Germán
García Benito (Granadilla, agosto de 1952; Zarza de
Granadilla, 20/07/2016) nació accidentalmente en la villa hermana al
encontrarse allí su madre, María Benito,
de maestra. El pasado 21 de julio, su secretario general, Fernando J. Manzano, comunicaba en su cuenta de Facebook la triste
noticia de su muerte, que no le permitió llegar a la boda de su hijo Roberto, celebrada el 12 de agosto
pasado, y transmitía a la vez, su pésame a familiares, amigos y al municipio de
Zarza de Granadilla, del que fue alcalde entre 2011 y 2015. Luchó en la vida y
en su profesión, --recordaba Manzano--
como contra la enfermedad que padecía desde hacía unos meses. En la festividad
de la Asunción, la iglesia parroquial de Granadilla, a Ella dedicada, acogía la
misa patronal, a la que asistieron, entre otros, su viuda y hermana. El obispo
de la diócesis, monseñor Francisco Cerro,
tuvo un recuerdo para él y los otros hijos naturales de la villa perdida
fallecidos desde el 1 de noviembre pasado. El pueblo hermano que rigió durante
cuatro años declaró luto oficial desde las 00.00 horas del día 21 de julio hasta
las 24.00 del día 23, durante los cuales las banderas nacional, europea y
autonómica ondearon a media asta en todos los edificios públicos, según un
bando de su alcalde, Jesús Carlos Alonso
Hernández.
Nos veíamos dos veces al año. Esperaba verle este
también; pero apenas dejé mi ciudad de residencia a mediados de julio cuando
fallecía Germán García. No hubiere
noticias suyas desde hacía tiempo. Recibí la triste noticia por teléfono dos
días después de su óbito.
Durante su trayectoria vital, Germán García desempeñó diversas profesiones hasta regresar a su
pueblo de residencia hace doce años: técnico de Telefónica en San Sebastián,
director general de una fábrica propia de punto en Toledo y hostelero en su
pueblo. Dejó viuda, María Carmen, y
dos hijos. Roberto y José Damián, a quien visitamos después
en el bar que regenta en Hervás, de fiesta también ayer. No deseaba volver sin
verle tras preguntar por él en Granadilla y Zarza. "Está en Hervás, en El
Divino", me dijeron. Allí fuimos y recordamos los cafés tomados en su
anterior bar de Zarza con su padre.
Germán García
unió a su pueblo natal con su pueblo de residencia, dos pueblos hermanados por
el cordón umbilical que les unió durante la historia y les une ahora como única
vía que les aúna por el pantano que un día no llegó a separarles. Nunca olvidó
sus raíces. El alcalde de su pueblo era, a la vez, "alcalde" de su
pueblo natal, cuyo término municipal de la orilla este del embalse fue adscrito
a Zarza por el Decreto 1347/1965 de disolución del municipio, de 6 de mayo de
1965. Nunca olvidó Germán este hecho
y sus orígenes. El 31 de octubre de 2013, el pleno municipal de Zarza acordó
solicitar al Estado la cesión gratuita del terreno en el que se encuentra el nuevo
cementerio municipal, que fue inscrito en el Registro de la Propiedad de Hervás
el 14 de julio de 2014. Inmediatamente sacó a licitación la construcción de 27
nichos en el cementerio desafectado, de los cuales se ocuparon tres en agosto
de 2014 por oriundos de Granadilla que desearen descansar en su tierra hasta el
día del Juicio Final. Además, el alcalde de los dos municipios promovió un
embarcadero en el embalse del pantano, cuyas escaleras bajan desde el
estacionamiento del castillo. Presidió la Mancomunidad de Municipios de Tierras
de Granadilla. Animó la estancia del 1 de noviembre con una feria de productos
y artesanía de la tierra. "Tenemos que hacer algo por Granadilla", le
decía a sus concejales y me lo recordaba a mí la última vez que le solicité
esta información. Ya hiciste bastante, Germán.
Como hijos de Granadilla, recordamos en nuestra televisión el traslado del
cementerio, en vísperas del Día de los Santos y Difuntos. Ayer te eché de
menos, Germán. Ya no puedes hacer
más de lo que hiciste. Descansa en paz.
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