domingo, 11 de agosto de 2019

PEDRO MARÍA PLANO Y GARCÍA, INDUSTRIAL, ALCALDE Y ERUDITO EMERITENSE

 

Pedro María Plano y García
(recogido de José María Álvarez Martínez
 en su ensayo. En el centenario de su muerte.
Pedro María Plano y su obra
 arqueológica en Merida)
 
           Pedro María Plano y García (Mérida, 29/09/1851-16/07/1900) fue un industrial, alcalde de la ciudad y erudito emeritense. Nació en el número 1 de la calle de Santiago, feligresía de la parroquia de Santa María, según su partida de nacimiento, inserta en el libro XIX de la misma, recogida por Navarro del Castillo en su obra sobre la historia de Mérida.[1] Era hijo de Alonso Plano, natural de Valverde de Mérida y materno de Vicenta García, natural de la ciudad.  Por la humilde condición de sus padres, según su biógrafo, no pudo cursar estudios superiores y, finalizada la primaria, se colocó a los 14 años como  auxiliar del Registro de la Propiedad de Mérida. Dada su afición a los libros se puso al día en contabilidad, prácticas mercantiles y francés. Después pasó a una oficina de una fábrica de tejidos en la calle de Cervantes y posteriormente se marchó a Valladolid para conocer el movimiento mercantil de la región. Al año regresó a Mérida y se dedicó al negocio de harinas y cereales. El 01/08/1878 contrajo matrimonio en la parroquia de Santa Olalla con la vecina de Mérida, Patrocinio del Puerto, con la que tuvo cuatro hijos. Logró tener una empresa propia encargada de varios cometidos, entre ellos una imprenta en la que se editaron valiosos libros referentes a la historia de Mérida, lo que le procuró una buena posición en la sociedad local, según su otro biógrafo, José María Álvarez Martínez, [2] quien subraya que, como político del Partido Conservador de Cánovas y amigo del académico de la Historia D. Vicente Barrantes llegó a ocupar el puesto de concejal del Ayuntamiento de Mérida hasta alcanzar la alcaldía de la ciudad (de 1887 a 1889), donde realizó una importante labor en materia de infraestructura ciudadana, así como una considerable actividad de puesta en valor y difusión de sus monumentos.
 
            Navarro del Castillo apunta que, a pesar de que no pudo cursar estudios superiores, sus inquietudes culturales, históricas y artísticas le llevaron a formar parte de cuantas sociedades emeritenses se preocupaban de estos temas: secretario de la Sociedad de Amigos del País, presidente del Patronato de la Sociedad para el Fomento del Arte de la Música, vicepresidente de la Comisión de Monumentos, delegado de la Cámara de Comercio de Badajoz, presidente de algunos de los casinos de la ciudad y director del periódico local El Emeritense.
            De 1887 a 1889 desempeñó la alcaldía de Mérida. En lo que fue convento franciscano de San Francisco se construyó el mercado de Calatrava. Niveló y adecentó la Plaza de la Constitución, al frente de la cual impulsó numerosas mejoras para la población, colocando en el centro la monumental fuente de mármol, traída de Lisboa, Construyó las casas-escuelas que llevan el nombre de Trajano, para lo que se derribó el antiquísimo palacio de los duques de la Roca, adquirido por el ayuntamiento. Sus inquietudes culturales le llevaron a publicar el trabajo Los males de la patria y sus remedios, que dedicó a Cánovas del Castillo; y en su imprenta  publicó en 1894 las historias de Mérida de Bernabé Moreno de Vargas, Agustín Francisco Forner y Segarra y de Gregorio Fernández Pérez. Sus méritos en el terreno cultural, histórico y artístico le llevaron a ser nombrado académico correspondiente de la Real Academia de San Fernando y de la Real Academia de la Historia y de que se le nombrase también comendador de la Orden de Isabel la Católica. Su mayor aportación a la historia de Mérida fue la redacción y publicación en 1894 de su obra Ampliaciones a la Historia de Mérida de Bernabé Moreno de Vargas, que en un principio pensó en llamar Epílogo. El objeto de esta historia era poner al día los documentos históricos posteriores a las pasados historiadores locales. En ella recoge los documentos posteriores a los referidos historiadores, describe el recinto de la ciudad moderna y aporta una extensa relación de inscripciones lapidarias, estudiadas por el P. Fidel Pita S. J. Para José Álvarez Saénz de Buruaga no es la obra de un historiador, sino más bien la de un recopilador de datos históricos.
            Con ocasión del famoso pleito entre Montijo y Mérida sobre el derecho de la villa montijana al disfrute de los aprovechamientos de las dehesas y baldíos comunales de Mérida, juzgado el 2 de junio de 1897 y que se perdió, Maura defendió a Montijo y Silvela a Mérida. Posteriormente, reunió una serie de documentos municipales en un pequeño trabajo que Silvela alabó diciendo que, si se hubiese puesto a su disposición en el momento oportuno, no se hubiere perdido el juicio. Por sus méritos y servicios a la ciudad, de la que también fue cronista, le nombraría hijo predilecto de la misma en 1898 y le dedicó una calle. Pedro María Plano falleció a los 48 años, el 16 de julio de 1900, dejando cuatro hijos.
            José María Álvarez Martínez escribió en el centenario de su muerte un extenso artículo sobre su obra arqueológica en Mérida,[3] de quien afirma que "su pasión fue Augusta Emerita, a cuyo estudio se dedicó con constancia y el impulso de la ciudad que le vio nacer", aunque alguna un tanto controvertida, como el edificio que actualmente ocupan las Escuelas Trajano, antes solar del Palacio del Duque de la Roca que, so pretexto de ruina, fue lamentablemente derribado. Para Álvarez Martínez, Plano se preocupó siempre por proteger el patrimonio arqueológico emeritense en unos tiempos difíciles. Pese a ello, pudo atender dos hallazgos puntuales como el de dos interesantes pavimentos musivos, uno aparecido en la calle de San Salvador y otro en la iglesia de Santa Clara. El más relevante en materia musiva, en el que tuvo una destacada actuación para su salvaguarda, se produjo en 1899 en los terrenos de la estación ferrocarril, al procederse a la construcción de una cochera para las locomotoras; el conocido pavimento firmado por Annibonius, con la escena del encuentro de Dionisios y Ariadna en Naxos, obra de la musivaria emeritense del siglo V d. C.  El propio alcalde se vio en la necesidad  de adelantar los gastos que ocasionaron su transporte al Museo.
            Una de las batallas más señaladas que libró Pedro María Plano en su lucha continua para poner en valor el yacimiento emeritense fue la relacionada con las excavaciones del Teatro romano. En su época de alcalde destinó una partida de 4.000 pesetas para continuar los trabajos del anfiteatro, pero la Subcomisión de Monumentos le puso el veto al considerar invadidas sus atribuciones. Otra de su destacadas actuaciones fue la de la restauración del "Obelisco de Santa Eulalia", erigido en 1652, para el que se aprovecharon una aras procedentes del Templo de Diana. Otra obra de envergadura acometida bajo su mandato fue el arreglo y limpieza de la conducción hidráulica de "Rabo de Buey-San Lázaro", deteriorada, con fugas del conducto en algunos tramos y que precisaba una limpieza general debido al sarro acumulado a lo largo del tiempo.
            En 1893 se produjo otro importante descubrimiento arqueológico: el de la calle del Portillo en la esquina con San José, al realizarse la edificación de las casas de D. Vicente Zambrano, en la que aparecieron elementos de arquitectura decorativa y esculturas, entre ellas la que contiene la inscripción referente a Agripa en su plinto y algunos togados firmados por Gaius Aulus. La labor de Pedro María Plano en la tutela del patrimonio arqueológico emeritense se centró igualmente en el impulso del Museo. Su obra más importante, por la que pasó a la historiografía arqueológica emeritense es, para Álvarez Martínez,  sus Ampliaciones y por el impulso que dio a la publicación de las historias de Mérida, una obra útil en lo referente a la situación de la arqueología emeritense a finales del XIX.
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[1] Vid.: Navarro del Castillo, Vicente:  Historia de Mérida y pueblos de su comarca, T. III. Familias e hijos ilustres de Mérida, siglos XV al XX, págs. 327-330.
 
[2] Vid.:  Álvarez Martínez, José María: Pedro María Plano García, en Diccionario biógráfico español de la Real Academia de la Historia.
 
[3] Vid.: Álvarez Martínez, José María: En el centenario de su muerte. Pedro María Plano y su obra arqueológica en Mérida, Anas-13, 2000, págs. 7-21.

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