió, junto a su trabajo, la dignidad que como hombre no pudo tener hasta ahora.

Los agoreros de la oposición, que cada día nos anuncian el Apocalipsis y asumen como triunfos los yerros ajenos y echan balones fuera de los propios, deberían tomar buena nota de la actitud de “El Capi”; de la humanidad del Presidente Vara quien, con su llamada, dio a este hombre la autoestima que nunca tuvo en su tierra, pero que tampoco le han podido arrebatar los señoritos del presente que, como los de ayer, le condenaron de por vida, aunque chillen a diario, pero nada hagan por los necesitados.

Ahora solo espera, dentro de veinte años quizá, asegura, que le entierren a él junto a “su obra”, en el último viaje del retorno definitivo a la villa perdida, recuperada para la vida que no pudo vivir en ella con la dignidad mínima consustancial a los hombres y mujeres que durante siglos la habitaren…

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