El secretario general
del PSOE de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, ha presentado hoy en Mérida su Agenda para el
Cambio, un conjunto de sesenta medidas que se compromete a cumplir durante los
seis primeros meses de su mandato si gana las elecciones del próximo 24 de mayo,
"o me iré"; es decir, abandonaría el cargo y su partido sometería a
otra persona a la investidura. Esas medidas las ha firmado ante notario para
visualizar un compromiso político y no engañar a los electores con falsas
promesas que después no se cumplen, o bien porque se olvidan o porque lo
impidan los activos en caja.
Vara pretende dar con ello un triple salto mortal:
recuperar la confianza ciudadana perdida, hacer posible la austeridad y
predicar con la transparencia. Asume con ello los errores cometidos durante su
mandato (2007-2011) y algunas promesas incumplidas; pero, por encima de todo,
no desea que se visualice que los compromisos que se ofertan al electorado
caigan en saco roto, como todas aquellas que los ciudadanos recuerdan que no
solo se hicieron realidad, sino que se llevó a cabo lo contrario de lo
prometido, lo que supone un fraude al elector, que perdería la confianza para
siempre. De ahí el compromiso ante notario --porque un programa electoral, lo
dicho en la Asamblea o lo manifestado en un mitin-- puede llevárselo el viento
como hojas de otoño; pero este "nihil prius fide" (nada antes que la
fe) --lema de los notarios, que certifican que lo que se recoge en un documento
es cierto y dan fe de ello; la fe por encima de todo, que lo escrito es digno de
credibilidad; pero, en tanto que es un medio probatorio iuris tantum (que admite prueba en contra), va más allá y lo blinda
con una dimisión anunciada si la fe suscrita no es sinónima de una interpretación
extrapolable del lema: nada antes que la
honestidad o, en versión inglesa, nada
supera la lealtad.
Vara pretende que estas medidas -algunas revolucionarias,
otras esperadas y aplaudidas por su base electoral y la que no hubiere-- sean
tan solo la base de su programa electoral, que se hará público en mayo, abierto
a la participación ciudadana, porque nada puede hacerse hoy a espaldas de los
electores si desean recuperar la confianza perdida.
El candidato ha invitado a su adversario, el PP, a hacer lo
mismo, para que nunca más volvamos a oír que "el empleo es lo
primero", cuando caemos en el desempleo, o a los recortes de derechos que
antes existieron, se les llame reformas. Y el PP, en una larga cambiada, le da
respuesta inmediata presentando en el registro de la Asamblea un listado de las
promesas incumplidas por el PSOE. El Parlamento, como afirma el portavoz
popular --que lo fuere no por méritos propios, sino por deméritos ajenos,
porque en Plasencia pasó inadvertido como portavoz y se la "dieron en
blanco", en contra de sus advertencias publicitarias, aunque después usted
se vengare-, sí debe ser dónde se debate, pero no el lugar donde se oferte al
electorado un programa electoral. De lo contrario, cómo evaluar que en el orden
del día de la comparecencia del presidente extremeño, ahora de su partido, vaya
un solo asunto, y después se salga hablando de otro, que no
tuviere nada que ver con el deseado, como
si de una larga cambiada se tratare en el templo de la palabra... No puede dar
usted lecciones de credibilidad, sino, como bien dice, de cumplir los
compromisos anunciados. Y si a Vara le sobran legiones de hombres apegados al
sillón, a ustedes les falta crédito político y soberbia para considerar a los
extremeños necios de solemnidad.
Por lo demás, no entramos a analizar las medidas anunciadas,
porque todo se verá. Primero, la fe; después, el voto; y, por último, la
esperanza, lo único que quizá nos quedare in
hac lacrimarum valle (en este valle de lágrimas), fruto del dolor, no tanto
de alegrías, en que han abonado nuestra tierra... tanto ustedes como algunos de
los testigos del templo de Diana. Y no olvide: verba volant, scripta manent (las palabras vuelan, lo escrito
permanece)..., como dijere Cayo Tito en el Senado romano.
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