La iglesia parroquial
de San Martín de Tours de Trujillo
es uno de los templos más antiguos de la ciudad, construido en lo que entonces
se conocía por arrabal de la villa y que, con el tiempo, llegó a ser el centro
neurálgico de la misma. El autor, cronista oficial de su ciudad y académico
correspondiente de la Historia, nos ofrece en este nuevo libro la historia del
templo que domina con su majestuosidad la plaza mayor, la historia de su
fábrica y las obras escultóricas y pictóricas, así como las obras de platería y
orfebrería, el arte mueble y las piezas litúrgicas que se conservan en el mismos.
Los historiadores han centrado más sus estudios en la
iglesia de Santa María la Mayor que sobre el
templo de San Martín. El
autor ha considerado, por ello, sacar a la luz esta obra sobre esta última
iglesia, situada desde el siglo XV en la plaza de la ciudad, y, por ello, la
iglesia más concurrida entre los fieles de la villa y los visitantes. El templo
refleja en su majestuosa fábrica, el paso del arte gótico al renacimiento, con
innumerables restos medievales que aún se pueden apreciar. La fachada --sobria, contenida y elegante, como la
califica el autor-- acusa el rigor del
nuevo estilo renacentista y en su interior trabajaron los mejores arquitectos
de mediados del siglo XVI: Diego de
Nodera, Juan de Fradua, Pedro Hernández, Sancho de Cabrera, Alonso
y Francisco Becerra, que acusan el
tránsito al nuevo estilo.
Su emplazamiento tuvo su origen durante la ocupación
musulmana (713-1233) como mercado de ganados, que continuó a partir de la
reconquista. Otro mercado de verduras y productos artesanales, se localizaba
cerca del arco de San Andrés, junto
a la Alberca, mientras que el de ganados se situó fuera de la muralla donde,
con el tiempo, se formaría el arrabal de San
Martín, la actual plaza mayor de la ciudad.
La iglesia objeto del estudio se emplaza en el noreste de
la plaza. La primera noticia que tenemos de ella data del 14 de marzo del año
1353, día en que se reúne el concejo en la iglesia para dar poder a Gonzalo Fernández de Añasco, al objeto
de señalar y amojonar los ejidos en las aldeas en nombre de Domingo Juan de Salamanca, alcalde
enviado por el rey para tal cometido y en el que se especifica que la iglesia
se encuentra en el arrabal de Trujillo. En reiteradas ocasiones, el concejo se
reúne en el portal de la iglesia, en la puerta de las Limas. Por otro lado, el
templo aparece citado en un documento de 1440 como de "pequeñas
dimensiones" y, con el paso del tiempo, se vio la necesidad de ampliarlo.
Las Ordenanzas de la Cofradía de San
Martín datan del año 1500. En 1529 no se había finalizado la obra. El
edificio que hoy contemplamos es una fábrica del segundo y tercer cuarto de
siglo del siglo XVI. El 7 de julio de 1496, cuando los Reyes Católicos hicieron donación del señorío de Trujillo a su hijo
el príncipe don Juan, Fernando Gómez de Ávila, como su
representante, tomó posesión de la ciudad y la fortaleza en su nombre en la
iglesia de San Martín, acto en el
cual se renovaron los cargos del concejo, corregidor y oficiales. Asimismo, en
la iglesia juró los fueros, privilegios, buenos usos y costumbres el rey Carlos I de España y V de Alemania, en
1526, cuando iba camino de Sevilla para desposarse con Isabel de Portugal en los Reales Alcázares. Felipe II estuvo presente en la misa del 13 de marzo de 1583 y,
posteriormente, el rey Felipe V. En
este templo se celebra anualmente el novenario y la misa mayor en honor a la
patrona de la ciudad, la Virgen de la
Victoria, venerada en su capilla del castillo.
La iglesia de San
Martín debe su nombre al santo obispo de Tours, natural de la ciudad de
Sarabia (actual Hungría), que fue militar y, posteriormente, exorcista en
Poitiers, junto a San Hilario, que
le ordenó sacerdote, y al que puede considerársele un verdadero misionero,
organizador de las primeras parroquias rurales y de la creación de numerosos
monasterios en la Europa romanizada de entonces. En 2012 se llevó a cabo un
importante proceso de recuperación de la torre-campanario por encargo del
sacerdote Francisco García y la
dirección del arquitecto José María Diz
Plaza y bajo la supervisión arqueológica de Víctor M. Gibello Bravo. El objetivo de las obras consistió en
recuperar las dos plantas ocultas de la torre para dar un uso posterior a las
mismas y abrir los citados espacios al turismo, con un posible desarrollo
museístico vertical, favorecido por la existencia en uno de los extremos de la
torre de la escalera de caracol que comunica en toda su altura desde el coro.
La primera noticia que tenemos de la iglesia de San Martín data del 14 de marzo de
1353, fecha en la que se reúne el concejo en la iglesia para dar poder a Gonzalo Fernández de Añasco, como se ha
señalado anteriormente. En el siglo XVI se llevan a cabo las obras de
ampliación de la pequeña iglesia hasta convertirla en el majestuoso templo que
hoy podemos contemplar. En 1526 se
amplió la fábrica desde el ábside para atender los actos litúrgicos. En 1540 se
cerraba la capilla mayor. En 1544 se inició la construcción de la torre de las
campanas con un volumen de planta cuadrangular, bajo la cual se situaba la
capilla bautismal, realizándose un nuevo acceso a la torre desde el coro. Hasta
el tercer cuarto del siglo XVI no se concluye la parte fundamental del conjunto
parroquial. Durante las obras de restauración, conservación, consolidación y
mantenimiento llevadas a cabo en el templo entre los años 2007-2013, bajo la
escaleras existentes que permiten el acceso al coro, fueron localizadas cinco tumbas
antropomorfas talladas en el granito, que corresponden al cementerio existente
alrededor de la iglesia de San Martín.
En la obra, el autor estudia las diversas partes del templo, los sepulcros y
sus inscripciones, entre ellas las del teniente Jacinto Ruiz de Mendoza, quien falleciere junto a Daoíz y Velarde en la Guerra de la Independencia, quien estuvo inhumado frente
a la capilla de la Victoria, de San Martín, y cuyos restos fueron
trasladados al Campo de la Lealtad de Madrid el 12 de marzo de 1909, al cumplirse el centenario de su muerte, con
asistencia del alcalde de la ciudad, Grande
de Vargas, y el cura párroco de San
Martín, José Díaz Pulido.
En el apartado de las obras pictóricas y escultóricas de
la iglesia, el autor, destaca, entre otras muchas, los tres lienzos restaurados
en la capilla bautismal bajo el patrocinio del mecenas de la localidad José María Pérez de Herrasti, entre
ellos un óleo sobre lienzo que representa a la Inmaculada Concepción, de finales del XVII; otro óleo sobre lienzo
con la representación de San Juan
Bautista encarcelado, en un lateral de la capilla bautismal; una tabla del
XVI con la representación del bautismo de Cristo;
la talla de Nuestra Señora de la
Coronada, con el Niño en brazos, cobijada bajo una hornacina, en el muro
del Evangelio... En 1809, la agresión francesa destruyó la ermita de esta
Virgen, trasladada después a la parroquia de Santiago, aneja al templo. En
1964, la imagen fue llevada a Madrid para ser restaurada, y volvió a San Martín para seguir recibiendo el
culto de dulía. Está fechada en la primera mitad del siglo XIII, como la de Nuestra Señora de Monfragüe,
posiblemente las más antiguas representaciones de la Virgen en Extremadura,
tras la de Guadalupe. En la capilla de Santa
Bárbara existe un retablo de arquitectura clasicista, obra de la segunda
mitad del siglo XVII. En el sepulcro de Francisco de Mendoza se conserva una
interesante talla de San Antonio Abad,
obra de principios del XVI. La iglesia de San
Martín sufrió un robo sacrílego en 1986, en el que desaparecieron algunas
obras de platería, así como un lienzo flamenco-alemán de finales del XVI, ya recuperado,
que en la actualidad se conserva en la capilla de los Camargo.
La platería de San
Martín se caracteriza por contar con un interesante conjunto de piezas
procedentes en su mayoría de los siglos XIX y XX.
Finalmente, en el apartado de arte mueble y piezas
litúrgicas, el autor subraya un importante órgano barroco, posterior a otros
anteriores, y el fabricado por el salmantino José Amador en 1563. El órgano de San Martín ha sido pulsado por grandes concertistas y musicólogos,
como el francés Francis Chapelet, Esteban Sánchez, Miguel del Barco o José
María Mancha. En la tribuna de los Vargas
se conservan dos autos sacramentales manuscritos de Calderón de la Barca, impregnados de religiosidad y simbolismo
teológico, fechados a mediados del siglo XVII.
Esta última obra de José
Antonio Rubio Ramos, cronista oficial de Trujillo y autor de más de
cincuenta libros, la mayoría de ellos relacionados con la historia y el arte de
Extremadura, constituye una notable aportación más al conocimiento de su
ciudad, en este caso a la imponente iglesia parroquial de San Martín de Tours, conocida por todos los visitantes por su
monumentalidad en la plaza mayor, tras la estatua de uno de sus más ilustres
hijos, el conquistador Francisco Pizarro.
La obra ayuda a conocer su pasado, su historia, el arte que atesora y los
importantes bienes que guarda en su interior. Un hito más en una densa
trayectoria de investigación que catapultan al historiador del arte a un sillón
titular de una academia, que proporcione a sus ya innumerables estudios sobre
la historia y el arte la necesaria voz nacional, de quien hace de la
investigación rigurosa de estas parcelas del pasado, una ocupación y
preocupación constantes del presente. (Prólogo
al libro "La iglesia parroquial de San Martín de Tours de Trujillo",
de José Antonio Ramos Rubio, cronista oficial de la ciudad. Edit.: Restaurante
Mesón Hostal "La Cadena", Trujillo. Depósito legal: BA-071/2018).
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