miércoles, 17 de febrero de 2010

TIRAR LA PIEDRA Y ESCONDER LA MANO

El 19 de noviembre pasado escribí en estas mismas páginas un artículo titulado “El agente 007, con licencia para reír…”, a raíz de la denuncia presentada por la puesta en marcha de la campaña presentada por el Consejo de la Juventud de Extremadura sobre educación sexual “El placer está en tus manos”, tan jaleada por algunos medios y por el PP, que trataba de enseñar lo mismo que nos negaron en nuestra adolescencia, pero que la sabia naturaleza se encarga por sí misma de encauzar.

Ni ha habido corrupción de menores, ni malversación de fondos ni ataque a la moral, como pretendía Manos Limpias y jaleó el PP, frotándose las manos “electorales”, ya que “ese placer sí está en sus manos”, y sobre todo en su boca, cada vez que se le presenta un asidero para machacar el honor de personas e instituciones, que no hicieren otra cosa que enseñar al que no sabe.

La portavoz del PSOE regional, Ascensión Murillo, invitó el lunes a la Junta de Extremadura a la interposición de una querella, ya anunciada ayer, contra Manos Limpias por las calumnias de sus acusaciones, archivadas por la Fiscalía, y solicitó al PP que tuviera “el coraje político y la ética de salir a pedir disculpas”.

Lejos de eso, el secretario general del PP salió el mismo día para responder que “nosotros no tenemos que pedir perdón de nada, porque si tuviéramos la responsabilidad de gobernar, el dinero no lo hubiéramos gastado ahí”, y se lanza a continuación al monte para echar un discurso político para insistir en tesis reiteradas por los suyos, a falta de otros argumentos de su partido.

Como siempre, el PP “tira la piedra y esconde la mano”, una expresión castellana que quiere decir que se lanza una acusación, se “calienta el ambiente” o inicia una pelea y…. después, se retiran, desaparecen, no se responsabilizan de las repercusiones que tuviere el lanzamiento de la piedra para que no le involucren en ello. A fin de cuentas, ellos tienen las manos limpias, porque no fueron los acusadores, sino que se aprovecharon con fines partidistas de la acusación.

“Tirar la piedra y esconder la mano” es la especialidad de los cobardes, que son capaces de originar determinadas crisis donde no existieren solo porque alguien cree un rumor, la mayoría de las veces falso, y sobrevenga el conflicto. Si se dice algo, hay que aceptar las consecuencias, porque “tirar la piedra y esconder la mano” suele ser, a la larga, contraproducente porque, como dice otro dicho castellano, “quien siembra vientos, recoge tempestades”. ¡Cómo va a pedir perdón él si no hubiere cometido pecado alguno!; si, además, “no tiene conocimiento oficial del tema”, refiriéndose al archivo de la denuncia, ya hecha pública.

El secretario general del PP, como otros de sus camaradas, son especialistas en “tirar la piedra y esconder la mano”; “tocar el timbre y salir corriendo”, como se dice en Argentina, para que no se sepa quién ha sido; además, declara libre de culpa a quienes jalearon, por activa, media y pasiva, lo mismo que ahora pretende negar, porque él no ha cometido pecado alguno y, por tanto, no necesitare pedir el perdón que se le solicita. Son, a la postre, “como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer”; pero el placer de herir y desprestigiar sí está en sus manos. “Por sus frutos les conoceréis…” (Mt.. 7:15), se dice en el Evangelio que ellos pretenden predicar, aunque no fueren ministros del Señor en la tierra. La Biblia nos enseña qué hemos de juzgar, que debe entenderse como juicio no condenatorio (Mt. 7:1), sino como dice el Levítico (19:15), “con justicia juzgarás a tu prójimo”, lo que de ninguna manera ha ocurrido en este caso, porque no está prohibido el ejercicio del debido juicio en determinados casos (Mt. 18:15), sino la crítica indebida que no tiene en cuenta las debidades de uno mismo. Como él mismo, incapaz de reconocer su condena y de arrepentirse para lograr la absolución.

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