viernes, 15 de febrero de 2013

CONVERSIÓN EN VÍSPERAS DE CUARESMA


           Martes de Carnaval, previo al día de hoy, Miércoles de Ceniza, inicio de la Cuaresma, y surge una conversión anunciada, como si el Espíritu Santo que iluminare al papa hubiere extendido sus rayos de luz sobre los hombres que se creen inmortales. El PP, que sigue pensando que su mayoría absoluta lo convierte en inmortal, y que los poderes fácticos de los humildes ciudadanos no podrán contra sus puertas del infierno, solo abiertas para ellos,  ha tenido la valentía, que le honra, de rectificar tres veces en un mismo día. El PP ha recordado con anticipación las palabras con que la Iglesia Católica les habla hoy a sus fieles sobre la caducidad y fugacidad de la vida, la miseria humana de nuestros cuerpos de carne y hueso que, al recibir hoy la ceniza sobre la frente, fuente de buenos y malos pensamientos, nos advierte: “Memento homo quia pulvis eris et in pulverem reverteris” (Acuérdate, hombre, que polvo eres y en polvo te has de convertir).

              El PP rectificó ayer para alegría de los ciudadanos tres posiciones que, previamente, había mantenido con tenacidad: despide al ex marido de la ministra de Sanidad y ex alcalde de Pozuelo de Alarcón y “funcionario” del partido hasta la fecha, en palabras de nuestro Floriano, Jesús Sepúlveda, relacionado con la trama Gürtel. “Rectificar es de sabios”, reconoce la secretaria general, Dolores de Cospedal.

              Vísperas de Cuaresma y el ministro de Justicia, Ruiz Gallardón, da marcha atrás en su polémica ley del tasazo, que tiene en contra a la judicatura y a los ciudadanos, que veían en ella una justicia para ricos y otra para pobres, como casi siempre hubiere en España. El ministro ha anunciado cambios antes del trámite parlamentario, entre los que sobresalen la supresión de los procesos de ejecución hipotecaria cuando afecten a la vivienda habitual.

              Precisamente, los desahucios, y no la presencia o lo que dijere en el Congreso el presidente del Banco Central Europeo, Mariano Dragy, era lo que ayer más preocupaba a los españoles: saber si el PP era capaz o no de admitir a trámite una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) presentada por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), liderada por la catalana Ada Colau, quien se atrevió a llamar “criminales” a los banqueros al comparecer días pasados en sede parlamentaria. La ILP estaba avalada por 1.400.000 firmas (el mínimo son medio millón), y el PP había anunciado su oposición a ella. Colau, a quien hoy se disputan todos los partidos para que forme parte de sus filas, “recias marciales”, había dicho también que, de no ser aceptada a trámite, en este país no existía democracia, sobre todo cuando el partido del Gobierno había admitido otra sobre la regulación de los toros como fiesta de Interés Cultural (BIC), que había reunido 600.000 firmas, solo 100.000 más de las necesarias.

              La ILP sobre los desahucios, que sumaban cuatro muertos en cuatro días antes de la votación, fue admitida por 334 votos a favor, ninguno en contra y una abstención , “una victoria de la ciudadanía”, según Ada  Colau, lo que no quiere decir que las peticiones “irrenunciables” (dación en pago retroactiva, promoción del alquiler social…) vean la luz en el BOE. La de los toros contó con 180 votos a favor (PP, UPyD y UPN), 107 abstenciones (PSOE) y 40 en contra (CIU, ERC, ICV, CHA y PNV).

              Al iniciar hoy los cuarenta días de penitencia y conversión, con la imposición de la ceniza, la Iglesia nos recuerda que la gloria se reduce muy pronto a la nada, porque “polvo somos y en polvo nos hemos de convertir”, algo que banqueros y políticos se han encargado de recordarnos en los últimos años, anticipándose así al calendario litúrgico y a la humildad de Benedicto XVI; pero de sabios es rectificar y la humildad de reconocer los errores propios debería ser consustancial a los políticos, capaces de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, ni de oír la voz del pueblo que clama en las calles, que fueren de todos, y en el desierto, solo para los eremitas y desahuciados de la tierra, según ellos, el 80 por ciento de los mortales.

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