jueves, 27 de junio de 2019

LOS NÚMEROS ROMANOS PERDIDOS EN EL FESTIVAL DE TEATRO DE MÉRIDA

          
           A nadie que llegue a Mérida por cualquier vía le pasarán inadvertidos los numerosos carteles indicativos de que hoy se inaugurare el "65 Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida 2019", "el festival de teatro clásico más antiguo de los que se celebran en España" y "considerado el más importante en su género", así como las obras que se representan este año y sus fechas.[1] Sin embargo, parece que, desde hace años hemos perdido la romanidad del Festival y hemos sustituido los números de su ediciones por los ordinales, utilizados para ordenar los elementos de una serie y el lugar que ocupan dentro de ella. Si sostenemos, como afirma la web del Consorcio, que "el teatro romano es el que funciona como tal más antiguo del mundo" [2], con las sesenta y tres ediciones celebradas desde 1933, en que Margarita Xirgu como protagonista de Medea, lo reinaugurare por segunda vez en la época moderna, resulta cuando menos sorprendente que, desde hace años, los números ordinales hayan sustituido a los tradicionales romanos que se utilizaren en ediciones anteriores.
 
            Los números romanos tienen de por sí valor nominal, por lo que no se añade ninguna letra volada: XVII Juegos Olímpicos de la era moderna (decimoséptimos). Los números romanos se emplean para expresar los siglos (siglo XXI); para los nombres propios de papas (Juan Pablo II), reyes (Felipe VI); congresos, ferias, festivales (LXV Festival de Teatro Clásico de Mérida), simposios, certámenes; en libros, volúmenes, cantos, capítulos, secciones y divisiones de una publicación; en los actos y escenas de una obra de teatro y para numerar las páginas de los prólogos y principios de un libro; en las divisiones militares, armadas, cuerpos del ejército, agrupaciones o grupos; en las carreteras nacionales radiales (la N-V atraviesa la provincia de Badajoz) ...[3]
 
            Confundimos los números cardinales, que expresan cantidad (he comprado dos sandías) con los ordinales (que expresan orden, el lugar que ocupan en una serie determinada dentro de una serie ordenada de un determinado elemento, que identifica e individualiza el sustantivo al que hace referencia): es el primer prólogo que escribo. Hay dos tipos de números cardinales, los simples y los compuestos. El simple abarca del cero al quince; los compuestos están compuestos por la unión de varios simples. Los cardinales comprendidos entre el dieciséis y el diecinueve y entre el veintiuno y el veintinueve se escriben con una sola palabra y, a partir del treinta, se expresan con dos palabras, utilizando la conjunción: treinta y uno, noventa y ocho... Cuando un cardinal ejerce la función del sustantivo se escribe siempre en masculino: el cinco, el nueve..., tan cantado por los niños del colegio madrileño de San Ildefonso que anuncian los números premiados en la Lotería Nacional. El cardinal adopta el género del sustantivo al que se refiere.
 
            La escritura de los números romanos se basa en el uso de siete letras del alfabeto, a las que se les asigna un valor numérico fijo: I= 1; V =5; X = 10; L= 50; C =100; D= 500; y M= 1.000.[4] No sé si a mi querido amigo, el dramaturgo Martínez-Mediero, que tanto luchó por el Festival de Teatro Clásico de Mérida, o a su actual director, Jesús Cimarro, le habrán pasado inadvertidas estas consideraciones. A mí, no. Como tampoco a otros, como a la revista "Grada" que, en su agenda de hoy, escribía: "LXV Festival de Teatro Clásico de Mérida", "XX Festival de luna al fuego" en Zafra; "III partido de baloncesto inclusive de Cocemfe", "XXX Festival de Teatro Clásico de Cáceres"... Hemos arrinconado los números romanos por los cardinales, quizá porque en las bases de los concursos de carteles no se exije que el número del festival debe ir en números romanos o porque los dibujantes no supieren cómo se escriben, con lo fácil que resulta buscar su conversión en Internet, como las operaciones matemáticas enrevesadas se hacen hoy con las calculadoras, en lugar de quebrarse la cabeza. Desde luego, los cartelistas no se la quiebran: ponen 65 y tan tranquilos.
 
            En cierta ocasión fui convocado durante mi estancia profesional en Mérida a una reunión en la que se abordaban los preparativos de un Foro cuya primera edición iba a celebrarse en Zafra. Al ver el cartel, ya editado, me sorprendí al leer su leyenda: el número I romano con un er voladito, como quienes escriben María con la a voladita (Mª), a todas luces incorrecto. Dije: si ustedes suprimen el er, cómo leemos el acontecimiento que anunciamos: exactamente igual: "I Foro de..." (Primer Foro de...") Se avinieron a corregirlo y tirar los ya editados.
 
            Veintiún siglos para esto: para dejar atrás la numeración romana de quienes fundaren el templo de la palabra y su festival. Rivas Cherif, cuñado de Azaña, dijo de la representación de Medea: "En vista del éxito, instituiremos una serie de festivales clásicos en el Teatro Romano de Mérida, durante la primera quincena de junio de cada año. Queremos hacer de aquellas ruinas un Salzburgo o una Siracusa" [5], pero con numeración romana..., como marca la tradición que nos legaron los romanos, no solo nuestros hermanos árabes.
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[1] Vid.: Web del Consorcio del Festival Internacional Teatro Clásico de Mérida 2019. (https://www.festivaldemerida.es/el-festival/).
 
[2] Vid.: Ob. cit.
 
 


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