lunes, 2 de abril de 2018

LAS TIERRAS DE GRANADILLA EN EL PARTIDO JUDICIAL DE HERVÁS (1808-1965)


            Con la publicación de este libro,[1] el archivero municipal de Hervás --especialista en Diplomática, Paleografía y Archivística-- cierra su trilogía sobre la antigua villa de Granada (Granadilla), tras abordar en los dos primeros la Edad Media[2], la Edad Moderna en el segundo[3] y, en este último, los vínculos de la antigua villa con el Partido Judicial de Hervás a través de su documentos entre 1808, inicio de la Guerra de la Independencia, y 1965, año de la disolución como municipio del primero.

              Sebastián Caballero delimita en esta última obra los hechos surgidos a raíz de la Guerra de la Independencia hasta el exilio obligado de las gentes de Granadilla, al quedar sumergido gran parte de su territorio por las aguas del embalse de Gabriel y Galán, incidiendo especialmente en el bandolerismo, las guerras carlistas, las desamortizaciones, la abolición de los señoríos y la "frustrada reforma agraria llevada a cabo durante la II República".
 
            Hay dos capítulos en la obra --la nueva demarcación territorial y el llamado por el autor "el éxodo de las aguas"-- que vinculan a la cabecera del antiguo partido judicial de Granadilla y a Hervás como síntesis de la profunda transformación que la Comunidad de Villa y Tierra sufrió durante el proceso que dura todo el siglo XIX.  Granadilla era la sede del partido judicial y compite con Hervás por obtener la capitalidad del territorio. En 1829, el ministro de Justicia envía una carta al regente de la Audiencia de Extremadura, pidiéndole explicaciones sobre las razones de haberle otorgado la capitalidad del corregimiento a Granadilla en detrimento de Hervás. La Audiencia pide explicaciones al alcalde mayor de Granadilla y le solicita un mapa topográfico de dicho corregimiento para contrastarlo con el solicitado por Hervás. La Real Audiencia, examinadas las alegaciones, se inclina por elegir a la villa en detrimento de Hervás. Sin embargo, esta última lo intenta de nuevo en 1833, a raíz de la división de Extremadura en dos: Cáceres y Badajoz, y al pasar Hervás, antes de la provincia de Salamanca, a la de Cáceres, lo que le hacía suponer que la próspera villa se convertiría en cabeza de partido; no fue así y, en 1834, el ayuntamiento hervasense aborda en pleno, sin éxito, la forma de volver a Salamanca. Las vicisitudes por las que pasaría Hervás para convertirse en cabeza de partido judicial pueden verse en otro acta del pleno celebrado en 1868, en los primeros días del Sexenio Revolucionario, en la que se afirma que, ya en 1848,  varios pueblos del partido de Granadilla habían solicitado la traslación de la capitalidad del juzgado a Hervás "por muchas y poderosísimas razones de conveniencia pública". La pretensión se renovó en 1854 por todos los pueblos de la izquierda del Alagón, lo que movió al ministro de Gracia y Justicia a decretar  la traslación de la cabeza de partido a Hervás por Real Orden  de 23 de marzo de 1866. No obstante, este decreto no se llegó a cumplir porque "estaba en contradicción con la ley electoral vigente y por haber entrado a mandar en julio de 1866 el partido reaccionario que acaba de derrocar la nación, y cuyo partido protegía a Granadilla", según el Consejo de Estado. Sin embargo, "al haber desaparecido aquella ley que impedía que el ministro llevara a cabo por sí solo la traslación, esta Junta, en uso de su soberanía, declara que esta villa de Hervás es la capital del Juzgado que fue de Granadilla desde ahora para cuando el Ministerio decrete la reposición del referido Juzgado". Todo esto ocurre en 1868, en plena efervescencia de La Gloriosa, cuando la Junta revolucionaria decide nombrar a varios comisionados y salir en dirección a Granadilla para traerse el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción a Hervás, "ya que según ellos se les había concedido anteriormente por el ministro de la Gobernación desde hacía varios años y había sido también ratificado por el Consejo de Estado". Finalmente, el Juzgado de Primera Instancia se inauguraría oficialmente en Hervás el 8 de enero de 1872 en detrimento de Granadilla.

             La construcción de la presa de Gabriel y Galán, junto a las repoblaciones forestales llevadas a cabo, primero en Las Hurdes y después en Granadilla, tuvieron una decisiva importancia para la configuración del territorio y el futuro de las gentes de la comarca. Siempre se ha sostenido, según el autor, que la presa fue idea del Generalísimo Franco, que no la inauguró, aunque visitara las obras en 1954. Sin embargo, ya en el Plan de Obras Hidráulicas de 1902 se incluía una presa para formar un único pantano en el río Alagón, el denominado de El Molinillo, con un embalse de 36 millones de metros cúbicos, proyectado en la cabecera del río; pero enseguida se dieron cuenta de que, para la altura fijada de 23 metros, solo se podrían embalsar 5 millones de metros cúbicos. Posteriormente, se pensó construir la presa en el estrechamiento del río, a la altura de Cabaloria, donde, con una altura de la presa de 40 metros, se lograría embalsar 80 millones de metros cúbicos. En la II República, un minucioso estudio del río demostró que, más ventajoso que los proyectos anteriores, era un cierre del río aguas arriba del puente situado en el camino vecinal a Guijo de Granadilla, lo que permitiría una mayor capacidad del vaso y la cuenca afluente, al recoger las aguas de los ríos Ladrillar, Hurdano y Los Ángeles, con importantes aportaciones, especialmente en las avenidas. Los políticos de la II República celebraron numerosas reuniones con el fin de llevar a cabo el macroproyecto. "En enero de 1932, Granadilla recibe una invitación del concejo de Coria, invitándole a una asamblea para estudiar los proyectos concernientes a realizar en el río Alagón y sus afluentes para pedir juntos a los poderes públicos lo que proceda". También el alcalde de Hervás fue habilitado para asistir a dicha reunión, con objeto de coordinar las aspiraciones de los pueblos afectados. La Dirección General de Obras Hidráulicas de la República ordenó en septiembre de 1933 que se hiciera un anteproyecto de las obras, titulado Anteproyecto del pantano de Guijo de Granadilla. El 10 de agosto de 1934, la Diputación Provincial de Cáceres, mediante acuerdo plenario, decide que el futuro embalse llevara el nombre del poeta Gabriel y Galán. El 31 de marzo de 1935 se presenta un proyecto reformado, que determina cambiar su situación, cambiando la presa unos 80 metros más abajo de su situación anterior, ya que tendrá mayor solidez, al apoyarse sobre granito y no sobre pizarras, como estaba proyectado. Tras las elecciones generales de febrero de 1936, el diputado socialista Luis Romero Solano hace hincapié en algunos proyectos aprobados por la derecha en la anterior legislatura sobre el pantano de Gabriel y Galán. Una comisión del consistorio de Granadilla se desplaza hasta Plasencia para informarse del proyecto, y no regresa muy convencida. Así, el 11 de abril, alertada por los irreversibles daños que el pantano pueda ocasionar a la villa, el concejo envía una instancia, suscrita por la casi totalidad del vecindario, en la que solicita que, en su día, sea abonada por el Estado la parte de los terrenos que puedan ser afectados por el pantano, sino también toda la riqueza no afectada, tanto rústica como urbana.
  
           Ya en la Dictadura, este último proyecto fue aprobado el 27 de julio de 1940, con algunas modificaciones. Ahora se contemplaba una capacidad de 210 millones de metros cúbicos, una altura de la presa de 45 metros y proyectaba poner en regadío unas 15.000 hectáreas. Las obras dieron comienzo con la publicación del decreto de 23/06/1941, por el que se autorizaba la ejecución de las obras del camino de servicio al pantano. Cuando el ingeniero Juan Bonilla se hace cargo de las obras en 1946, interpreta que era pequeño y que se podía hacer mucho mayor. Por ello, decide modificar el proyecto inicial, y el 28 de abril de 1948 presenta el Primer Proyecto Reformado, que se aprueba el 3 de mayo de 1952, que preveía una capacidad del embalse de 924 millones de metros cúbicos con 32 kilómetros de cola, la altura de la presa sobre el lecho de 67 metros, para una zona regable de 45.000 hectáreas, con un presupuesto de 228 millones y medio de pesetas. Después vendrían otros dos proyectos más: el Segundo prevé determinadas obras auxiliares y el Tercero contempla tres soluciones más referidas a la construcción de las obras extremas de la presa. Este fue el proyecto definitivo, con un presupuesto de 518 millones de pesetas, muy lejos de los 13 presupuestados en 1935. Lo más polémico fue la subida de la cota máxima de la inundación a los 386 metros, que ampliaba la capacidad del embalse y trastocaba la vida de los vecinos de Granadilla, lo que supuso una fuerte discrepancia con Bonilla, que fue apartado de la obra, aunque volvió al año siguiente repuesto por Franco. Por decreto de 27 de enero de 1950, fueron declaradas de urgente ejecución las obras del pantano de Gabriel y Galán a los efectos de la expropiación forzosa de las fincas afectadas por las mismas. En 1954, el Ministerio de Agricultura declara de alto interés nacional la colonización del pantano de Gabriel y Galán y, al año siguiente, el Plan General del Pantano de Gabriel y Galán que había redactado el Instituto Nacional de Colonización. En él se afirma que se proyectan poner en regadío 43.020 hectáreas, divididas en dos sectores. En la margen derecha, 17.870 hectáreas, que discurría por los términos municipales de Montehermoso, Galisteo, Morcillo, Guijo de Coria, Coria, Calzadilla, Casas de Don Gómez y Casillas de Coria, y la irrigada por los canales de la margen izquierda del río, con una extensión regable algo mayor, de unas 26.650 hectáreas, que discurrían por los términos municipales de Valdeobispo, Carcaboso, Aldehuela de Jerte, Galisteo, Plasencia, Oliva, Riolobos, Holguera, Torrejoncillo, Coria y Portaje. El Plan incluía la construcción de nuevos asentamientos o pueblos de colonización aguas abajo del río Alagón hasta Coria, Villar de Coria, Puebla de Argeme, El Batán, Valrío, Sartalejo, Pradochano, Pajares de la Rivera, y Alagón del Caudillo, en el que acabó viviendo el 80 por ciento de la población de Granadilla. El embalse dio lugar a la inundación de 5.036 hectáreas, viéndose afectados parcialmente los pueblos de Zarza de Granadilla, Sotoserrano, Guijo de Granadilla, Mohedas, La Pesga y Caminomorisco ; la inundación total de los pueblos de Martinebrón y Arroyo Franco y el despoblamiento absoluto de Cabaloria y Granadilla. La decisión de expropiar la capital del antiguo señorío se acordó por el Consejo de Ministros el 24 de junio de 1955. El pago de las expropiaciones se efectúa desde 1959 hasta 1973. De los 1.116 habitantes que tenía Granadilla en 1955, se marchó más de la mitad en solo cinco años (en 1960 quedaban 466). En 1967 se dio por finalizado el largo y traumático desalojo. Sus últimos moradores abandonaron el pueblo en 1966...
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[1]  Caballero González, Sebastián: Las Tierras de Granadilla en el Partido Judicial de Hervás a través de sus documentos (1808-1965). Edit. Diputación Provincial de Cáceres. Depósito legal: CC-343-2017; Cáceres, 2018, 449 págs.
 
[2]  Ob. cit.: Granadilla al hilo de la historia (desde los tiempos remotos hasta finales de la Edad Media). Edit.: Caja Duero, Colección Temas Locales, Salamanca, 2004. ISBN: 84-95610-63-9. Depósito legal: S-811-2004.
 
[3] Ob. cit.: La Comunidad de Villa y Tierra de Granadilla en los tiempos modernos. Edit.: Caja Duero, Colección Temas Locales, Salamanca, 2008. ISBN: 978-84-92445-03-5. Depósito legal: S-297-2008.
 
 
    

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