Hay hombres que parecen
alegrarse de la desgracia ajena. "La adversidad no es una desgracia",
decía Marco Aurelio; y Séneca enfatiza: "La desgracia es
ocasión para la virtud." Sin embargo, somos propensos a lo contrario, cuando
en la desgracia se revelan los hombres sin valores ni escrúpulos. ¿Puede
alguien alegrarse de la desgracia ajena; extrapolar acaso la adversidad física,
o un suceso acaecido durante la misma, para provecho propio y más adversidad
ajena?
Acostumbran a decir los políticos que no todo vale en
política; es decir, que hay una línea roja que no permite traspasar el umbral
de la ética o la decencia políticas; aquella en el que yo está por encima del tú;
el segmento que marca desde el derecho a la libertad ideológica, que nos fuere
propio como seres libres, o aquel que está lejos de nuestro alcance y por el
que todos hemos de pasar. La salud es un derecho por el que hemos de luchar;
pero no está en nuestras manos in
aeternum, porque somos, por encima de todo, seres vivos que nacen, se
desarrollan y mueren. No debemos, pues, decir, ante una desgracia ajena, el
refrán "El pan de mi compadre, y al duelo ajeno", que critica a las
personas que se benefician de la desgracia ajena para sacar algún provecho. O
aquel otro que nos recuerda: "El propósito muda al sabio; el necio
persevera", o lo que es lo mismo: de hombres es errar; de bestias,
perseverar en el error...
La noticia política de ayer en Extremadura fue la
dimisión del consejero de Medio Ambiente y Rural, Políticas Agrarias y
Territorio de la Junta de Extremadura, Santos
Jorna. Apenas llevaba dos meses y medio de consejero. Presenta su renuncia
por problemas de salud. Había sufrido en abril una hemorragia cerebral. Se
repuso; recuperó su vida normal. El presidente de la Junta de Extremadura le
ofrece en junio una consejería en su gabinete. La acepta, creyéndose curado;
pero, ahora, advierte, que no está curado y que necesita tratamiento... Le
presenta su dimisión al presidente. La salud, ante todo. Vara lo entiende. No es la primera vez. Ya en su anterior
legislatura como presidente (2007-2011), una consejera le presentó también la
dimisión al hallarse enferma en 2010. En el "Diario de mi vida" de
ayer (véase meridaycomarca.com) dice:
"Hoy también ha sido el día de la despedida de uno de los consejeros de la
Junta de Extremadura. Santos Jorna
me ha presentado su renuncia para poder dedicar todas sus energías a curarse. Y
lo hará y nos encontraremos en otra esquina de nuestra vida. Me han sorprendido
alguna de las reacciones. O quizás no. Simplemente se retratan. Os invito a
mirar en las hemerotecas y comprobar mi reacción cuando Monago cesó a sus dos primeros consejeros de sanidad en poco más de
un año. Por eso él y yo somos diferentes. Nunca en la vida puede valer
todo..."
¿Qué quiere advertir el Presidente al recordar esto? Ni
más ni menos que el presidente del Grupo Parlamentario Popular de la Asamblea y
expresidente Monago "vende
sin escrúpulos como una crisis de gobierno" la
dimisión del consejero (véase elplural.com
de ayer). Considera que el nombramiento fue precipitado, porque podría recaer
--y aunque le desea una pronta mejoría--, no duda en poner en tela de juicio la
capacidad profesional del presidente Vara,
y hasta mezcla la dimisión con la gestión que hiciere del incendio de Sierra de
Gata; es decir, la enfermedad con la gestión política... Eso es traspasar el
umbral de la ética y la decencia políticas.
Monago tuvo
tres consejeros de Sanidad durante la pasada legislatura: en los dos primeros
años (2011-2012), dos, y el tercero, desde 2012. Otro consejero de Economía y
Hacienda le presentó la dimisión a falta de un año para terminar su
legislatura, lo que dio lugar a una crisis de gobierno, que le obligó a nombrar
a dos nuevos consejeros por los otros dos salientes; es decir, él sí tuvo
cuatro crisis de gobierno. Y a todo esto, qué dijo el entonces portavoz de la
oposición, Fernández Vara: reconoció
el error del segundo consejero dimisionario de Sanidad, "pero pidió respeto porque es un buen hombre. Que
nadie espere de mí una lapidación en la plaza pública de la red..." (Véase
elpais.com, de 09/05/2012). La
desgracia es siempre ocasión para hacer virtud, nunca para hacer leña del árbol
"caído"...
¡Larga vida y salud a Santos..., el amigo al que tantas tardes esperare con las noticias
de su pueblo...!
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