Hace cincuenta años, el
Jefe del Estado español y Generalísimo, Francisco
Franco, y su ministro de la Gobernación, Camilo Alonso Vega, firmaban el Decreto 1347/1965, de 6 de mayo,
por el que se acordaba la disolución del municipio de Granadilla (Cáceres) y se
disponía la incorporación de su término municipal a los limítrofes. El Decreto
fue publicado en el BOE número 128, de 29 de mayo del mismo año. Quizá solo el último
alcalde de la villa, Jesús Jiménez
Sánchez, y el secretario del ayuntamiento, Felipe Jiménez Jiménez, advertirían la aparición de ese Decreto que
ponía fin a una larga historia desde su fundación por los árabes, la
reconquista por Alfonso XI de León en
1160; y su repoblación, reconstrucción y dotación del título de villa en 1170.
La mayoría de la población había abandonado la villa
antes de su disolución como municipio. En 1950, Granadilla censaba una
población de 1.113 habitantes de hecho, 1.126 de derecho, y tenía 289 hogares.
Según el INE, en 1960 --cinco años previamente a su disolución como municipio--, la villa
tenía 486 habitantes de derecho y 471 de hecho. El destierro se había iniciado
a finales de los 50, coincidiendo con el inicio de la construcción de la presa
de Gabriel y Galán.
El Decreto de disolución del municipio constaba de dos
artículos: en el primero se acordaba su disolución como municipio y la
incorporación de su término municipal a los limítrofes de Zarza de Granadilla y
Mohedas de Granadilla, con la divisoria determinada por el cauce del río
Alagón. El segundo facultaba al Ministerio de la Gobernación para dictar las
disposiciones que pudiera exigir el cumplimiento del mismo. En su preámbulo, el
Decreto justificaba su publicación por "haber quedado el término municipal
de Granadilla (Cáceres) sin población y riqueza imponible suficientes con
motivo de la construcción de la presa "Gabriel y Galán", que
determinó la instrucción del expediente para su disolución. "A esta
propuesta --continúa-- prestó su conformidad la Corporación Municipal de
Granadilla, y con respecto a asignar el territorio de su término, los informes
de autoridades provinciales emitidos en el expediente han considerado que la
solución más oportuna es incorporar dicho término al municipio de Zarza de
Granadilla, excepto los terrenos de la margen derecha del río Alagón, que
pasarán a formar parte del municipio de Mohedas de Granadilla".
De otro lado, el Decreto aclaraba que "las
pretensiones de los ayuntamientos de La Pesga y Abadía, que interesan que se
anexionen a su términos partes del municipio de Granadilla, no pueden ser tenidas en cuenta frente a las
circunstancias geográficas y de otra índole en que se han fundamentado los
informes oficiales aludidos". Además, emitieron los preceptivos dictámenes
la Dirección General de Administración Local y la Comisión Permanente del
Consejo de Estado, por lo que a propuesta del ministro de la Gobernación, el
Consejo de Ministros aprobó el citado Decreto en su reunión del 30 de abril de
1965.
Granadilla ha sido el pueblo cacereño de los tres éxodos:
los árabes, sus fundadores, por la Reconquista; los judíos, por el Edicto de
Granada de 1492; los cristianos, por este Decreto del Generalísimo Franco de 1965, hace cincuenta años. Como testimonio de su esplendor, los árabes
nos dejaron sus murallas, construidas entre 1473 y 1479; la Casa de Alba, dueña
de su Señorío entre 1446 y 1830, su castillo. El templo parroquial de la
Asunción se levanta entre 1515 y 1520. El declive de la villa se inició en 1835,
con la creación de la provincia de Cáceres, cuya Diputación ordena en 1837 la
disolución de la Junta de Sesmeros de la Villa y Tierra de Granadilla. En 1848,
se traslada el Juzgado de Primera Instancia. En 1866, la cabeza de partido
judicial se traslada a Hervás. En 1893, la Casa de Alba vende la fortaleza a
Bartolomé Chamorro y Vicente. En 1950 se declara de urgencia la construcción
del pantano de Gabriel y Galán. En 1955, el Consejo de Ministros acuerda el
terreno inundable de su término municipal. En 1957 se inicia la construcción de
la presa, concluida en 1962. El 5 de noviembre de 1963, el Ayuntamiento da su
conformidad al proceso de anexión del término municipal de Granadilla a Zarza y a Mohedas, proceso
que culmina el 6 de mayo de 1965 con el Decreto de disolución del municipio.
Entre 1964 y 1966 abandonan el pueblo sus últimos habitantes. En 1980 es
declarado conjunto histórico-artístico. En 1981 concluyen las obras de
rehabilitación del castillo. En 1984 comienza el Programa Interministerial de
Pueblos Abandonados... Granadilla murió, pero pervive en la memoria de quienes
hubieren de abandonarlo --que retornan a él en la festividad de su patrona (15
de agosto) y el 1 de noviembre (festividad de Todos los Santos y vísperas de
Difuntos) y de los miles de estudiantes que han vivido allí gracias a ese
Programa. La reconstrucción, paralizada por la crisis, no ha dado los
resultados apetecidos. Algunas casas nobles, ya restauradas, han tenido que ser
apuntaladas y cercadas por vallas.
Ya a principios de los 60, el escritor, corresponsal y
publicista cacereño, Valeriano Gutiérrez
Macías, anunciaba en ABC la reconstrucción del castillo para la
construcción de un albergue para turismo, que el director general de Promoción
de Turismo, Juan de Arespacochaga,
había comunicado al gobernador civil, Fermín
Bocos Cantalapiedra. Un ingeniero técnico agrícola, Julián Domínguez, casado con una hija de la villa --que trabajó
durante más de dos años en la ampliación de regadíos y nuevos cultivos en la
comarca de Coria--, coincidió con este último en Valladolid cuando era
presidente de su Cámara Agraria, y que en 1963 sería nombrado gobernador de
Cáceres. Bocos le confesó el
sufrimiento de los habitantes de la villa antes de su traslado y el interés del
Generalísimo en que el pueblo no
fuera expropiado por su riqueza natural (forestación, caza, turismo, náutica en
el embalse, pesca...) de cara al futuro; pero su Decreto, firmado hoy hace
cincuenta años, cerró todas las expectativas. El actual alcalde de Zarza, e
hijo de la villa, Germán García Benito,
ha logrado del Organismo Autónomo Parques Nacionales, del que hoy depende el
pueblo, la desafectación del nuevo cementerio, que se integra en su municipio,
y la ejecución de un embarcadero para recreo turístico en el embalse sobre el
lecho del Alagón.
El sacrificio de Granadilla sirvió para dar a luz nueve
pueblos (Villar de Coria, Puebla de Argeme, El Batán, Alagón del Caudillo, hoy
Alagón del Río; Valrío, Saltalejo, Valdencín y Rincón del Obispo) y posibilitó
la puesta en regadío de 45.000 hectáreas, con la innegable riqueza social
generada y la vida para muchas familias de campesinos; pero sus hijos, como
antes los hermanos árabes y judíos con los que convivieren, se vieron obligados
a marcharse al exilio forzoso, diseminados por toda España y el extranjero.
Desterrados de por vida, la Muy Noble, Muy Leal y Muy Benéfica ciudad de
Plasencia, les declaró hijos adoptivos en sesión plenaria celebrada el 2 de
septiembre de 2005. (BOP número 182, de 22/09/2005).
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