A pocos extremeños les resulta
extraño la eufórica defensa realizada por la Junta de Extremadura sobre la
independencia y posición de las cajas pacenses en los SIP en que se hallaren
inmersas frente a la deriva de Caja Extremadura frente a su ERE en Liberbank.
Es notoriamente conocido cómo la Junta de Extremadura hubiere defendido siempre
los intereses de Badajoz frente a los de Cáceres desde los empieces de la autonomía,
en que la provincia, sus instituciones y personalidades, se posicionaren frente
a los sucesivos gobiernos extremeños por su querencia a las tablas pacenses
frentes a las cacereñas, una actitud que siempre fue considerada provinciana,
antirregionalista y antigualla frente al creciente deseo unitario regional. La
verdad es que aquellas voces fueron silenciadas, acalladas, postergadas, por su
escaso relieve -incluida la manifestación cacereña por la autonomía provincial
que reuniere a 5.000 personas en Cáceres- antes de la aprobación del Estatuto
de Autonomía de Extremadura en 1983. Y las sucesivas que clamaren ante la
injusticia distributiva de los gobiernos regionales en favor de la provincia de
Badajoz frente a la de Cáceres. Eso era pueblerino, y no molaba ante los
intereses superiores del poder pacense.
Badajoz
hubiere sustentado siempre el poder ejecutivo y Cáceres, el legislativo, en un
reparto no escrito, pero reiterativo, que sirviere más los intereses de una
provincia que los de la otra. ¿A qué le sirve a Cáceres presidir la Asamblea de
Extremadura, o tener la Vicepresidencia primera de la Junta, si la bipolaridad
provincial, y los intereses no contrapuestos, favorecieren a unos más que a
otros? Para nada. Así lo demuestra la historia, aunque una mayoría gobernante
lo negare, incluidos los presidentes cacereños de la cosa.
La
fusión de las cajas extremeñas -Caja Rural de Extremadura, Caja Badajoz y Caja
Extremadura- en sus respectivos SIP, ha puesto de relieve la importancia que el
ejecutivo regional --que se hace llamar a sí mismo Gobierno de Extremadura por
la gracia de Dios y no del Estatuto de Autonomía de Extremadura-- ha dado a la
fusión de las cajas pacenses, olvidándose de aquella que unía el nombre de
Extremadura, y a Extremadura en sí misma.
Han
tenido que recurrir sus síndicos a la Junta para que les defienda ante el ERE
amenazante de Liberbank. Y la Junta sale ayer "defendiéndoles"
instando al banco a revisar su reestructuración bancaria. Tarde y mal, y porque
se lo han pedido a su vicepresidenta, que hubiere su primer marido en Caja
Extremadura. Sin embargo, muy presto anduvo el mal llamado Gobex para evitar la
absorción de Caja Rural de Extremadura por Caja
Rural del Sur. Es decir, no se toleran las "extorsiones" de unos,
pero no preocupan los desmanes de otros, como si Extremadura solo fuere
Badajoz. Allá los cacereños con su Caja, porque, como dijo el presidente,
"el Gobierno extremeño ayudará a los trabajadores de Caja Rural y Caja
Badajoz". Pues faltaría más que aquí mandare Sevilla y no él... Y, así,
Caja Rural de Extremadura abandono
el SIP "de manera amistosa".
Pues
qué decir de Caja Badajoz, que se hiciere construir el rascacielos de la
ciudad, a orillas del Guadiana, para quizás algún día tener la sede central del
grupo bancario al que todos dieren su bendición un día y que quedare en agua de
borrajas..., y de la posición
de la Junta defendiendo a sus trabajadores a primeros de año, y amenazando
con romper el SIP si sus demandas en defensa
de los trabajadores no fueren atendidas... Como en el caso de Caja Rural,
"un atropello sin precedentes" ante el que la
Junta actuaría.
Se
le ha visto el plumero a la Junta en la defensa de las cajas extremeñas. No
todos somos iguales. No parece que la Junta sea de Extremadura toda, ni menos
aún un mal llamado "per se" Gobierno de Extremadura, que más
gobernare para Badajoz que para Cáceres. Antes eran las escuelas-talleres;
ahora, las Cajas. Y los síndicos, de peregrinación a Mérida para pedir socorro
ante la que se avecina. Y amenazan con nuevas huelgas: 25-26 de junio, 30-31 de
julio y 26-27 de agosto. Quizá mucho antes todo esté consumado; pero a la Junta
de Extremadura y a los de Badajoz, plin..., porque no todos somos Extremadura,
aunque Monago y Cristina lo prediquen. Sin abrir la boca hasta que no han ido a
verle los sindicatos...
Ayer
jueves 5 había asamblea general. El secretario regional de CC OO, Julián Carretero,
escribió un magnífico artículo en el que reprochaba las "malas artes"
del proceso de fusión de Caja Extremadura en Liberbank, su oscurantismo, y ayer
pedía la dimisión del presidente de la entidad "por no estar defendiendo a
los trabajadores frente a las exigencias y abusos
de la dirección"; pero se olvida que la representante de su sindicato votó a favor de los
despidos. Dios los cría y ellos se juntan... Pida usted la dimisión de Víctor
Bravo y, si la consigue, obtendrá una gran victoria como nunca en democracia.
¡Atrévase, guapo!, y si lo logra, le escribiré un poema al atrevimiento...
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