viernes, 5 de junio de 2009

EXTREMADURA: UN VOTO POR EUROPA

No se ha hablado tanto en Extremadura de Europa como en estos últimos años. Extremadura ha apostado por Europa por un deseo que pudiere ser realidad, no un sueño dorado intangible, sino una aspìración legítima. Sueña Extremadura con Cáceres 2016. Han hecho suyo ese sueño instituciones, asociaciones, colectivos sociales, sindicatos y empresarios.

Acunan ese sueño los extremeños, como los españoles el de Madrid 2016. La capital de España y la ciudad extremeña de la cultura, que ya fuere en 1992, preparan sus mejores galas para las nupcias con Europa. Los sueños, sueños son, pero hay que hacerlos realidad.

Cáceres cree en Europa como Madrid en la Olimpiada para el mismo año. Nos preparamos para Europa. Somos parte de ella. Europa nos necesita y apela a nuestra conciencia de europeos el próximo domingo, como los extremeños llamamos a su puerta y la Europa de los 12 de 1986, año en el que ingresamos, nos ha ayudado tanto a nuestra transformación como región europea.

Somos ciudadanos extremeños por el Estatuto de Autonomía de 1983; españoles por la Constitución Española del 78; europeos por el Tratado de Amsterdam de 1997. Una ciudadanía triple que nos obliga a devolver a Europa lo mucho que nos ha dado por su pertenencia a ella; lo mucho que podemos esperar de Europa en el futuro. Por obligación y devoción, nos debemos a Europa.

Cómo devolver a Europa lo que nos ha dado, y lo que esperamos de ella, si ahora le damos la espalda. El voto es libre, aunque en varios países de la Unión sea obligatorio; pero qué menos podemos devolverle a Europa que poner en sus manos nuestro destino. El destino de Extremadura y de España es Europa. El de Cáceres y el de Madrid 2016 están en Europa.

No podríamos pedirle a Europa su mano si no le damos nuestro voto a Europa. Cómo esperar su decisión para Cáceres, para Madrid, si no hubiéramos fe en ella. Cómo compartir nuestro destino si no creyéramos en ella, si no votásemos por la Europa que necesitamos, que nos ha puesto en el mundo y que ha de tener nuestra voz unida en el mundo.

Lidera Cáceres, Extremadura entera, una fe en Europa y en nuestras posibilidades de ser la novia elegida. Ni somos menos ni más que cualesquiera otras de las candidatas; pero si deseamos que Europa nos responda, hemos de llenar el domingo las urnas con nuestros votos por Europa. No se puede pedir lo que no se desea; no se pueda aspirar a algo que considerásemos una utopía. No se puede solicitar la mano de la novia que deseamos sin proclamarlo.

Cáceres se prepara para Europa. Su alcaldesa, Carmen Heras, lidera con pasión, apoyada por todos, esas nupcias con Europa en 2016. Europa no es solo cuestión de Cáceres, ni de Extremadura, ni de España. Es asunto de los veintisiete. Hemos de elegir a la mejor selección, a los mejores capitanes, que nos conduzcan a la Europa que deseamos y que anhelamos: la Europa de la libertad, por lo que tantos de nuestros ascendientes lucharon; la de los derechos sociales y laborales, por la que tantos sufrieron cárcel y persecución; las conquistas sociales, que no son irreversibles, y por las que hemos de luchar cada día.

Se trata ahora de decidir qué Europa queremos: la Europa social o la Europa de los mercaderes; la España del pasado o la Europa del futuro, con España como uno de los países líderes; la Europa de la conciliación y de los derechos sociales o la Europa de las 65 horas, derrotada en su propósito de volver al pasado; la Europa que busca el beneficio a costa de los trabajadores, o la Europa de los trabajadores con dignidad.

Si no votamos, si nos abstenemos, proclamamos nuestro escepticismo en Europa; si votamos, hacemos gala de nuestro europeísmo. No basta con ser europeos: hay que tener fe en Europa; hay que ser europeístas a pesar de los euroescépticos. Nadie nos obliga a votar; pero si no votamos por Europa, qué podemos esperar de Europa. ¿Cáceres 2016, quizá?

Necesitamos un viraje a la izquierda para consolidar las políticas sociales y las conquistas logradas. Extremadura es buena prueba de ello. ¿A qué esperar, pues, para darle un voto de confianza a Europa, que nos lo dado con largueza, si el domingo no le otorgásemos nuestra confianza en un mundo globalizado, en el que el viejo continente es nuestra única esperanza en el mundo?

España necesita a Europa; Cáceres y Extremadura esperan la respuesta de Europa. Démosle el domingo nuestro voto, por nosotros y nuestros descendientes. Y entonces, Europa será más nuestra que nunca.

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