Querido presidente:
Repaso mi archivo cuando recibes el último adiós en tu
pueblo natal, Olivenza, a donde hace unos años fui en Navidad a ver una
exposición de pintura; paseamos por sus calles, admiramos la portada manuelina
del Ayuntamiento; te recordamos a ti y a Ramón Rocha, su primer alcalde
democrático, y vimos el puente de Ajuda, destruido en 1709 durante la Guerra de
Sucesión, y aún no reconstruido.
Nos entrevistamos por primera vez en abril de 1999,
cuando eras consejero de Bienestar Social de la Junta de Extremadura. Y
hablamos del título que emanaba de la consejería que entonces presidías: el
bienestar social, que “se construye cada día con el esfuerzo de todos”.
Entendías, por ello, que el bienestar social se sustenta en los servicios
esenciales (sanidad, educación, pensiones, servicios sociales) y, en unas
condiciones de vida dignas (empleo, vivienda, cultura, naturaleza,
comunicaciones). Tenías muy clara la diferencia de la política de acción social
de un gobierno de centro-derecha y otro de centro-izquierda: los beneficios
económicos y las diferencias sociales, de un lado y, en una concepción de
izquierda, la consolidación de esos derechos…[1]
Por ello, cuando te pregunté si tu paso de las Nuevas
Generaciones del PP, a la que te invitó en Córdoba nuestro paisano Antonio
Hernández Mancha, se debía a una conversión como la de San Pablo, o tras palpar
una realidad, como Santo Tomás, me respondiste que tu profesión te dio la
oportunidad de comprobar de primera mano que “las desigualdades e injusticias
sociales no las pueden corregir los mismos que a lo largo de decenas de años
contribuyeron a que se generaran y la respuesta fue que no. A partir de ahí
conocí a gente que me hizo ver las cosas de otra manera y que me enseñaron a
observar la realidad desde el inconformismo…”
Aquel paso que originó tanta controversia, como si aquí
nadie se cambiare de chaqueta (ya fueren de izquierda o derecha, desde la transición),
lo sentenció el presidente Ibarra en la Asamblea con una cita bíblica, que dejó
a todos callados (“Hay más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente
que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento”, Lc. 15:7).
En “El perfil” de la entrevista recordaba a un amigo que
te definía como “Guillermo, la fertilidad en el yermo”, queriendo indicar con
ello que tu juventud, capacidad de trabajo y brillantez estaban bastante
alejados de los políticos al uso en Extremadura.
Cuando desapareció el diario digital Extremaduraaldia.com, de feliz memoria, publiqué el libro “Una
mañana sin luz en Extremadura”, en el que seleccioné 150 artículos de los 242
publicados en los más de cinco años del devenir de Extremadura de los siete de
vida del diario pionero en su tiempo, que dirigiere José Luis Fernández
Castillo. De los dieciséis capítulos, el
VII iba dedicado a ti: “Vara, el heredero por unanimidad”, tras el anterior a
“Ibarra, primer presidente de Extremadura”. Eran doce artículos sobre tu obra y
discursos.
Hoy hubieras cumplido 67 años, pero te faltó menos de un
día para llegar a la meta. Las demás, todas cumplidas. Al cumplir los 50 años
te dediqué el artículo “En los 50 años de Guillermo”. [2] Te decía en él que “la
edad no es otra cosa que el simple paso inexorable del tiempo que pende sobre
nuestras cabezas. Hay una edad para cada cosa y un tiempo para cada edad… Un
día en la vida de Guillermo es un día también en la vida de cada extremeño que
sufre la falta de trabajo; de los jóvenes que no lo encuentran, de las mujeres
maltratadas; de quienes no pueden ver otra crisis sino la propia que afecta a
su vida de presente y futuro…”
Quisiste seguir viviendo; pero lo viviste todo. Has visto
a tus hijos casados y has disfrutado de tus nietos. Te despediste de tu partido
en el relevo diciendo que estabas allí gracias a la Sanidad pública, de la que
tan honrado te sentías. Todos te han querido y te echarán de menos…
“Tu
compromiso con los olvidados/ será la mejor recompensa/ a quien vacía su
despensa/ para hacer feliz a los marginados…”, [3] decía en la oda.
Hasta siempre, presidente. Descansa en la paz que guardan
en el cielo para los hombres justos.
[1] Vid.:
Pinero, Félix: Guillermo Fernández Vara:
El bienestar se construye cada día, en El Periódico Extremadura de 25 de
abril de 1999, págs. 10-11.
[2] Vid.: Pinero, Félix: Una mañana sin luz en Extremadura, Editorial Círculo Rojo, Almería, págs. 237-272 de 483.
[3] Vid.: Ob. cit., págs.. 251-253.

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