El Pacto Social y Político de reformas para Extremadura, recientemente firmado por todas las fuerzas sociales, empresariales y políticas de la región, está siendo presentado en sociedad en una campaña promovida por el PSOE, cuyo objetivo persigue que los extremeños conozcan su alcance e importancia.
Tras veintiséis años del Estatuto de Autonomía de Extremadura, el presidente Vara lanzó ante la Asamblea de Extremadura un reto: “estarse quietos o moverse”, como ha recordado en Miajadas el secretario provincial del PSOE y presidente de la Asamblea, Juan Ramón Ferreira, en una “situación no buscada por nadie”, como también significara el consejero de Administración Pública y Hacienda, Ángel Franco.
La cultura del pacto existe en Extremadura ante de la crisis y después de la crisis: los planes de Empleo firmados desde hace lustros por la Junta, los sindicatos y empresarios, hablan de la responsabilidad de los agentes sociales para hacer frente a una situación que nadie deseare y a la que todos hemos de hacer frente.
El Pacto ahora suscrito, primero social y después político, es el primero de España en su género, como se ha encargado de recordar en Navalmoral el representante de UGT, Julio Ledesma, aunque los extremeños tengamos que ser los agentes que produzcamos el cambio.
No valoramos muchas veces lo que tenemos y lo que hacen quienes deben hacerlo por todos. Abotargados por la crisis y sus consecuencias tan graves para tantas familias, resulta fácil echar balones fuera y las culpas a quienes no las hubieren para hacernos más víctimas del fracaso “estrepitoso de la economía de mercado”, como recordare Franco.
El Pacto por Extremadura es, según Ferreira, “un modelo de desarrollo que debe ser cumplido por todos”, porque solo él “garantizará el bienestar y los servicios”; un marco que “da credibilidad a la política” y que “marcará los ejes del desarrollo futuro extremeño en un modelo sostenible”.
A pesar de las diferencias evidentes que separan a los agentes sociales y políticos de la región, es preciso felicitarse por la consecución de un Pacto Social y Político, del que políticos, empresarios y sindicatos hablan bien, como vienen haciendo sus representantes durante estos días en diferentes localidades de la región.
El Pacto confirma la política y la concertación como valores sustanciales no para salir de la crisis, sino como guía de futuro para situarnos, cuando la tormenta escampe, en una línea de salida que nos permita situarnos en un nivel medio de desarrollo y bienestar, como se merecen el trabajo y el esfuerzo de los extremeños.
Resulta difícil, aunque no imposible, hablar de la cultura del pacto en tiempos como los que corren; pero ni para los sindicatos, como han reconocido sus representantes, no ha sido difícil firmarlo, “porque no es algo ajeno al desarrollo habido años atrás”, en palabras de Nereo Rodríguez; ni para los empresarios porque, como dijera Santos Alemán, supone un “salto definitivo para lo que necesita la región”.
No puede avanzar Extremadura dejándose llevar por los aires que corren, esperando una solución del cielo, que no puede llegar sino por nosotros mismos. A pesar de los grupos de presión, que no desearen un cambio que no les favoreciere, el interés particular de los menos se ha superpuesto a los intereses generales de los más.
Somos los primeros de España en llegar a un pacto de todos y para todos. Ojalá, como afirman nuestros representantes políticos, sociales y empresariales, el Pacto por Extremadura sirva para mostrarnos el camino por el que debemos circular en el futuro. El reto que lanzara el Presidente está rubricado. Es preciso ahora hacerlo propio, porque en él nos va el futuro.
Tras veintiséis años del Estatuto de Autonomía de Extremadura, el presidente Vara lanzó ante la Asamblea de Extremadura un reto: “estarse quietos o moverse”, como ha recordado en Miajadas el secretario provincial del PSOE y presidente de la Asamblea, Juan Ramón Ferreira, en una “situación no buscada por nadie”, como también significara el consejero de Administración Pública y Hacienda, Ángel Franco.
La cultura del pacto existe en Extremadura ante de la crisis y después de la crisis: los planes de Empleo firmados desde hace lustros por la Junta, los sindicatos y empresarios, hablan de la responsabilidad de los agentes sociales para hacer frente a una situación que nadie deseare y a la que todos hemos de hacer frente.
El Pacto ahora suscrito, primero social y después político, es el primero de España en su género, como se ha encargado de recordar en Navalmoral el representante de UGT, Julio Ledesma, aunque los extremeños tengamos que ser los agentes que produzcamos el cambio.
No valoramos muchas veces lo que tenemos y lo que hacen quienes deben hacerlo por todos. Abotargados por la crisis y sus consecuencias tan graves para tantas familias, resulta fácil echar balones fuera y las culpas a quienes no las hubieren para hacernos más víctimas del fracaso “estrepitoso de la economía de mercado”, como recordare Franco.
El Pacto por Extremadura es, según Ferreira, “un modelo de desarrollo que debe ser cumplido por todos”, porque solo él “garantizará el bienestar y los servicios”; un marco que “da credibilidad a la política” y que “marcará los ejes del desarrollo futuro extremeño en un modelo sostenible”.
A pesar de las diferencias evidentes que separan a los agentes sociales y políticos de la región, es preciso felicitarse por la consecución de un Pacto Social y Político, del que políticos, empresarios y sindicatos hablan bien, como vienen haciendo sus representantes durante estos días en diferentes localidades de la región.
El Pacto confirma la política y la concertación como valores sustanciales no para salir de la crisis, sino como guía de futuro para situarnos, cuando la tormenta escampe, en una línea de salida que nos permita situarnos en un nivel medio de desarrollo y bienestar, como se merecen el trabajo y el esfuerzo de los extremeños.
Resulta difícil, aunque no imposible, hablar de la cultura del pacto en tiempos como los que corren; pero ni para los sindicatos, como han reconocido sus representantes, no ha sido difícil firmarlo, “porque no es algo ajeno al desarrollo habido años atrás”, en palabras de Nereo Rodríguez; ni para los empresarios porque, como dijera Santos Alemán, supone un “salto definitivo para lo que necesita la región”.
No puede avanzar Extremadura dejándose llevar por los aires que corren, esperando una solución del cielo, que no puede llegar sino por nosotros mismos. A pesar de los grupos de presión, que no desearen un cambio que no les favoreciere, el interés particular de los menos se ha superpuesto a los intereses generales de los más.
Somos los primeros de España en llegar a un pacto de todos y para todos. Ojalá, como afirman nuestros representantes políticos, sociales y empresariales, el Pacto por Extremadura sirva para mostrarnos el camino por el que debemos circular en el futuro. El reto que lanzara el Presidente está rubricado. Es preciso ahora hacerlo propio, porque en él nos va el futuro.
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