martes, 15 de septiembre de 2015

DESGRACIA Y VIRTUD

 
           Hay hombres que parecen alegrarse de la desgracia ajena. "La adversidad no es una desgracia", decía Marco Aurelio; y Séneca enfatiza: "La desgracia es ocasión para la virtud." Sin embargo, somos propensos a lo contrario, cuando en la desgracia se revelan los hombres sin valores ni escrúpulos. ¿Puede alguien alegrarse de la desgracia ajena; extrapolar acaso la adversidad física, o un suceso acaecido durante la misma, para provecho propio y más adversidad ajena?
            Acostumbran a decir los políticos que no todo vale en política; es decir, que hay una línea roja que no permite traspasar el umbral de la ética o la decencia políticas; aquella en el que yo está por encima del ; el segmento que marca desde el derecho a la libertad ideológica, que nos fuere propio como seres libres, o aquel que está lejos de nuestro alcance y por el que todos hemos de pasar. La salud es un derecho por el que hemos de luchar; pero no está en nuestras manos in aeternum, porque somos, por encima de todo, seres vivos que nacen, se desarrollan y mueren. No debemos, pues, decir, ante una desgracia ajena, el refrán "El pan de mi compadre, y al duelo ajeno", que critica a las personas que se benefician de la desgracia ajena para sacar algún provecho. O aquel otro que nos recuerda: "El propósito muda al sabio; el necio persevera", o lo que es lo mismo: de hombres es errar; de bestias, perseverar en el error...
            La noticia política de ayer en Extremadura fue la dimisión del consejero de Medio Ambiente y Rural, Políticas Agrarias y Territorio de la Junta de Extremadura, Santos Jorna. Apenas llevaba dos meses y medio de consejero. Presenta su renuncia por problemas de salud. Había sufrido en abril una hemorragia cerebral. Se repuso; recuperó su vida normal. El presidente de la Junta de Extremadura le ofrece en junio una consejería en su gabinete. La acepta, creyéndose curado; pero, ahora, advierte, que no está curado y que necesita tratamiento... Le presenta su dimisión al presidente. La salud, ante todo. Vara lo entiende. No es la primera vez. Ya en su anterior legislatura como presidente (2007-2011), una consejera le presentó también la dimisión al hallarse enferma en 2010. En el "Diario de mi vida" de ayer (véase meridaycomarca.com) dice: "Hoy también ha sido el día de la despedida de uno de los consejeros de la Junta de Extremadura. Santos Jorna me ha presentado su renuncia para poder dedicar todas sus energías a curarse. Y lo hará y nos encontraremos en otra esquina de nuestra vida. Me han sorprendido alguna de las reacciones. O quizás no. Simplemente se retratan. Os invito a mirar en las hemerotecas y comprobar mi reacción cuando Monago cesó a sus dos primeros consejeros de sanidad en poco más de un año. Por eso él y yo somos diferentes. Nunca en la vida puede valer todo..."
            ¿Qué quiere advertir el Presidente al recordar esto? Ni más ni menos que el presidente del Grupo Parlamentario Popular de la Asamblea y expresidente Monago "vende sin escrúpulos como una crisis de gobierno" la dimisión del consejero (véase elplural.com de ayer). Considera que el nombramiento fue precipitado, porque podría recaer --y aunque le desea una pronta mejoría--, no duda en poner en tela de juicio la capacidad profesional del presidente Vara, y hasta mezcla la dimisión con la gestión que hiciere del incendio de Sierra de Gata; es decir, la enfermedad con la gestión política... Eso es traspasar el umbral de la ética y la decencia políticas.
            Monago tuvo tres consejeros de Sanidad durante la pasada legislatura: en los dos primeros años (2011-2012), dos, y el tercero, desde 2012. Otro consejero de Economía y Hacienda le presentó la dimisión a falta de un año para terminar su legislatura, lo que dio lugar a una crisis de gobierno, que le obligó a nombrar a dos nuevos consejeros por los otros dos salientes; es decir, él sí tuvo cuatro crisis de gobierno. Y a todo esto, qué dijo el entonces portavoz de la oposición, Fernández Vara: reconoció el error del segundo consejero dimisionario de Sanidad, "pero pidió respeto porque es un buen hombre. Que nadie espere de mí una lapidación en la plaza pública de la red..." (Véase elpais.com, de 09/05/2012). La desgracia es siempre ocasión para hacer virtud, nunca para hacer leña del árbol "caído"...
            ¡Larga vida y salud a Santos..., el amigo al que tantas tardes esperare con las noticias de su pueblo...!
 
 

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